Se acaban de reunir en Lima el denominado Foro de Madrid que congrega a lo que en la geografía política moderna se denomina la derecha. En el evento participaron diversas personalidades, partidos y organizaciones liberales así como conservadoras y tuvo entre sus ponentes a políticos españoles. No obstante, más allá de los resultados y el impacto que pueda tener un evento de semejante envergadura en lo que se conoce como la “batalla cultural” en Iberoamérica, de alguna u otra forma salta a primera vista el enorme divorcio entre el arco liberal-conservador peruano con la propia sociología nacional. Divorcio que se refleja en la nula mención de lo que sucede con las sociedades emergentes del Perú popular.
Pero ¿a qué nos referimos cuando decimos que hay un divorcio entre el arco liberal-conservador y la propia sociología nacional? Lo explicamos. A juicio del suscrito, uno de los grandes problemas de la gobernabilidad y en general de la democracia y la libertad, es que aún no hay una representación política nítida de ese sector social y económico (altamente informal, vale decirlo) que en sociología se llama la sociedad emergente que en los últimos años se extendió y creció a lo largo y ancho de la patria.
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Nunca en la historia de la República ha existido una sociedad emergente, un mundo plebeyo de mercados populares que tenga derecho al voto, a la educación y a la propiedad (al margen de la eficiencia estatal en la cobertura de estos servicios). No obstante, esa sociedad emergente, ese mundo plebeyo está entretejido por una serie de instituciones populares que preceden incluso a lo político (sobre todo a la geografía derecha-izquierda nacida en 1789). La defensa de las tradiciones, la familia, la propiedad, el bien común (pero no el colectivismo), el emprendedurismo y el ultracapitalismo andino, son algunas de las instituciones que a juicio ideológico de cualquier analista progresista o de izquierda posmoderna llamaría también “premodernas”, pero que anteceden a la división moderna de izquierdas y derechas.
Ya algo de ello empezaban a teorizar los grandes sociológicos del siglo pasado (muy al margen de sus lecturas zurdas) cuando por ejemplo se referían a las sociedades emergentes y plebeyas, con sus propias instituciones en búsqueda de una modernidad distinta.
Entonces, de todo el análisis anterior podemos decir que el Perú, país de sociedades emergentes, es también un país de instituciones populares y conservadoras altamente enraizadas, sin embargo, no están representadas políticamente. Estas instituciones populares y conservadoras pueden ser conquistadas y representadas tanto por la izquierda como la derecha (porque antecede a la división política clásica y moderna) De allí también la utilización de los términos de derecha e izquierda popular para hacerles referencia cuando se pretende enunciar su representación.
Un ejemplo donde se ve nítidamente la falta de representación política de la sociología nacional es en Puno, región de instituciones populares y conservadoras pero que votan por cualquier representante antiestablishment sin importar la procedencia ideológica. La burguesía puneña votó por Castillo, no por socialista sino porque representaba valores cercanos a ellos y su profundo rechazo a la posmodernidad de las élites limeñas.
Este es el gran desierto en el Foro de Madrid en Lima. Si el arco de derecha no se atreve a representar al mundo popular y emergente, a la sociología nacional que busca horizontes de modernidad distintos, es altamente probable que alguien de izquierda radical lo podría hacer otra vez.