El pasado 10 de febrero, tras la designación de Hernán Condori como ministro de Salud, sonaron las alarmas. Dentro del ministerio una renuncia fue la que más llamó la atención, la del viceministro de Salud Pública Gustavo Rosell de Almeida, quien dejaba el cargo que había ocupado desde la gestión de Óscar Ugarte. Se entendía que, debido a los cuestionamientos del nuevo titular mostrado como promotor de productos como “el agua arracimada”, Rosell tomaba distancia; sin embargo, al día de hoy, aún se mantiene en el cargo. Durante la sesión de la Comisión de Salud en el Congreso de la República el martes 15, como quedó registrado en una fotografía, cuando Condori explicaba a los parlamentarios detalles acerca de la política del Minsa y las denuncias aparecidas en su contra, el viceministro Rosell lo acompañaba. Al ser consultado sobre su renuncia, este explicó: “Es atribución del ministro y el señor presidente aceptarla y hacer los cambios que estimen convenientes. Por mi parte, sigo cumpliendo las funciones ya que no podemos detener las intervenciones necesarias para contener la tercera ola pandémica”.
Queda claro, entonces, que la decisión final está en las manos de sus superiores, así como que su renuncia no era irrevocable: “Mientras se respete a la institución y sus equipos (no politización de la salud)”, respondió vía WhatsApp, y añadió “en el Viceministerio de Salud Pública no se ha cambiado ningún personal y no se cambiará sin mi consentimiento; de lo contrario presentaremos la renuncia irrevocable. Es importante cumplir las metas trazadas con personas competentes. Los cargos de confianza son para servir y cumplir las metas institucionales”.
El viceministro de Salud Pública, Gustavo Rosell, continua en el cargo a pedido del Ministro Condori, a quien su gremio, la academia y gran parte de la opinión pública ha pedido de manera unánime que renuncie. A una semana de su designación, Rosell lo describe así: “Hasta el momento ha sido muy cordial con todo el personal, desde luego debe responder a los cuestionamientos sobre todo los de carácter ético y técnicos, como corresponde a cualquier funcionario”.