El 11 de diciembre el Estado peruano empezó a vender aceite de cannabis medicinal para los miles de pacientes que utilizan este tratamiento. Luego de publicarse el 17 de noviembre del 2017, el Ministerio de Salud finalmente ejecutó la Ley N°30681, la cual permite la producción, comercialización, investigación y uso del cannabis medicinal. Pero es solo un primer y tímido paso.
“El Estado ha comprado materia prima en un frasco de diez litros, la ha disuelto y envasado”, comentó Pedro Wong, químico farmacéutico y miembro del Centro de Estudios del Cannabis (CEC). “No es un producto terminado o un medicamento con registro sanitario”, agregó. Wong explicó que, al no ser una farmacia magistral, lo que se expedita en la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) podría considerarse un producto artesanal.

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Ubicada en San Miguel, la farmacia de la Digemid es por el momento el único local en el Perú donde se pueden obtener los frascos de diez mililitros de manera formal. Si el comprador está inscrito en el Registro con una receta médica que estipule explícitamente lo que necesita puede obtener el insumo a S/ 47.70. El Estado importa de EE.UU. producto que contiene aproximadamente 5% de cannabidiol (CBD) y menos de 1% de tetrahidrocannabinol (THC). Estos dos componentes son cannabinoides, psicoactivos de la planta que producen efectos analgésicos, antiespásmicos y antiinflamatorios.
Pocos días después de que se empiece a vender el aceite, el CEC publicó su primer informe en el Perú para analizar el CBD, el THC y otros componentes en los aceites del mercado nacional, incluyendo el ofrecido por Digemid. “Hemos cuantificado los porcentajes y determinado si tienen o no lo que indican”, explicó el Dr. Américo Castro, asesor principal del proyecto.
Con la autorización de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de San Marcos, el equipo analizó muestras proporcionadas por médicos y usuarios. Éstas se compararon frente a “standards”, moléculas puras (que cuestan casi S/ 4,000) de cada componente. Wong indicó que estos insumos son difíciles de estudiar en el país debido a los miedos que rodean al cannabis: “Ni siquiera el INS (Instituto Nacional de Salud), quien debería haber hecho esto antes que nosotros, ha querido trabajar con ellos”.
Luego de pasar por reactivos y un cromatógrafo que separa las micromoléculas, los datos fueron contabilizados para determinar con exactitud la cantidad de CBD o THC en cada insumo. Tras un mes de estudios, se concluyó que no todos los aceites contienen las cantidades que ofertan, a pesar de su alto precio (que llega a los tres dígitos): de las 16 muestras de aceites, cuatro no contenían el CBD ni THC anunciado.
Si bien aquel vendido por Digemid sí cumple con lo que indica, su índice de THC es bajo. “El cannabinoide que tiene más evidencia de efectividad es el THC, que es lo ‘peligroso’, como dirían algunos”, precisa Wong. “Digemid solo ha sacado un componente (CBD) que no le sirve a la mayoría de personas”, comentó. “El THC tiene más áreas médicas con comprobación de eficacia concluyente”. Wong especificó que algunos de los males que alivia son el dolor crónico, la espasticidad por esclerosis múltiple y las náuseas y vómitos por quimioterapia.

“Lo que está vendiendo Digemid es solo un tipo. Ese aceite sería para una sola condición”, comentó Francesca Brivio, paciente tratada con cannabis medicinal y presidenta de la organización Cannabis Gotas de Esperanza. Ella, por ejemplo, opta por vaporizar el cannabis para lograr un mejor efecto en su cuerpo. “No hay una dosis estandarizada de cannabis medicinal”, agrega Iván Antezana de CIDCAM Perú, asociación que ofrece productos en base a cannabis importados desde Uruguay, como aceites sublinguales con efectos ansiolíticos (para dejar adicciones) y ungüentos analgésicos.
“Debes saber qué combinaciones de cannabinoides van a ser las más adecuadas para cada patología”, afirmó. Mientras que una dosis puede ser efectiva en un paciente con dolor crónico, puede que no lo sea para alguien con epilepsia. “El Estado debe capacitar a los médicos”, comentó. Por eso, desde el 10 sea para alguien con epilepsia. “El Estado debe capacitar a los médicos”, comentó. Por eso, desde el 10 propia Digemid no quiso responder al llamado de CARETAS para explicar qué estudio había determinado la dosis elegida. (María Paula Torres)