Contrarresta un falso ‘cogoteo’, empuja al compañero y lanza un grito de advertencia. Retrocede pero no baja la guardia, antes de buscar la mejor salida. En menos de un minuto resume tres principios que trabaja el krav magá: evitar, disuadir y defender. Y es que antes de la reacción está la prevención: “Evitamos permaneciendo en estado de alerta, disuadimos con el tono de voz, con el empujón y avisando a quienes estén cerca; y defendemos con las herramientas que enseñamos”, explica Nicolás Hermoza, instructor en el Martial Arts Center (MAC) Training (con sedes en Chacarilla y La Molina). “Para el krav magá se necesitan el estado físico, la fuerza –que sacamos en ejercicios y entrenamiento– y la técnica”, detalla.

Varias de las alumnas llegaron tras un incidente peligroso. Parte clave del entrenamiento es la confianza para reaccionar de la forma más acertada, complementa el gerente y accionista del MAC Training, Giancarlo Gutiérrez. “No creamos súper mujeres sino personas conscientes, capacitadas y con la posibilidad de defenderse ante una eventualidad”, sintetiza.
El principio de alerta y prevención también se extiende al uso de las armas con letalidad restringida. Al DNI que compruebe la mayoría de edad durante la compra vale agregarle el requisito de tener criterio y técnica para utilizarlas. Iván Serván, de Lima Guns (Jirón Barlovento 127, Santiago de Surco), asegura que el gas pimienta es el que más compra el público femenino. “Produce ardor y picazón en cualquier mucosa, ya sea en la del ojo, nariz o boca. Produce asfixia leve y los ojos quedan cerrados por completo”, explica.

Las presentaciones de chorro balístico disparan como una pistola de agua. Se pueden utilizar a cierta distancia del agresor, a diferencia de otras armas como el descargador de voltaje. El que Serván activa para la foto produce un dolor equivalente al de 50 picaduras de abeja. Pero hace falta cierta técnica para usarlo. Pasa lo mismo con las varillas de fierro retráctiles, la linterna táctica (que ciega con su luz y puede ser utilizada para golpear) y el kubotán, objeto cilíndrico para golpear o aplicar presión. Las mujeres casi no compran armas de fuego, asegura Serván.

Otra de las medidas que han surgido es la de Her Taxi, servicio activo en Piura y Lima que solo contrata conductoras. Una de las 100 es Rosa Amado, madre de dos hijos. “Me pidieron tarjeta de propiedad, SOAT, antecedentes judiciales y que el carro no sea tan antiguo”, detalla. “Hay un mes de prueba donde evaluamos su desempeño, su trato con las pasajeras y los comentarios de las usuarias. Según eso determinamos si las aceptamos”, agrega Pedro Nizama, fundador de la marca. Los viajes son solo para mujeres y niños. La reserva se hace a través de WhatsApp (974 150 931) con anticipación.
Las mencionadas son medidas y acciones que se fortalecen y aumentan en un contexto como el actual: con 157 feminicidios registrados en el año, en un país donde una niña terminó golpeada y violada en Plaza Norte. O en el que una policía fue asesinada de un balazo por su esposo. Esto último sucedió el viernes 6 de diciembre. El día sigiente se congregó en el Parque Kennedy un grupo de feministas que protestó contra la violencia empleando el ahora himno ‘Un violador en tu camino’, compuesto por el colectivo chileno Lastesis. Protestas similares hubo en Chile, Francia, México, España, Líbano, Turquía, Brasil, India, etc.

En cuanto al rol del Estado, la lucha se concentra en el Ministerio de la Mujer y la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir). Esta última intervino en 22 casos de hostigamiento sexual en instituciones públicas este año. En total solo hubo 36 denuncias.
“Eso es nada. Ipsos hizo una encuesta en julio que reveló que el 50% de mujeres reportó haber sufrido acoso en el trabajo”, revela Magali Meza, a cargo de la campaña Estado sin acoso. Para el 2020, el presupuesto del gobierno para combatir la violencia contra la mujer será de S/. 572 millones. Pero la inversión tendrá que ser acompañada por acciones para la prevención y respuesta –que van desde las herramientas de defensa físicas hasta las que ofrece el Estado–, y atrevidas protestas públicas que hagan imposible la indiferencia.