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Informe: Daniel Urresti afronta el nuevo juicio por la muerte de Hugo Bustíos

Por: Gabriel Ruiz Ortega | El próximo 26 de noviembre comienza un nuevo juicio al actual congresista sindicado como autor de la muerte del periodista Hugo Bustíos. CARETAS presenta un informe de cómo ha sido el desempeño del ahora candidato en el juicio crucial para el periodismo nacional.

lunes 09 de noviembre del 2020
en Política
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Informe: Daniel Urresti afronta el nuevo juicio por la muerte de Hugo Bustíos

Ex general del EP ante el caso del que todavía no sale airoso. Foto: Luis Julián / Archivo CARETAS

El próximo jueves 26 del presente mes se reiniciará el juicio al congresista Daniel Urresti, de Podemos Perú, por el asesinato del periodista Hugo Bustíos de CARETAS, ocurrido en la mañana del sábado 24 de noviembre de 1988.

A más de 30 años del execrable crimen, la historia del asesinato de Bustíos se ha convertido en una verdadera piedra en el zapato para este congresista que también pretende llegar a la Presidencia de la República. Además, esta historia puede ser vista como una gran cacerola temática en la que han entrado a tallar todas las taras e injusticias que vivieron miles de peruanos durante la guerra librada entre las Fuerzas Armadas y las huestes terroristas de Sendero Luminoso.

Hugo Bustíos fue un abogado y un exitoso comerciante de cochinilla comprometido con la situación de los hombres y las mujeres ayacuchanos. Lo que a Bustíos le interesaba era dar cuenta de los abusos que ellos sufrían, sin importar si los vejámenes eran perpetrados por integrantes del Ejército Peruano (EP) o Sendero Luminoso (SL).


“No estoy equivocado al defender los derechos de aquellos que no tienen adónde acudir, pese a que este hecho es calificado como el peor error”, escribió Hugo Bustíos en una carta encontrada en su oficina días después de su muerte. Y continúa: “Piensan que estoy defendiendo ideologías que nada tienen que ver con mi forma de pensar, piensan que defender a los azotados y abandonados es defender a los que tomaron el camino equivocado; piensan que defender a la madre que perdió a su hijo es defender a los causantes de la desgracia; piensan que ayudar a aquellos que nunca encuentran consuelo por su dolor es atizar la fogata: piensan que con mi actitud estoy impulsando violencias. Creo que nunca comprenderán que con las armas nunca se consigue la paz”. (Archivo CARETAS).

Esta actitud lo llevó a ser catalogado como un personaje incómodo para ambos bandos en disputa. Bustíos abrigó el periodismo como un medio para precisamente exhibir la crueldad que sufrían peruanos y peruanas inocentes que eran masacrados y acusados (sin pruebas contundentes) de terroristas (por parte del EP) y soplones/traidores (por SL).

NUEVO JUICIO

Este nuevo juicio obedece a una solicitud del fiscal Luis Landa y la familia de Bustíos, que presenciaron el 4 de octubre de 2018 cómo el colegiado B de la Sala Penal Nacional absolvió a Urresti de su participación en el asesinato del periodista de CARETAS.

CARETAS conoce al detalle el caso del asesinato de Bustíos y ha expuesto también la sombra moral que pretendió dejar en el olvido el crimen: el encubrimiento del mismo por parte de las Fuerzas Armadas, que se niega a aceptar que el atentado contra Bustíos fue obra del Ejército Peruano y no de las hienas terroristas, propósito que ha quedado descartado categóricamente por la Sala Penal Nacional el 2 de octubre de 2007 al condenar al comandante Víctor La Vera Hernández (jefe de la Base Militar de Castropampa) y Amador Vidal Sanbento (“Ojos de gato”, que colocó la carga explosiva en el cuerpo acribillado del periodista Bustíos).

«Los registros textuales y gráficos que confirman que Rodríguez sí estuvo presente el día que ultimaron al periodista».

No es para nada un dato menor, porque uno de los recursos discursivos de Urresti desde que es acusado por el asesinato de Bustíos (no olvidemos que fue precisamente “Ojos de gato”, que en reveladora entrevista con el periodista Abilio Arroyo, señaló que Urresti participó en la emboscada contra Bustíos cuando se dirigía de Huanta al caserío de Erapata a reportar el asesinato perpetrado por Sendero Luminoso contra su comadre Primitiva Jorge y su hijo Gregorio) ha sido el descrédito dirigido a los testigos presentados por Landa.

Esta insistencia en el descrédito obedece a una estrategia que guarda coherencia con un artilugio de carácter populista: sintonizar con el rechazo de la población peruana hacia Sendero Luminoso.

El propio Urresti sabe por experiencia del fracaso de esta estrategia. Recordemos que en las elecciones de 2018, el general (r) marchaba puntero en las encuestas para hacerse del sillón de la Municipalidad de Lima.

