Cuando de un momento a otro irrumpió la posibilidad de que Pedro Castillo pase a la segunda vuelta, CARETAS Digital editorializó que “el Perú no se merece algo así”.
Apenas un par de días antes de la elección del 11 de abril resultaba necesario recordar el perfil regresivo, rudimentario y populista de un político que era desconocido, y por lo tanto nuevo, para la gran mayoría de peruanos. Pero no era así para el periodismo que cubrió la huelga magisterial de cuatro años atrás, y que lo terminó por catapultar a la arena política nacional.
La ecuación polarizadora del balotaje, en la que compitió con Keiko Fujimori, lo llevó lamentablemente a Palacio.
A partir de entonces, las formas democráticas obligaban a demandarle a Castillo la correcta interpretación del resultado electoral para articular un gobierno viable. Su anfitrión de extrema izquierda sentenciado por corrupción, Vladimir Cerrón, sería un gran obstáculo. Y la propia incapacidad del presidente, otro.
LEER | Editorial: el Perú no se merece algo así
Los casos de corrupción que llegan hasta Palacio de Gobierno dan cuenta del caótico asalto contra un Estado que se desmantela y captura día a día. Los 50 ministros que han pasado por cuatro distintos Gabinetes atestiguan el fracaso del gobierno —casi sin atenuantes— luego de apenas 10 meses de gestión. Los cimientos macroeconómicos y tecnocráticos que han sustentado los importantes avances del país en las últimas décadas se debilitan cada vez más ante un contexto interno y externo de marcadas incertidumbres.
El presidente amenaza con convertirse en el Pedro Páramo peruano, cacique corrompido de un terreno yermo y depredado. Mario Vargas Llosa, que siempre ha declarado su admiración por la novela de Juan Rulfo y hace poco llamó “analfabeto” a Castillo, reconoció la semana pasada sentir “vergüenza” por el presidente del Perú. Un sentimiento que muchos comparten pero que hasta ahora no ha llegado a procesarse en los cambios de la dirigencia que no sabe leer, escribir ni entender la realidad nacional.
La continuidad de Castillo ha tenido como gran aliada a la dispersión de la oposición. La izquierda democrática respira comatosa, sin digerir el hecho de haber soportado al presente gobierno y recibir de premio un portazo en las narices. Parte de la derecha sigue atrapada en la narrativa del fraude y el apocalipsis comunista que disuade a cualquiera que mire más allá de sus grupos de Whatapp. La obsesiva “cacería caviar” desde ambos extremos completa el mezquino cuadro que mantiene vivo al gobierno más inepto de la historia reciente.
El Congreso en su gran mayoría refleja esa disposición de las cosas, agravada por personalismos sin partidos e intereses de economías emergentes e ilegales donde, una vez más, el gobierno teje una trama clientelar.
Es momento de mirar más allá del reparto que nos ha tocado en suerte para facilitar una ruta de evacuación constitucional. Desde su trinchera, CARETAS se compromete a servir como una plataforma dialogante de voces regionales, gremiales, políticas, académicas y activistas para impulsar el objetivo nacional de una salida democrática.