Qatar es un país del primer mundo, solo con dar el primer paso en este territorio serás testigo de la más alta tecnología en el conocido “aeropuerto sin contacto”. Su principal aerolínea Qatar Airways nunca ha dejado de volar a pesar de la pandemia. Desde su descubrimiento del petróleo en suelo qatarí, está monarquía ha crecido de manera descomunal.
Es así que no han escatimado en gastos para ofrecerle al mundo uno de los mundiales de fútbol con la mejor tecnología. Pero convivir con los qatarís conlleva comprender la cultura que contrasta con la que identifica a Occidente.
A pesar de ser un país laico, más del 90% de sus ciudadanos profesa el islam y tiene una cultura conservadora con ciertas restricciones que los peruanos deben tener en cuenta. Incluso tiene una “Policía de la moral” para mantener las buenas costumbres”. Aunque advirtieron que serán flexibles con los ciudadanos.
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Entre las prohibiciones está la de no beber alcohol en las calles, incluso el acceso a dichas bebidas es muy costoso. No se pueden hacer desmanes en las calles, porque se deben respetar las oraciones que realizan los ciudadanos cinco veces al día.
Las muestras de afecto tampoco están permitidas. Los varones pueden saludarse con beso en la mejilla porque es parte de la cultura árabe, pero el saludo de las mujeres únicamente se podrá hacer estrechando las manos. Tampoco se podrán decir lisuras. El uso de Whatsapp está restringido, solamente se puede conversar por mensajes de texto.
Las personas de la comunidad LGTB y las parejas del mismo sexo son intolerables en la cultura árabe. A pesar del intenso calor de Qatar, no está permitida la ropa corta especialmente en las mujeres, quiénes deben llevar los brazos y piernas cubiertos en todo momento.
De esta manera todo va quedando listo para la llegada de la hinchada peruana, que es considerada la mejor del mundo.
En octubre pasado Perú y Qatar firmaron un acuerdo donde se establece que los ciudadanos de ambos países que poseen pasaportes ordinarios válidos pueden ingresar, permanecer, salir y transitar por los respectivos territorios sin visas, con fines de turismo, por un período no mayor de noventa días.