2018. Careo en donde Ysabel Rodríguez Chipana señaló que Daniel Urresti la violó dos veces. Foto: ANDINA

Su ventaja en las encuestas era considerable y con mayor razón cuando días previos a la votación el colegiado B de la Sala Penal Nacional lo absolvió del asesinato de Bustíos. Sin embargo, a Urresti le desinflaron la llanta, el chicotazo vino por parte de la población, que vio cómo su absolución estaba barnizada de irregularidades y, especialmente, de una soberbia cerril que brindaba sospechas razonables sobre un posible desprecio suyo por la vida humana (por ejemplo, no olvidemos su participación en el programa El valor de la verdad en donde bastó un polígrafo bamba, con música incidental de por medio, para librarlo de toda responsabilidad, hecho que revela, a menos que haya un suceso milagroso que nos haga pensar lo contrario, la ligereza y frivolidad con la que asumió su defensa mediática de una acusación por asesinato en plenas elecciones de 2016 cuando postulaba a la Presidencia por el Partido Nacionalista).

Si el esclarecimiento del asesinato de Bustíos lleva más de 30 años, no solo se debe a la complejidad estructural del caso, sino también a fenómenos presupuestados destinados a favorecer a Urresti, como los testigos volteados (sobran las pruebas registradas por CARETAS y otros medios periodísticos sobre la logística de la defensa y allegados de Urresti para con los testigos, al punto que uno de ellos aseveró que le ofrecieron 2000 soles para desdecirse de sus declaraciones iniciales).

Un proceso tan largo como este no ha estado libre de crudos episodios. No pocos recuerdan el careo entre el hoy congresista de Podemos Perú y la testigo Ysabel Rodríguez Chipana, que tuvo lugar en la Sala Penal Nacional en enero de 2018. En aquella ocasión, Rodríguez Chipana no solo acusó a Urresti de participar en el asesinato de Bustíos, sino también de haberla violado en dos ocasiones. Urresti, para defenderse, la tildó de terrorista.

Ysabel Rodríguez Chipana ha sido víctima de las más aborrecibles invectivas, ha estado en la primera línea enfrentándose a una pensada campaña de desprestigio. A pesar de ello, Rodríguez no ha cambiado su determinación, porque no solo se basa en lo que vio (una facción de los asesinos de Bustíos disparó desde la cocina de su casa ubicada en la pista rumbo a Erapata), sino también en la documentación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación que la posiciona como una mujer que luchó contra Sendero desde las heroicas rondas campesinas.

A ello, sumemos los registros textuales y gráficos que confirman que Rodríguez sí estuvo presente el día que ultimaron al periodista. Al respecto, hay una fotografía reveladora descubierta por Sharmeli Bustíos (hija del periodista) en los archivos de CARETAS, en donde se puede apreciar a una joven Rodríguez (de 28 años y madre de familia) brindando declaraciones pocos días después del crimen en el mismo lugar de los hechos.

Consignemos también que Donata Ruiz Palomino, un as bajo la manga de la defensa de Urresti, se dedicó a difamar en medios a Rodríguez relacionándola con el senderismo activo. Rodríguez la querelló y Ruiz fue sentenciada en 2017 por difamación.

Lo que Urresti no pudo explicar sobre su as bajo la manga es cómo su encargado de prensa, «Lucho Díaz», llevaba a Ruiz a los medios de prensa para desprestigiar a Ysabel Rodríguez Chipana.

La presencia de Rodríguez es también una nefasta metáfora de lo que sufrieron las mujeres del interior durante los años de la guerra interna. Una de las bajezas con la que se pretendió disminuir a Rodríguez estuvo centrada en su silencio, en el tiempo en el que ella no dijo nada del asesinato de Bustíos y la violación que sufrió.

Sobre ello, Rodríguez ha declarado que vivió con miedo durante muchos años porque tras violarla Urresti (o el capitán «Arturo», como se le conocía), este le dijo que “si hablas te voy a hacer polvo y cenizas”. No se trata, bajo ningún motivo, de un caso aislado. La CVR ha documentado al detalle de las masacres y de los abusos sexuales que sufrieron las mujeres del interior a cuenta de las Fuerzas Armas y la lacra de terrorismo.

Esta referencia no es antojadiza, menos gratuita, porque se engarza con uno de los puntos con los que el maravilloso colegiado B de la Sala Penal Nacional desestimó el testimonio de Rodríguez, el cual, según sus integrantes, “evidencia un resentimiento de odio que impide la parcialidad de su declaración”, lo que nos lleva a una pregunta de sentido común:¿qué mujer violada va a recordar con alegría a su violador?; y también a un diagnóstico moral que habría que poner otra vez en agenda: el desprecio de las instituciones del Estado por las mujeres peruanas maltratadas, violadas y asesinadas.

El primer interesado en que este caso se resuelva debería ser el propio Urresti. Ya se ha comprobado que la metodología del Twitter sirve para calentar a la tribuna y enarbolar la bacanería barrial. Pero no ayuda mucho en cuanto a la limpieza moral y menos cuando el general (r) forja un discurso que contradice seriamente su actitud mediática.

