
A pesar de que ha pasado más de un año desde que se publicó el Decreto Supremo 014-2021-EM, cientos de miles de personas aún no tienen idea de qué es la unificación de los combustibles y, por supuesto, conocen mucho menos sus consecuencias. Aunque el Gobierno acaba de publicar una disposición para que se aplace hasta fines de agosto, esto no es suficiente. Los precios se incrementarán y ese no es el único problema.
Según la última resolución de Osinergmin, a partir del 30 de agosto, se ofrecerán en grifos solo dos tipos de gasolina: “regular” y “premium”. El octanaje se verá reducido (o mezclado) de tal manera de que 85 y 90 serán considerados “normal” mientras que 95, 97 y 98 octanos serán mezclados y denominados “premium”.
Hay muchas cosas que preocupan de esta ley. Por ejemplo, sus consecuencias en el mercado, en la tecnología vehicular y -por supuesto- en los bolsillos de la gente. Imponer la mezcla única costará, en promedio, S/ 2.80 soles más por galón. Y ello porque las personas que consumían, normalmente, gasolina de 95 octanos, ahora deberán usar necesariamente la media de 95, 97 y 98, que será la de 96. Es decir, ahora obligatoriamente deberán pagar más porque deben usar una gasolina de mayor octanaje, algo que no estaba previsto en el ajustado bolsillo de los peruanos.
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Y es que es el peor momento para hacer esta clase de cambios. Por ejemplo, solo la gasolina de 90 octanos (una de las que desaparecerá), en junio subió hasta el S/2.14 por galón. Y en los últimos 6 meses acumuló un incremento de S/8.60 por galón. Como si no fuera suficiente, ¡ahora nadie en el Perú podrá usar gasolina de 90, sino que deberá comprar la de 91! Lo que, por supuesto, significa un precio más caro.
Estas medidas ciegas perjudicarán más a los usuarios de provincia. En Madre de Dios el 90% de usuarios usan gasolina de 84 octanos. Con el cambio cada uno de ellos tendrá que pagar hasta S/3 más por galón. En Iquitos, lo mismo. Y esto porque la mayoría de transportistas en dicha ciudad son los mototaxis. En Puno también el 41% de conductores usa gasoholes de 84. Además, si el precio de la gasolina sigue subiendo, esta variación podría seguir incrementándose también con el tiempo. Es, por lo tanto, una medida de la que ya no hay retorno. Según ERCUE (2019 y 2020) cuatro de cada cinco hogares en Perú usan gasolina como combustible vehicular. En primer lugar, la de 90 octanos, seguida por la de 84.
Las cifras muestran que el 47% de los usuarios de combustible vehicular en el país usan gasolina de 90 octanos, lo que en términos absolutos equivale a 1′658,500 vehículos.
Dada la situación, hay pequeñas estaciones de grifo en provincias que no la están pasando bien. Tienen que pagar el Reactiva Perú y el incremento del precio afectó a sus ventas. Además, aplicar la norma implica gastar en cambiar las luminarias, los tótems de precios, redistribuir el espacio en el grifo, vaciar los tanques extra, sacar los residuos, etc.
Razones de la medida
A todo ello: ¿por qué se dio esta medida? El motivo más importante –para sus impulsores– es que generaría un menor impacto ambiental. Según la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, este cambio también causará que exista menos contenido de plomo, alineándose así a la lucha contra el calentamiento global. El Ministerio de Energía y Minas señala también que ese cambio podría hacer más fácil el almacenamiento y la comercialización de los combustibles.
Si bien es muy importante generar mejores niveles de calidad ambiental, trasladar el sobrecosto arbitrariamente a los que menos tienen es ruin. Más aún cuando la canasta básica de productos sube de precio cada día. En síntesis, aunque pueda tener sustento técnico, la ley es completamente inoportuna.
Lo que sería conveniente es que esta medida se postergue para que haya un tiempo de explicación adecuado y, por supuesto, esperar a que se estabilice al menos un poco el precio de los combustibles. Aunque se sabe que a nadie le gusta tener que transportar y almacenar cinco tipos de gasolina, la medida no se ha socializado y tampoco viabilizado. Y eso no solo por parte de los consumidores, sino también de los mismos distribuidores.
La norma ha dado solo 180 días calendario para que se determinen las especificaciones de calidad de las gasolinas o gasoholes de tipo regular y premium, así como los colores distintivos que se colocarán en los tanques y máquinas despachadoras. Esto también generará un incremento de gastos a los dueños de grifos y, como es obvio, este sobrecosto será transmitido también a los consumidores. Hay unos 5 mil grifos que no han sido considerados en un plan o proceso logístico y de preparación sobre las nuevas disposiciones.
Uno de los cambios que sí se podría empezar a hacer –y que verdaderamente sería positivo– es, por ejemplo, hacer que en la web app Facilito se muestren verdaderamente los precios y sus variaciones actualizadas. Más aún ahora que los conductores siempre están en búsqueda de tener el combustible más económico. Finalmente, el tomar una mejor decisión y prorrogar la exoneración del ISC a las gasolinas de 84 y 90 octanos, al diésel y al GLP de uso vehicular. El Gobierno de momento ha dicho que esta prórroga no se va a dar. Algo inaudito. Según el medio internacional Infobae, el precio del combustible alcanzaría cifra récord el próximo mes si es que el Ejecutivo no se decide por ampliar la exoneración del ISC.
Los cambios deben ser pensados en su debido contexto. De momento hay una gran población de taxistas, motorizados, transportistas, mototaxistas y usuarios en general que están indignados con la poca eficacia en las acciones frente al precio de los combustibles. Agregar una complicación más, una medida confusa y en desmedro de sus bolsillos es incoherente. Lo que corresponde es que el Ejecutivo reflexione y dé un plazo razonable a esta serie de medidas que, dadas hoy, solo significan retroceso.