Felipe Valencia-Dongo (34) es el presidente de CADE más joven en la historia de la conferencia empresarial, que este 2022 celebra su 60º edición y retorna a la presencialidad en Paracas del 8 al 10 de noviembre. La relación entre el Estado, la sociedad y el sector privado ha sido el hilo conductor del evento anual, pero con un título como “El Perú en Emergencia, los peruanos en acción”, no quedan dudas del objetivo de interpelar a un aparato público jaqueado por la ineptitud y la corrupción.
Varias mesas del CADE transmiten un sentido de alarma.
Correcto.
Una se refieren a la destrucción del Estado y otra a la pérdida del empleo. ¿Qué motiva un discurso tan frontal?
Este CADE es particularmente relevante por tres razones. La primera es que es la edición número 60 y esto implica que ha acompañado al Perú en un tercio de su vida republicana. Lo segundo es que vuelve a la presencialidad luego de tres años y lo tercero, lo más importante, es que buscamos ser útiles y aportar a la situación de emergencia que vive el país. Vivimos una crisis social tripartita -política, social y económica- agravada por el complejo contexto internacional. Sacamos un aprendizaje de la psicología. Cuando una persona está en crisis, se recomienda regresar a lo básico. Eso ocurre también para una familia, una empresa y un país. El mensaje de CADE es volver a lo esencial, a lo indispensable: inversión privada, Estado que funcione e instituciones y democracia.
¿El gobierno actual puede recomponerse para cumplir con esas premisas? ¿Cabe esa esperanza todavía?
Es una buena pregunta. Hemos cursado una invitación al Presidente de la República para que esté en la sesión de clausura y pueda comentar como desde el gobierno se puedan desarrollar políticas para atender esos tres puntos. Dicho eso, hay que mencionar que el Estado es mucho más grande que el Ejecutivo. Están confirmadas la presidenta del Poder Judicial, la fiscal de la Nación y la defensora del Pueblo. También el ministro de Economía. El Estado que funcione implica múltiples instituciones.
¿Cómo esas tres vertientes se manifiestan en el programa?
El día 1 “seteamos” la narrativa. El día 2 tenemos el bloque de inversión privada e instituciones y el del Estado que funcione, y el día 3 el de las instituciones y democracia. En el bloque inaugural, e el economista Moisés Naím tiene una sesión bastante dura: ¿Cómo detener la destrucción de un país? Acaba de publicar un libro sobre lo que hace que los países entren en un proceso de caída. Son tres P: populismo, polarización y posverdad. Son temas que tenemos muy en agenda en nuestro país. Otra sesión importante será la de lucha contra el hambre. ¿Si un Estado no puede garantizar ni siquiera que sus ciudadanos coman que estamos haciendo? Por primera vez estará como panelista Abilia Ramos que es presidenta de la red de ollas comunes de San Juan de Lurigancho. En una mesa de control de daños del deterioro institucional va a estar presente la fiscal de la Nación, la presidenta del PJ, la defensora y está invitado el presidente del Congreso para que nos cuenten como desde sus instituciones pueden hacer aún más para cuidar la institucionalidad. Tenemos más de 45 expositores nacionales e internacionales que contribuyen a desarrollar estas tres líneas de acción. Y el Consejo Privado de Competitividad presentará medidas concretas para cada uno de los tres ejes.
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Durante años prevaleció un discurso mediático sobre lo poco que funcionaba el Estado, cuando las mejoras en los índices sociales eran avaladas por las instituciones internacionales. Hoy el desmantelamiento del Estado llega a ser justificado por sus perpetradoras porque se supone que antes tampoco funcionó. El norte que parecía claro, ya no lo es. ¿Cómo recuperarlo?
Justamente tenemos un panel sobre el cómo evitar el desmantelamiento del Estado. Mucho se habla del Estado, pero el Estado son personas. Es mucho más que la infraestructura. Efectivamente, hemos tenido y tenemos equipos de altísimo nivel: el BCR, el MEF, por muchos años el MINCETUR y el MINEDU hicieron esfuerzos importantes por tener equipos de alto nivel, el MIDIS. Buscamos establecer como cuidar esos equipos que son eficientes y están basados en resultados, para que no se desmantelen. Por eso va a ser muy importante la presencia de la presidenta del Servir, que es la institución que debe cuidar la competencia de los servidores públicos.
Otro eje marcado de los CADE ha sido combatir la percepción del centralismo limeño. ¿Cómo se verá esta vez?
Además de las tres líneas tenemos otras dos que cruzan transversalmente: regiones y jóvenes. Soy arequipeño y el 40% de los expositores peruanos provenimos de regiones. Y hemos lanzado la iniciativa de crear sedes regionales en Arequipa, Piura, Loreto, La Libertad, Junín y Cusco. Tenemos alianzas con empresarios locales para seguir desde esos puntos todas las sesiones en presencial, luego interactuar y discutir sobre las prioridades regionales. Nos van a compartir esas conclusiones y las vamos a difundir. Será un evento híbrido. Adicionalmente, absolutamente todas las sesiones van a transmitirse en simultáneo por las redes sociales para que cualquier peruano las pueda ver. No es necesario inscribirse. El objetivo es llegar a la mayor audiencia posible.
¿Su juventud representa también un cambio de guardia desde el sector empresarial?
Parte de mi responsabilidad era abrir la puerta. Estoy convencido de que los jóvenes deben tener una mayor voz. Los 22 jóvenes del 22, de 11 regiones del país, van a asistir a CADE con todos los gastos pagados y tendrán un espacio en el bloque inaugural. Postularon 630 jóvenes que dedicaron su tiempo y esfuerzo porque no fue una postulación sencilla. La ratio de selección ha sido 1 en 25 es el mismo para ingresar al MBA de Harvard. Dicho esto, creo que tenemos que hacer un trabajo multigeneracional. No creo que sea una generación que sale y otra que entra. Los retos para sacar adelante al país tienen que ser abordado por todos.