La debacle del ex primer ministro César Villanueva es impresionante, incluso para los actuales estándares nacionales. De político salido del oriente pasó a portador del “milagro” de San Martín. Su primera experiencia al frente de la PCM, con el gobierno de Ollanta Humala, resultó frustrante a partir de la poca sintonía con Nadine Heredia.
Volvió como congresista de APP y fue inesperado protagonista en el segundo intento de vacancia de Pedro Pablo Kuczynski, que terminó con la renuncia y caída en desgracia del expresidente y el incómodo nombramiento de Villanueva como primer premier de Martín Vizcarra.
Por eso la caída del propio Villanueva resulta tan impactante. La acusación de Jorge Barata sobre sobornos pagados en torno a la obra de la carretera de San José de Sisa, mientras fue gobernador regional, se hizo cada vez más complicada. Peor aún, Villanueva ha caído preso no por las investigaciones en su contra sino por intentar infiltrar el Ministerio Público para bloquearlas.
La División de Alta Complejidad (DIVIAC) de la Policía Nacional realizó un trabajo de inteligencia que tardó 116 días y tuvo como objetivo desarticular una organización criminal, similar a la de ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’. Agentes de la DIVIAC iniciaron la investigación el 3 de agosto, un día después que medios periodísticos denunciaran que César Villanueva tenía el codinome de ‘Curriculum Vita’ y recibió montos de Odebrecht que, ahora se sabe, podrían llegar a los US$320 mil.

Mientras lo negaba todo, Villanueva buscaba una forma de obtener información de primera mano sobre su grado de compromiso. El seguimiento policial detectó que la noche del jueves 3 de octubre recibe en su domicilio de Magdalena a su amigo el empresario José María Benavente y el fiscal superior Alberto Rossel Obando, quienes le informaron que ya tenían el contacto en el despacho del fiscal Germán Juárez, nada menos que su adjunto Alexander Taboada.
El viernes de 11 de octubre se realiza otra reunión en el ‘Café Lima’ del centro de Lima, a pocos metros de la fiscalía de lavado de activos. Asisten Rossel, su adjunto Ronald Chafloque y Taboada. Dos días después Rossel y Santisteban le informan de los resultados a Villanueva en su casa.
Las interceptaciones telefónicas arrojaron llamadas entre Taboada y Chafloque, amigos que trabajaron en el 2010 en Huánuco. Con todos los indicios se les intervino al final del almuerzo en la cebichería La Choza Náutica de Los Olivos. Doce agentes al mando del coronel Harvey Colchado y el fiscal supremo Jesús Fernández Alarcón intervinieron a Rossel, Fiscal Superior Penal Titular de Lima, el empresario Santisteban, quien intentó huir entre los comensales, y a Villanueva, a quien encontraron nervioso en la mesa.
Llevaba un file con documentos. Fue trasladado a su domicilio y allí permaneció cinco horas a la espera del registro de sus pertenencias. Chafloque, fiscal adjunto del Cono Norte, fue intervenido cuando salía del módulo de justicia de Carabayllo. Alberto Orlando Rossel Obando, no habido, sería el asesor ficticio de Villanueva, pues su verdadero “estratega” era su padre, el fiscal superior.
El delito por tráfico de influencias agravado y patrocinio ilegal tiene una pena privativa de libertad de 4 a 8 años. De ahí la orden de detención dispuesta por el Juez Supremo Hugo Núñez Julca, titular del Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria, a pedido del Fiscal Supremo Jesús Fernández Alarcón.

El Fiscal Superior Rossel, a quien se le halló en su despacho US$70 mil en efectivo, tiene su historia. La empleada de la Corte Superior de Lima, Estefany Acosta Chumpitaz, lo denunció en octubre de 2016 por quedarse con parte de su sueldo. Adujo que la primera vez que fue a sacar su tarjeta del Banco de la Nación fue acompañada por Rossel, que en ese entonces era Coordinador de Personal en la Corte. Esa vez él retuvo su tarjeta y le refiere que su sueldo era por S/ 1,200. Pero cuando pidió su boleta de pago observa que su sueldo en realidad era de S/ 2,700. Tras la denuncia Rossel amenazó por carta a la joven con un juicio.
Por su parte, el fiscal adjunto Alexander Taboada Guardián fue separado del equipo Lava Jato por el fiscal coordinador Rafael Vela, y ha sido puesto a disposición de la Fiscalía de la Nación. Los colaboradores del expremier Villanueva recuerdan a un hombre sin señales exteriores de riqueza y austero casi al máximo. Ni relojes ni camisas finas. Uno de sus hijos tiene un modesto puesto de comida en la Avenida del Ejército. Él y sus hermanos asistieron a colegios públicos en San Martín. Y hoy Villanueva, de 73 años, se encuentra detenido preliminarmente por siete días.
Está cantado el próximo pedido de detención preventiva. Villanueva enfrentaría penas de hasta 8 años por tráfico de influencias y de hasta 20 por delitos de corrupción.