En 20 de julio del 2002, Lima despertó con una noticia devastadora. Alrededor de las 2:00 de la madrugada, 29 jóvenes perdieron la vida en la discoteca Utopía, en el Jockey Plaza de Surco. Un encendedor y un spray de bencina en la cabina del DJ encendieron el revestimiento sintético en el interior de la discoteca. El material, altamente inflamable, generó que el fuego se expanda de manera inmediata llenando el local de humo. La tragedia fue inminente.
Entre la consternación nacional se conoció de las varias irregularidades: habían 1500 personas cuando el aforo de Utopía solo permitía hasta 1 200, no habían extintores, mangueras o luces de emergencia. Prácticamente ningún tipo de seguridad. Las horas pasaban y la incógnita ensombrecía a los familiares, amigos, hermanos, familias. ¿Quiénes son culpables?

Los nombres aparecieron. Edgar Paz Rabines y Allan Azizollahoff eran los directores. Percy North era accionista y administrador. Roberto Ferreyros accionó el encendedor. Todos estuvieron involucrados en algún nivel. La pregunta se tornó más compleja: ¿Quién era el culpable de la muerte de los muchachos?
“La principal causa de homicidios en nuestro país no son las armas, son la violación de normas de seguridad”, explicó a CARETAS el abogado del caso, César Nakazaki, quien en su momento planteó el caso como un homicidio doloso por omisión impropia; una doctrina que no se había aplicado antes en el Perú, pero que sí tenía pena efectiva. “Homicidio doloso también es matar sabiendo, no solo matar queriendo”, sostuvo. Y es por esa arista que comienza el proceso contra North por 10 años. En tanto, Ferreyros terminó cuatro años de cárcel respectivamente. Por otro lado, el centro comercial fue declarado como tercero civil responsable.
Sin embargo, los padres de las víctimas dieron cuenta que Azizollahoff y Paz Rabines no estaban en el proceso debido a que la fiscal, Olinda Lavander, archivó el caso argumentando que solo eran accionistas. Nakazaki descubrió que esa argumentación era mentira dado que los directores de Utopía eran personas jurídicas. “Ellos eran directores, administradores. Ahí comenzamos el segundo proceso Utopía”, recordó.

El proceso inició dos años después de las muertes y estando próximos a la sentencia condenatoria se anula el proceso. “Esto por un hábeas corpus fraudulento. Hecho a espaldas de las madres y los padres”, agregó Nakazaki. Los abogados tuvieron que presentar un amparo que demoró 10 años en reabrir el caso y, tras ello, se condena a Allan Azizollahoff y a Edgar Paz Rabines quienes ya se encontraban prófugos.
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La justicia hizo lo propio y se logró extraditar a Paz Rabines desde México en 2020 quien hoy cumple su pena en el Penal de Ancón. Sin embargo, la historia aún no cierra debido a que el paradero de Azizollahoff aún es desconocido. El accionista de Utopía vive en la sombra de la vergüenza sabiendo que su pena prescribió el 11 de mayo de este año, lo que significa que, al menos por este proceso penal, no será procesado ni encarcelado. La muerte de 29 jóvenes recae en sus manos, pero el no pagará por ello. “Las persecuciones no pueden ser infinita. La pena prescribe, y como a ellos les dieron cuatro años de pena efectiva, tiene un plazo de prescripción. Si no se llega a ejecutar la pena en algún momento prescribe. Hubo mucha lucha, pero él está en donde el brazo peruano no alcanza”, explicó el abogado.

Los años han pasado pero la tristeza queda y cala. “Es una frustración completa”, afirmó Rochi Guidino, madre de la fallecida Vanessa Caravedo. “Siempre hemos estado luchando hasta lo último. Esto es también que el señor Allan Azizollahoff fuera capturado y traído al Perú. Su actitud siempre ha sido evadir la justicia en todo sentido y desgraciadamente siempre la logrado por todos los medios. Para nosotros, es una lucha que no cierra capítulos. Hemos bregado por tantos años en obtener hasta lo último para cerrar estos momentos tan fuertes y llevar la paz en nuestro corazón, no lo hemos podido lograr”, sostuvo.
Roberto Valverde, padre de Marcela y vocero de Los Padres de Utopía, comentó que la ley establece que la vigencia de una sentencia es igual a la pena máxima del delito sancionado, por lo que “habría que abrirle otro proceso. Si bien este prescribe, comenzaría otro proceso judicial”, explicó. En ese escenario, Valverde critica el Estado se desentiende del tema y genera una capa de “protección” a Azizollahoff. Plantea que “por ahí debe criticarse duro al embajador (americano).¿Cómo es posible que México haya cumplido y que todos los otros involucrados hayan estado en prisión y él no?”.

El factor tiempo fue de favor para Azizollahoff, “ha logrado hacer el cuento de que estaba en Sudáfrica, cuando en realidad estaba en Estados Unidos, y la gente no se da cuenta de esto”. El señor Valverde cree que hay mucho dinero vertido para la protección del culpable. Plantea que una posibilidad para lograr su captura sea construir un alegato sustentado en el hecho de que Azizollahoff se esconde en un lugar donde no lo pueden extraditar y eso afecta al tiempo de la prescripción. “Solo queda resignarse, agachar la cabeza y pedirle a Dios que los tenga en el cielo. Mi hijita desde arriba debe ayudarme mucho”.
Un antes y un después. ¿Qué significó Utopía para el Perú?
Esta tragedia significó un punto de quiebre en la historia de nuestro país pues significó que “matar violando medidas de seguridad” finalmente tenga pena de cárcel. “Ese testimonio de como conviertes el dolor y la ira en tratar de levantar banderas para que se haga justicia es una gran enseñanza que queda departe de las madres y los padres”, subrayó el abogado.
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Por otro lado, Gino Tassara, periodista y director de cine, dirigió la película de la tragedia en 2019, comentó que, para realizar el proyecto partió de los sentimientos de vacío que queda luego de perder a un ser amado. Luego de conocer a Luis Delgado Aparicio, recordado como Saravá, al señor Roberto Valverde, de escribir semblanzas sobre los jóvenes Utopía nació la posibilidad de escribir un libro que luego se transformó en una película.
El proceso de creación de la película junto con los padres fue muy emotivo, emocional y se abordó la vida desde el punto de vista de varios de los protagonistas, como Verónica Delgado Aparicio quien fue interpretada por Ingrid Altamirano. “Juntaron (para un video) a los papás verdaderos con los hijos de la película, y cuando llegó Ingrid a la sesión, ya producida, que es la primera vez que Pilar Villarán (madre de Verónica) la ve, se puso a llorar y la abrazó. Fue demasiado fuerte”, recordó.

Luego de Utopía se cambió la Ley de señalética en el Perú y se impulsó el tema de los aforos, se establecieron departamentos de fiscalización a locales nocturnos en las municipalidades y se cambió el código penal para cambiar las denuncias de homicidio culposo a homicidio doloso. Luego de Utopía hubo cambios pero aun la lucha no acaba, y no acabará hasta que todos los responsables cumplan la condena que les corresponde. Luego de Utopía hay voces que aún reclaman por justicia en recuerdo de las víctimas: Álvaro, Guillermo, Lawrence, Arturo, Maritza, Vanessa Humbel, Daniela, Jorge Bugosen, Maria Gabriela, Carlos, Pedro Bugosen, Marcela, Eugenia, Jorge Diez, Mariana, Eduardo, Verónica Delgado Aparicio, Melissa, Flavio, Silvia, Orly, Ricardo, Maura, Sandra, Vanessa Caravedo, Luis, Verónica Egúsquiza, Roberto y Verónica Borda.