La primera vez que Federico Danton García Cheesman apareció en las páginas de CARETAS tenía dos años de edad y jugueteaba con el pequeño perro pelucón (‘Gypsi’) en el balcón de Palacio de Gobierno. El último hijo del expresidente Alan García hacía su primer balconazo a la luz pública. Su bautizo mediático. Hoy, doce años después, reaparece en lo que bien podrían ser sus primeros pasos en la vida política partidaria, aquella que inició cuando firmó su inscripción en el APRA sobre el féretro de su padre, en abril pasado.
Eran las cuatro de la tarde del pasado sábado 30 de noviembre cuando, en la Casa del Pueblo, se comenzó a sentir una particular agitación. De pronto, un joven alto y delgado, vestido con camisa blanca y jean negro, avanzaba por los pasillos, serio y resuelto.

En el Salón Libertad lo esperaba un nutrido grupo de apristas, en su mayoría jóvenes. Luego del discurso de dos compañeros llegó el turno de Federico. Reproducimos aquí el íntegro de su disertación cargada de emotividad:
“Compañeros, quiero decirles hoy y agradecerles a cada uno de ustedes porque hayan venido. También quiero decirles que es un gran honor estar acá entre ustedes. Quiero expresar mi amor hacia este partido y hacia cada uno de ustedes por la voluntad que han tenido al venir. Quiero pedirles al dirigirme al aprismo que, como dice la compañera Zoila (Bocángel), dejen sus discrepancias a un lado por el bien de este partido. Dejen sus discrepancias a un lado porque cuando este partido está unido es imparable. Y lo hemos demostrado frente a nuestros más feroces adversarios con más de 152 mil obras en el Perú, disminuyendo la pobreza. Solamente en la región de Áncash, de 42% a 27%. Disminuyendo la anemia en el Perú, disminuyendo la cantidad de analfabetos en este país y, mayormente, transmitiendo el mensaje que Haya de La Torre nos enseñó a cada uno de nosotros. Quiero dirigirme hacia ustedes para explicar que las decisiones que ha tomado el JNE hace unos días solamente demuestran el miedo que el señor Martín Vizcarra siente hacia este partido”, declaró.

“El miedo que siente porque sabe que esta estrella sigue y seguirá brillando mientras haya compañeros como Alexis. Sabe que esta estrella seguirá brillando mientras tengamos una juventud muy bien formada. Y sabe que mientras cada uno de ustedes tenga la voluntad de venir y transmitir el mensaje de Haya de la Torre, esta estrella seguirá brillando. Hoy quiero presentarles al compañero J.A.M y al compañero I. M. Lo cual solo es una prueba más de que este mensaje se transmite. Los dos vienen de familias apristas en las cuales uno de sus ancestros fue encarcelado por Sánchez Cerro hace ya más de 70 años. Esta es una prueba más ya que hoy ellos se inscribirán en el partido aprista para poder, junto a los jóvenes y a las nuevas generaciones, dirigir al partido aprista nuevamente al gobierno. Nuevamente para dirigir al país y nuevamente para servir a la patria. Hoy quiero pedirle a cada uno de ustedes, como dijo la compañera Zoila, que dejen sus diferencias, ya que algunos cometemos errores. Todos lo hacemos. Dejen sus diferencias y sepan perdonar, como mi padre perdonó a los peruanos que no lo dejaron volver de su exilio. Viva el Apra, viva Haya de la Torre, viva Alan García, viva la juventud”, finalizó García.

Luego de entonar la Marsellesa aprista, el joven dejó la Casa del Pueblo. Federico había llegado a Lima una semana antes para estar en la presentación del libro de su padre, Metamemorias, en el Colegio de Ingenieros del Perú en San Isidro.
También había aprovechado para visitar algunos de los lugares a los que años antes había viajado con su padre. Viajó en bus a Trujillo, donde llegó a la tumba de Haya de la Torre, al igual que lo hiciera junto con el expresidente en diciembre del 2015.
Se dio tiempo, además, para actividades partidarias. En Trujillo tenía planeado reunirse con militantes de la JAP (juventud aprista peruana) en el local del partido, pero al llegar el lugar estaba cerrado. Decidió entonces viajar con el grupo al local de La Libertad. Grande fue su sorpresa cuando al llegar vio que había congregado a casi 100 personas en tan poco tiempo. Los compañeros de Casa Grande, por cierto, no pudieron llegar a la actividad, pero eso no fue impedimento para que Federico se pudiera reunir con ellos.
Llegaron cuando él ya se encontraba cenando en un chifa. Sin reparos los invitó a acompañarlo. Si bien está consciente de que aún es un adolescente, el joven García Cheesman tiene claro sus objetivos. Ha decidido estudiar la carrera de Derecho en Lima y empezar su activismo partidario desde abajo.
A sus cortos 14 años ya da muestras de la determinación e ímpetu heredados. Basta recordar su reacción ante la presencia del expresidente Ollanta Humala en el velorio de su padre. “Se ha dedicado cinco años a difamar a mi padre. Su presencia en la Casa del Pueblo es una ofensa. Él no tiene derecho a reivindicarse ante mi padre”. Mientras llega el momento de incursionar en la política, Federico ha tomado el rol de proteger y cuidar a su madre. Fue el compromiso que asumió en el velorio de su padre.
