Ganancia de Pescadores. Eso es lo que hizo el Frepap el último domingo. El partido del pescadito, logró el milagro. Ganar, en terreno, el caudal de votos que muchos pretendieron captar en el aire. El “pescadito” dejó su habitat natural y – en tierra firme- ahogó a quienes creyéndose vencedores, dejaron en el aire al más importante elemento de la democracia: el pueblo. Esta vez No hubo un milagro celestial. El pescado logró un milagro terrenal.
Sin deslegitimar la importancia del resultado, he señalado en algunas entrevistas que estas han sido las elecciones más extrañas de los últimos 30 años. Con partidos políticos sin estrategias de campaña. Con encuestadoras pateando latas, sin un solo partido que les dé chamba para contar con data científica, para entender cuáles eran los intereses reales que tenía el votante. No les interesó. Con medios de comunicación y periodistas (con varias y honrosas excepciones) dando minutos y horas de aire a candidatos “conocidos” y pretendiendo poner en agenda una reforma política y otros temas de interés mediático que poco o nada interesa a la ciudadanía. Una agenda que sólo importa en los sets de televisión pero no que son de interes ni necesidad del ciudadano.
Elecciones sin esos líderes que sociedades caudillescas como la peruana espera para personalizar en alguien la orientación del voto popular. O con líderes de barro que al primer amago de incendio salen despavoridos, o con otros escondidos y escondidas por temor a afectar sus procesos penales o al apanado mediático que alguna “revelación mediática” pudiera surgir y deslegitinarlos aun más.
Elecciones con una ONPE y un JNE “educando” al ciudadano que se trataba de comicios para elegir a los candidatos de su elección. Una media verdad pues el primer paso era saber elegir al partido de su elección y luego al candidato. Al no haber voto cruzado y no poder votar por dos candidatos de partidos distintos, decirle al ciudadano que se trata de una campaña para elegir al candidato de su elección resultó confuso y poco claro para el votante.
Una campaña con tan poco tiempo para pensar y decidir a conciencia que contó con la apatía y el hartazgo de las personas con la política, generando los resultados ya conocidos. Un congreso que, a juzgar por su conformación, tendrá como principal reto lograr una agenda común que no responda a los intereses de uno u otro grupo, ni a izquierdas ni derechas, sino única y exclusivamente al ciudadano.
Muchos andan rasgandose las vestiduras de como un partido pequeño como el Frepap logró colocarse como la sorpresa de estos comicios. Hay muchas respuestas. Los partidos políticos con experiencia, los viejos y los nuevos, los naranjas, rojos y morados, no entendieron el mensaje. El pueblo quiere renovación. Pero de todos los lados. Quien se autoproclama ganador o se deleita del supuesto perdedor poco o nada habrá entendido del claro mandato del pueblo ejercido en el voto popular. La renovación de toda la clase política es un deber que ya no sólo parece calzarle al Apra y a Fuerza Popular. De las mismas aguas saladas hoy beben el Partido Morado, Juntos Por el Perú, Solidaridad Nacional, el PPC, entre otros.
Pero no sólo la clase politica debe recibir el mensaje. A la clase empresarial, los medios de comunicación y la sociedad civil organizada le corresponde también actuar de manera rápida y consciente para interpretar con claridad el mandato del pueblo y defender, con audacia, los principios de la democracia, el desarrollo económico, el crecimiento del país, y protegerlo de cualquier amenaza que pueda llevarnos de las narices a modelos extremistas y polarizadores de izquierdas y derechas.
Todo sucede por algo solemos decir las personas en el intento de interpretar positivamente lo que nos ocurre a diario. Pero las coincidencias existen, como que el domingo 26 en pleno proceso electoral en el que el partido del pescado salió de sus redes, en la Iglesias de todo el Perú la homilía que se profesó decía asi: “«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron”. ¿Coincidencia electoral o milagro terrenal?
La del estribo. ¿Qué pasaría si Kenji Fujimori emerge en algún momento como líder del Frente Popular Agricola del Perú – FREPAP?, después de todo es hijo de un ingeniero agronomo, su padre contó con el respaldo de los líderes históricos del pescadito, y tras ser desaforado, Kenji pasa más tiempo que ningún politico en actividad en los mismos mercados y territorios en los que hoy navegan los nuevos inquilinos del Legislativo. A río revuelto, ganancias de pescadores.