«Nunca ha presentado una prueba concreta de su inocencia y cuando lo ha hecho, sus criterios no tardaron en ser cuestionados». (Foto: LUIS JULIÁN)

A saber, según Urresti, que tenía el grado de jefe de Inteligencia en la base militar de Castropampa a fines de los 80, él no sabía de absolutamente nada porque simplemente no salía del cuartel. Esta posición ha sido desmentida por militares (incluso de quienes cambiaron su versión de los hechos) y testigos, que aseveran que Urresti sí tenía participación en los operativos fuera de la base militar.

Entonces, ¿por qué este Hara Kiri de Urresti que destruye su imagen de militar de acción?, ¿por qué insistir en este imposible intento de autohuacha que lo deja como un gaznápiro? La imagen de hombre de acción está tan impregnada en el imaginario popular que resulta imposible creer que en su época militar solo se haya dedicado a febriles sesiones de Atari en su habitación del cuartel.

La manera en cómo Urresti ha afrontado la acusación del asesinato de Hugo Bustíos calza con su actitud política desde que se diera a conocer en 2014 como Ministro del Interior del gobierno de Ollanta Humala. Mucho verbo tribunero, poca transparencia y nula coherencia.

Nunca ha presentado una prueba concreta de su inocencia y cuando lo ha hecho, sus criterios no tardaron en ser cuestionados. Por ejemplo, en una audiencia se vale de un video de un cerdo que es baleado para decir una obviedad: que la “piel del cerdo es parecida a la humana”.

Sharmelí Bustíos, hija del periodista de Caretas. (Foto: ARCHIVO CARETAS)

Y acto seguido aseveró que las balas usadas en el asesinato del periodista no correspondían a las que utilizaba el EP en Ayacucho, además, se ha demostrado que las balas tenían las siglas FAME (Fábrica de Armas y Municiones del Ejército).

Consignemos también la amenaza de Urresti a uno de los testigos, la cual fue presentada por Landa. El testigo Bernardo Gálvez había confirmado lo dicho por Rodríguez en su testimonio contra Urresti, acto que le valió, el 4 de abril de 2015, por parte del acusado lo siguiente: “Terruco, carajo, te jodiste, ahorita te voy a mandar a la cárcel, eres hombre muerto”.

Tras la declaración del nuevo juicio en abril del 2019 a cuenta de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia, Urresti comunicó en Twitter lo siguiente: “Me absolvieron por unanimidad. La Corte Suprema anula el juicio. No pediré asilo, ni hablaré de la anemia, simplemente volveré a probar mi inocencia”.

La decisión de la CS afirma que fueron militares y no senderistas los que asesinaron a Bustíos (¿seguirá Urresti insistiendo en que fueron los terroristas?, de ser así, ¿ofrecerá pruebas más creíbles que pobres chanchos colgados listos para ser disparados?) e indicó también que el colegiado B de la Sala Penal Nacional no valoró las Guías del Combatiente en la Zona de Emergencia de 1988 y 1996. En otras palabras: no hubo una correcta revisión de las pruebas.

1988. Enrique Zileri con la madre de Hugo Bustíos. (Archivo CARETAS)

Tras su alejamiento del Ministerio del Interior en 2014 y con una popularidad creciente producto de su discurso a favor de la seguridad ciudadana y tuits barra brava en onda del antifujimorismo y antiaprismo, la carrera política de Urresti ha estado marcada por la sinuosidad. Como político no ha podido asociarse con partidos estructurados.

Tampoco es que existan muchas opciones para escoger, pero no deja de sorprender que un político que asegura preocuparse por la seguridad y por el bienestar de la población (impulsando desde el Congreso proyectos económicos (necesarios, para muchos) sin el debido sustento técnico) tiente ahora la Presidencia bajo el cobijo de Podemos Perú de José Luna, quien el día de ayer sábado fue detenido de forma preliminar en el marco de las investigaciones del caso Cuellos Blancos del Puerto.

Urresti ha hecho suyo el populismo feroz. Ese es su norte desde que apareció en la esfera política peruana. Como político tiene todo el derecho de aspirar a un cargo público, sin embargo, mientras no se libre de la acusación por el asesinato de Hugo Bustíos, el destino le seguirá ofreciendo el mismo platillo electoral (su derrota en las elecciones municipales no se olvida).

Si Urresti participó del asesinato de Bustíos, que enfrente las consecuencias, pero si sabe quién apretó el gatillo y se queda callado a razón del espíritu de cuerpo, su silencio lo hace cómplice del crimen. Por salud de las Fuerzas Armadas, que hoy están enfrentando con eficiencia a la pandemia de la Covid-19, este caso debe llegar a su fin de manera transparente.

CARETAS seguirá de cerca el desarrollo este nuevo juicio.

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Tags: Daniel urrestiHugo Bustíos
       
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