Lima, 25 de enero de 2019
Keiko Fujimori y los congresistas Carlos Tubino y Miguel Torres argumentan a favor de la liberación o prisión domiciliaria para Alberto Fujimori, pero no entienden que la prisión es un castigo posterior a una condena. Nadie desea que alguien muera en la cárcel, pero eso no es el caso. Fujimori fue juzgado y condenado a una pena y si en algún momento su estado configura gravedad que indique muerte inminente durante el cumplimiento de su pena –cosa que hasta ahora ha sucedido– se le indulta y va a morir a su casa. A los plañideros que apuntan la edad del expresidente, les recuerdo tres ejemplos históricos de ancianos cumpliendo condena: Rafael Videla, Rudolf Hesse y Philippe Petain.
Carlos Loyola C.
caloy500@hotmail.com
Fujimori fue correctamente sentenciado, básicamente, por encubrir los crímenes puntuales de un escuadrón de la muerte, que por si fuera poco resultaron inútiles en la lucha contra la subversión. El propio Videla cifró en 30 mil los desaparecidos de la dictadura militar argentina. Y comparar a Fujimori con un dirigente nazi le hace un flaco favor al debate.
Comentar post