“Una ciudad del primer mundo con 10 mil hectáreas, sin tráfico y con 50% de áreas verdes”, dice uno de los videos promocionales, de esos que pululan en YouTube y se escuchan en Exitosa, con los comentarios del siempre creíble Nicolás Lúcar. Los 500 primeros lotes de Los Lagos –el primer condominio con lagunas artificiales– ya han sido vendidos. Los del segundo, El Bosque, también volaron. El precio de un lote de 500 m2 en Las Laderas y Los Frutales se oferta a US$ 25 mil, pero la tendencia es a vender terrenos cada vez más pequeños (250, 150 o menos). La Nueva Lima promete una variante local de Disneyland: Lima Land, además de terrapuerto, helipuerto y aeropuerto. Y por supuesto, una zona financiera “con 900 rascacielos” y un edificio de 121 pisos diseñado por el arquitecto Marco Angulo. Esta torre será “la más grande del Perú: Latin One”. La ciudad anuncia plantas de energía eólica y energía solar, además de un tren de alta velocidad (Skyway) y un proyecto de agua potable y saneamiento de S/ 1,000 millones que reciclará el agua del río Cañete.

La mente brillante detrás de La Nueva Lima es Claudio Zolla, presidente de la llamada Corporación Zolla. Desde su oficina en el Centro Empresarial de San Isidro, este expastor evangélico y excandidato a la vicepresidencia de Perú Nación el 2016 le cuenta a CARETAS su ideario “libertario y pro familia”. “Trump y Bolsonaro aplican nuestra propuesta”, dice. También admira a Fujimori (por algo su asesor fue Daniel Borobio Guede). Y sí: quiere ser presidente del Perú el 2021. Su tentativo plan de gobierno implica cerrar Sunedu, dar bonos para educación y salud (“que cada alumno decida dónde quiere estudiar”), cerrar 12 ministerios (“Ambiente, Trabajo, Mujer, Inclusión social…”) y quitarle al Estado la propiedad del subsuelo. “El libre mercado aguanta todo”, explica.