La tecnología lo ha revolucionado todo. Al punto que el CEPLAN acaba de anunciar que el Perú podría crecer cada año un 1% adicional del PBI con el uso intensivo de la Inteligencia Artificial (IA). Objetivo que tiene relación directa con las necesidades de las empresas y sus probabilidades de éxito.
Jaime Aguirre, director del área de conocimiento de Innovación Digital de la Universidad Continental destaca los cursos en la materia que ofrece esta casa de estudios.
“Tienen una duración muy precisa”, explica. “No es carne con hueso, es pura carne. Duran aproximadamente dos meses, se llevan clases a distancia y están alineados a las necesidades que hoy tienen las empresas”.
Los docentes “son profesionales y trabajan. La base teórica se refuerza con casos reales que muestran verdaderos desafíos que pasan las empresas”.
¿Ejemplos? “Inteligencia Comercial, Machine Learning, Power BI: Visualización de Datos, programación, post producción audiovisual, web profesional y desarrollo gráfico”.
Son programas dinámicos que se adaptan al concepto de Lifelong Learning. El aprendizaje a lo largo de la vida. “La innovación no acaba”, concluye Aguirre. “Innovas algo y después de un tiempo es común. Hay que mantenerse al día en este mundo tan cambiante para aprovechar su potencial”.
Una agilidad que se multiplica en las tecnologías de la información. “Solo una empresa como IBM te puede sacar 5 mil patentes en un año. Es algo constante y uno debe estar actualizado”.
Sobre la inteligencia comercial -Business Intelligence para no dejar los hoy inescapables anglicisimos-, “es un concepto que viene evolucionado y no es algo nuevo. Antes era Data Mining y tiene por lo menos 30 años. Hoy la IA aprende del ensayo y el error. Registra en su memoria lo que funcionó y lo que no para evitar los errores. Pero lo hace a velocidades sumamente rápidas con resultados más certeros y oportunos. No hay que temerlo porque sigue siendo una herramienta que beneficia a los seres humanos”.
La conveniencia que supone la educación remota en el caso de los estudios de especialización se aceleró durante las recientes cuarentenas. “Casi el 90% de los hogares peruanos tienen acceso a internet”, dice Aguirre. “Cada vez más personas pueden acceder a educación de manera remota. Se accede al mejor docente, a la mejor clase y conectado desde distintos puntos”.
Filosofía con la que coincide María Isabel León, directora del área de conocimiento de la maestría en educación en la Universidad Continental.
“Después de la experiencia en la pandemia la forma de aprender ha variado”, observa. “La tecnología llegó para quedarse y repensar todo lo que hemos venido haciendo. De aquí en adelante tenemos una realidad híbrida en la educación superior, aunque no en la básica. No es solo una educación virtual al 100%, sino una virtualidad flexible en la que los estudiantes puedan acceder a las instalaciones”.
El toque presencial se expresa en el “método colaborativo y experiencial” de las maestrías. “No todo puede ser virtual porque sino es frío. Necesita también ese componente de presencialidad para compartir entre las personas que trabajan en el proceso”.

Las maestrías actuales hacen énfasis “en las competencias del siglo XXI. Tienen que ver con la autonomía, la iniciativa, el sentido común, la capacidad de comunicarse, de tolerar el estrés, capacidad de negociación, aceptar los puntos de vista de otras personas y desarrollar sensibilidades. Competencias que son muy importantes en la situación actual que vivimos”. Y las engloba en una poderosa palabra: civilidad.
A lo que se añade que “los docentes ya no son los de antes. Los maestros son acompañantes en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Lo que tenemos que lograr es que las personas sepan hacer, puedan hacer y sepan estar”.
En el caso de la maestría en educación, “la trabajamos con mención en educación superior. Quienes vienen de diferentes especialidades y quieren trabajar en la docencia y transmitir conocimientos tienen allí un espacio perfecto para poder desarrollar estos conocimientos”.