Antauro Humala, hermano del expresidente, Ollanta Humala, ha buscado su libertad más de una vez y de diversas maneras a pesar de estar recluido en el Penal Ancón II, donde cumple sentencia de 19 años por el conocido ‘Andahuaylazo’.
¿Qué fue el ‘Andahuaylazo’?
El ‘Andahuaylazo’ fue un motín encabezado por el ahora preso Antauro Humala, en la ciudad de Andahuaylas, en Apurímac. Antauro junto a 150 seguidores etnocaceristas tomaron la comandancia policial de la ciudad entre los días 1 y 4 de enero del año 2005. Esto fue durante el periodo presidencial de Alejantro Toledo y tuvo el trágico saldo de cuatro policías y dos rebeldes muertos.
¿Qué motivó a Antauro Humala a ejecutar este motín?
Los hermanos Antauro y Ollanta Humala fueron oficiales del Ejército del Perú, seguidores de los principios Etnocaseristas, que proyectaba su padre, el abogado Isaac Humala. Estos hermanos ganaron gran notoriedad al encabezar un alzamiento en Locumba, Tacana, contra el régimen ya alicaído de Alberto Fujimori el 29 de octubre del 2000.
Luego de ser apresados y procesados por rebelión, sedición e insulto al superior, fueron liberados con amnistía por el Congreso durante el transitorio de Valentín Paniagua, el 21 de diciembre del 2000.
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Posteriormente, durante el mandato de Alejandro Toledo, Ollanta Humala fue designado como Adjunto a la Agregaduría Militar Peruana en Francia, en enero de 2003, y luego como Agregado Militar de la Embajada Peruana en Corea del Sur, en junio de 2004. Mientras que su hermano se lanzaba en una misión opositora al gobierno de Toledo, exigiendo la renuncia de este y su sometimiento a un “juicio de residencia”.
Para dar publicidad a sus causas, utilizaba el semanario Ollanta, en donde utilizaba un lenguaje soez y denigrante para atacar a miembros del gobierno y a los altos mandos de las Fuerzas Armadas, a quienes acusaba de pertenecer aún a la “mafia fujimontesinista”. Su apoyo fue los muchos seguidores del etnocacerismo.
Estuvieron advertidos
En junio de 2004, Antauro Humala fue denunciado ante la Cuarta Fiscalía Provincial por delitos de sedición, conspiración para rebelión contra el Estado y el orden constitucional. También fue denunciado por la Procuraduría del Ministerio del Interior por poseer armas ilegalmente. Ante estas denuncias, Humala denunció ser un “perseguido político”.
En 29 de diciembre del año 2004, el nuevo comandante del Ejército Peruano, el General Luis Muñoz Díaz, impuso un pase de retiro al teniente Ollanta Humala, que seguía cumpliendo labores en Corea del Sur. Esto fue el detonante para que Antauro tome acciones rebeldes en contra del gobierno, reprochando a este el no apoyar a los militares que, al igual que Ollanta, habían luchado contra la dictadura fujimorista y en lugar de ello, favorecer a los cómplices de tal. Como prueba fue el caso del mismo Luis Muñoz, que fue filmado en la sala del SIN por Vladimiro Montesinos.
Aunque hubo informes de inteligencia del Ministerio del Interior advirtiendo previamente esta intención de Humala y los etnocaceristas poco antes del asalto, el ministro Javier Reátegui hizo caso omiso a estas advertencias.
Tomando la Comisaría de Andahuaylas
Antauro junto a sus huestes asediaron la comisaría de la ciudad en la madrugada del 1 de enero de 2005, aprovechando que solo 10 policías estaban haciendo guardia en el puesto, ya que por fiestas de año nuevo, el resto estaba de franco. Humala junto a unos 150 hombres tomaron la comandancia policial, que casi no prestó resistencia. El momento más tenso tal vez fue cuando una patrulla reducida intentó retomar el control de la comisaría, en el cual ambos bando tuvieron bajas. En total, 17 policías y soldados fueron tomados rehenes y tomaron las armas y municiones de la misma comisaría.
El segundo día a las cinco de la mañana, los rebeldes emboscaron una patrulla del Escuadrón Verde en las inmediaciones de la Comisaría, y asesinaron a balazos a cuatro policías. Según el único policía sobreviviente, Humala exclamó a sus huestes: “¡Hemos matado a cuatro perros del Estado!”. Los cuatro policías muertos se llamaban Carlos Cahuana Pacheco, Luis Chávez Vásquez, Ricardo Rivera Fernández y Abelardo Cerrón Carbajal.
Fin de la asonada
Mientras el motín se ejecutaba, Alejandro Toledo se hallaba de vacaciones en Punta Sal, al igual que el ministro Javier Reátegui, por lo que regresó para declarar en estado de emergencia a la región de Apurímac, y ordenó el envío de 300 agentes de la DIROES.
El 3 de enero, más de mil pobladores locales ingresaron a la Plaza de Armas con Antauro en frente. Se pensó en primera instancia que Antauro se entregaría, mas eso no sucedió. El líder del motón se reunió con Félix Murazzo, General de la Policía. Cuando Antauro regresaba triunfante a la comisaría, unos balazos abatieron a un reservista e hirieron a dos más de ellos y también a dos civiles. Sin embargo, al negociar su rendición, Humala fue arrestado en la Municipalidad de Andahuaylas.
La revuelta llegó a su fin el 4 de enero, cuando los 150 reservistas recibían la carta de Humala indicando que debían deponer armas, Antauro pasó al penal de Piedras Gorda donde recibiría 25 años de prisión, que terminaron por ser 19, los que cumple actualmente en el penal de Ancón II.