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Opinión | Ni chicha, ni limonada: un Congreso perdido en el laberinto de sus intereses

Por: Gabriel Ruiz Ortega | La población observa esta pasarela de inconductas congresales a las que ya encontró el truco, porque la viveza se cuenta sola: los congresistas no quieren perder sus gollerías, la hacen larga en este festín de la indignación estratégica, brindando diariamente una performance que ratifica su falta de legitimidad.

viernes 12 de agosto del 2022
en Opinión
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Pleno del Congreso verá dictámenes de reformas constitucionales sobre bicameralidad y modificación a la cuestión de confianza

No pocos analistas enfatizaban que el Congreso era la única esperanza para salir de la crisis, a la que habría abordar en distintos planos: el político, el social y el económico, tragedias a la que se suma la crisis estatal . Fuente: Congreso.

No debe haber en la historia última de la política internacional un personaje como Pedro Castillo. Visto de lejos y de cerca —aunque basta con hacerlo a la distancia—, la gestión del mandatario peruano presenta episodios que convierten en menudencia a la política ficción que vemos en las series de las plataformas.

Empapelado por todos sus lados —hay que subrayar: nunca se ha visto a un presidente con varias acusaciones fiscales—, con sus allegados fugados y otros convertidos en colaboradores eficaces, entre otras perlas, Castillo en un contexto “normal” ya habría sido puesto en orden por un Congreso responsable.

Las encuestas y en especial las calles son claras: la población quiere que se vaya Castillo y también el Congreso.

No pocos analistas enfatizaban que el Congreso era la única esperanza para salir de esta crisis.No es para menos, porque la.misma tiene distintos planos: político, social y económico, tragedias a las que se suma la del propio Estado a razón del ejército de incapaces que ha invadido todas sus instituciones (basta el ejemplo del sector salud para tener una idea del deterioro) desde que Castillo entró a gobernar. Esto no quiere decir que en gestiones presidenciales anteriores no se haya visto el tarjetazo, puesto que esta modalidad del criollismo político es costumbre y orden acordada en nuestra idiosincrasia, sin embargo, no se apreciaba en ellas lo de hoy: una destrucción galopante del Estado y quienes sufren este descalabro son los peruanos menos favorecidos.

A Castillo no le interesa sintonizar con las verdaderas urgencias sociales. Sus fuerzas físicas y mentales están abocadas a renovar su supervivencia en el máximo cargo de la Nación. (FOTO: VÍCTOR CH. VARGAS).

A Castillo no le interesa sintonizar con las verdaderas urgencias sociales. Sus fuerzas físicas y mentales están abocadas a renovar su supervivencia en el máximo cargo de la Nación. En este punto, el Congreso no es ajeno a la problemática, no lo es: es también sustancia de la misma.

Así de duro, así de real.

El Congreso ha ganado a pulso el repudio social, porque habiendo tenido más de una oportunidad para vacar a Castillo no puede hasta el momento armar una estrategia que cumpla el propósito que se pide a gritos. Castillo ya conoce su discurso y va terminar en esa ley. El cinismo en su máxima expresión para su caso y la frivolidad absoluta para el Congreso.

Gritoneos, jaloneos, burlas en las intervenciones, mociones (y más mociones), falsas sesiones de Zoom, “Niños”, acusados de violación y maltrato a mujeres… La lista del horror puede crecer, pero lo consignado es más que suficiente (el jaloneo de Maricarmen Alva a Isabel Cortez no debe verse como un hecho infrecuente, sino como una raya más al tigre).

Es decir, los peruanos observan a diario esta pasarela de inconductas a las cuales ya encontró el truco, porque la viveza se cuenta sola.

Más o menos así:

Los congresistas no quieren perder sus gollerías, la hacen larga en este festín de la indignación estratégica, brindando diariamente una performance que dignifica su falta de legitimidad: “Que se vaya Castillo para que asuma Dina Boluarte, pero no conviene porque dará cabida al poder “caviar”, o en todo caso que se vayan Castillo y Boluarte para que asuma Lady Camones siempre y cuando haga un llamado a elecciones, ojito: solo presidencial; pero Lady no conviene porque no representa los intereses del pueblo, que se quede Dina, pues, ni hablar, Dina tiene serias acusaciones, pero aguanta, querido/querida, hay que buscar una salida política porque Castillo es el problema, ya luego nos acomodamos…”.

El Congreso cree que la gente es tonta.

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Tags: Congreso De La República del Perú
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