Antes de pisar Palacio de Gobierno, Biberto Benerando Castillo León —el otro Castillo—, el ahora exasesor en la sombra del presidente, quiso ocupar una curul en el Congreso de la República, pero fracasó en su intento.
Los archivos del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), a los que tuvo acceso CARETAS, dan cuenta de que para tal propósito, Biberto fundó un partido político de la mano de Rodolfo Orellana Rengifo, el empresario procesado y encarcelado por liderar una red criminal que tuvo la complicidad de jueces, fiscales y policías que se apropiaban de millonarias propiedades inmobiliarias, tanto públicas como privadas.
En 2004, Biberto “Beto” Castillo, Rodolfo Orellana Rengifo, el coronel PNP (r) Benedicto Jiménez y otras personas más, se encontraron en el partido “Justicia Nacional”, cuyo símbolo era la letra “J”. En 2006 Biberto postuló al Congreso por esta agrupación con el número 13 y, a pesar de haber aceptado el número cabalístico que otrora le funcionó a Susy Díaz, a él la fortuna electoral le fue esquiva. Con apenas 1329 votos del pueblo, su sueño de conseguir la tan ansiada curul se desvaneció.
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Por cierto, el ex regidor municipal Jaime Salinas reveló que fue Orellana quien intentó robarle la inscripción de ese partido en esos años y, cuando fue descubierto sosteniendo reuniones en las que tramaba cómo apropiarse de ella, fue expulsado. Jiménez reconoció que ahí fue donde conoció a Orellana.
En ese tiempo las denuncias contra Rodolfo Orellana Rengifo en la Fiscalía empezaban a multiplicarse, pero no fue hasta junio de 2005 que estas se hicieron públicas por una avalancha de agraviados. El primero en conocerse llegó desde el Colegio de Abogados de Lima (CAL). El gremio destapó los manejos presupuestales irregulares y punibles de Orellana cuando estaba frente a la Dirección de Economía del CAL. Él, por supuesto, se declaró inocente de los cargos como lo hizo más tarde con el cúmulo de denuncias de familias e instituciones que perdían sus propiedades inmobiliarias a manos de su organización. Pero Biberto decidió ignorar estas graves acusaciones publicadas en medios de comunicación e, incluso, algunas formalizadas ante el Ministerio Público. Alarmas que aparentemente no lo inquietaron, pues siguió en el partido “Justicia Nacional” hasta el 9 de mayo del 2006 cuando las denuncias contra su socio político eran insostenibles.
El Tránsfuga
Ser miembro fundador del partido de Orellana sería solo la primera experiencia en un largo camino para intentar alcanzar el poder político. El transfugismo aparecería como la siguiente opción para persistir en su propósito. El Movimiento Independiente “Diálogo Vecinal”, los partidos políticos Todos por el Perú, Por ti Los Olivos y Perú Patria Segura, fueron las diversas camisetas que ha vestido Biberto Castillo.
Ha postulado con ellas a la alcaldía de Los Olivos, distrito donde vivió gran parte de su vida y donde también nacieron sus dos hijos. En las cuatro oportunidades que se presentó para alcanzar el sillón municipal, sus vecinos le dieron la espalda. Los electores de Los Olivos no se dejaron convencer con los susurros de Biberto, como sí lo haría años después en Palacio de Gobierno Pedro Castillo.
Ya en plena pandemia, el 20 de agosto del 2021, Beto (para los amigos) pensó que podía retomar el sueño de ser padre de la patria y para ello se acercó a una sexta agrupación política. Presentó su afiliación a “Somos Perú”, aparentemente sin considerar que la actual líder del partido del corazón, Patricia Li Sotelo, está procesada por fraude y falsificación de documentos
La conexión Salaverry
En las elecciones generales del año 2021, Somos Perú —partido fundado por el exalcalde Alberto Andrade— terminó siendo el vientre de alquiler para las fallidas candidaturas de Martín Vizcarra y Daniel Salaverry. En ese escenario, Biberto empezó a ganar terreno. Se presentaba como experto en gestión pública, pero lo cierto es que, salvo su cuestionado paso como coordinador parlamentario del MEF durante el gobierno de Ollanta Humala, no tenía experiencia. Tampoco preparación académica, porque desertó a la mitad de una maestría que realizaba en esa especialidad en la Universidad San Ignacio de Loyola. Sus únicos estudios concluidos son los de Derecho, carrera que terminó después de una larga pausa, a los 48 años, en la Universidad Inca Garcilaso, casa de estudios con licenciamiento denegado por la Sunedu.
Biberto, el antes alumno eterno, es ahora un candidato eterno que, sin ser elegido por el pueblo, ni tener las credenciales necesarias para ocupar cargo alguno, llegó a Palacio de Gobierno y se instaló como una sombra acezante detrás del poder político y ejercerlo en beneficio propio.