Alejandro Velasco Astete nació en el distrito de San Jerónimo en la provincia de Cusco, el 23 de septiembre de 1897. Desde temprana edad mostró su pasión y deseo de volar, pero sus ilusiones se vieron truncadas al concluir su educación secundaria y conocer la realidad de nuestra incipiente aviación de esa época por lo que tuvo que escoger otra carrera e ingresar a la Facultad de Ciencias Matemáticas y Naturales de la Universidad San Antonio Abad del Cusco, donde adquiere los conocimientos que le permiten posteriormente, trasladarse a Lima, ingresando a la Escuela de Ingenieros, donde estudió entre los años 1917-1919 en la especialidad de Mecánica y Electricidad.
Por ese entonces recién había sido creado el Servicio de Aviación Militar en el Ejército, que estaba inaugurando su escuela de pilotaje dando vacantes para civiles. De esta manera se le presenta a Velasco Astete la gran oportunidad de cumplir su sueño de convertirse en piloto militar. Postula a este primer concurso de admisión e ingresa como único civil en un grupo conformado por oficiales del Ejército y la Marina de Guerra el 27 de febrero de 1920, integrando la primera promoción que ingresaba a la Escuela de Aviación Militar para formarse como pilotos militares en el país. Egresa en 1922 al obtener su brevete como piloto militar con el grado de Subteniente de Reserva del Ejército, incorporándose al plantel de oficiales de la Escuela de Aviación Militar.

Durante sus primeros años como aviador militar participó en importantes actividades aéreas encomendadas por el alto mando del Ejército. Asimismo, se casó con la Srta. Angélica Blanco Calle, el 6 de abril de 1924, naciendo un año después su única hija de nombre Angélica Dominga. El primero de febrero de 1925 es promovido a Subteniente del Arma de Aviación del Ejército y continuó prestando sus servicios como instructor de vuelo en la Escuela de Aviación Militar Jorge Chávez.
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Cabe destacar que la Municipalidad de Cusco y el Comité Pro-Aviación de esa ciudad habían adquirido un avión Ansaldo SVA5 en 1921 al que denominaron “Cusco” para donarlo al Ejército pero debido a demoras administrativas recién llegó al país en 1923 y tiempo después la aeronave fue ensamblada en talleres de la Escuela de Aviación Militar en Las Palmas. El avión “Cusco” fue puesto a órdenes de Velasco Astete, por solicitud del Representante del Departamento de Cusco en la Cámara de Diputados, con el propósito de que lo lleve volando a la Ciudad Imperial.
Vuelo a Cusco

(Foto: MARTÍN CHAMBI – IEHAP)
Así Velasco Astete, después de haber preparado su aeronave para realizar el vuelo a Cusco, determina que la fecha para efectuarlo es el 29 de agosto de 1925; siendo autorizado para llevar a cabo su itinerario en dos etapas. En la fecha prevista decoló de Las Palmas rumbo a Pisco, llegando a esa ciudad sin ningún problema. Debido a las condiciones meteorológicas no pudo continuar con el vuelo hacia Cusco, sino hasta dos días después que decoló de Pisco a las 11 de la mañana y luego de haber vencido las altas cumbres de la cordillera de los Andes a las catorce horas y cincuenta minutos, Velasco Astete contemplaba la Capital del Imperio de los Incas.

La llegada del piloto cusqueño a su tierra natal constituyó una apoteosis sin precedentes. Luego de sobrevolar la ciudad de Cusco, aterrizó en el campo de la “La Pólvora”, en donde el pueblo se volcó para recibirlo. Al descender del avión, se dirigió a donde se encontraban las autoridades civiles y militares que le dieron la bienvenida y se trasladaron hacia la ciudad en cuyo recorrido recibió el saludo del pueblo cusqueño que lo ovacionaba sin parar. Al llegar a la Municipalidad de Cusco el alcalde lo declaró “Hijo Predilecto de la Ciudad”, seguidamente Velasco Astete agradeció muy emocionado con las siguientes palabras: “Después de siete años de ausencia del Cusco, vuelvo a ésta mi tierra tan querida, cumpliendo mi mayor deseo: por los aires. Y he emprendido esta cruzada para demostrar los progresos de la aviación en el país, así como el orgullo de pilotar, trasmontando los Andes, una máquina cusqueña”.
Durante su permanencia en el Cusco el pueblo cusqueño no dejo de agasajarlo y mostrarle su gran cariño, sus compromisos sociales y cívicos fueron muy intensos. En cada uno de esos días cumplió innumerables actividades, desde reuniones familiares, sociales, actos protocolares y actuaciones cívicas. Entre ellas podemos mencionar los emotivos recibimientos en el Colegio de Ciencias y la Universidad San Antonio Abad del Cusco de donde era exalumno. Otro momento destacado fue su participación en la ceremonia de entrega oficial del avión Ansaldo “Cusco” al Ejército en el campo de vuelo de “La Pólvora”, donde realizó un vuelo de exhibición con la aeronave al pueblo cusqueño sobrevolando diversas zonas cercanas a la ciudad de Cusco.
Continuando con su programa Velasco Astete, vuela con destino a la ciudad de Puno el día 28 de setiembre, despegando del campo de “La Pólvora” y luego de una hora con cincuenta y tres minutos de vuelo llegó a los cielos de Puno, lo que causó gran alegría a la población que se dirigió en gran número al campo “La Chacarrilla” que se había preparado para su arribo. Cuando estaba por aterrizar advierte que algunos espectadores cruzan la trayectoria del avión y en su afán de evitar desgracias el aviador opta por sacar nuevamente el avión del campo, forzando elevar la aeronave, que si bien esta acción salvó a muchas personas de un accidente, Velasco Astete no pudo evitar que su avión entrara en pérdida y se estrellara con un muro de adobe causándole una muerte inmediata.

(Foto: MARTÍN CHAMBI – IEHAP)
El trágico fin de la existencia del insigne aviador fue tan abrumadora que inicialmente no se daba crédito a la lamentable noticia. Sus restos mortales fueron trasladados de Puno a Cusco a donde arribaron el 30 de setiembre por la noche. Al día siguiente por la mañana el féretro fue trasladado a la Catedral en donde se ofició las exequias de cuerpo presente y luego fue llevado al Cementerio de La Almudena, en donde antes del entierro, se pronunciaron sentidos discursos a cargo de distinguidas personalidades al término de los cuales se procedió a colocar el féretro en el nicho asignado del campo santo, en medio del dolor general. Así honró el Cusco al que fue su Hijo Predilecto y exponente de su pueblo.
En homenaje a la memoria de Velasco Astete, el aeropuerto internacional de la Capital Imperial lleva el nombre del insigne aviador cusqueño. El 29 de agosto de 1966 el Congreso de la República lo declaró “Pionero y Mártir de la Aviación Peruana”. Asimismo, en el marco de la conmemoración del 50 aniversario de su fallecimiento en setiembre de 1975 sus restos mortales fueron exhumados y trasladados al pie del obelisco erigido en su honor que se encuentra frente al ingreso a dicho terminal aéreo.
Su paso por la vida fue breve, pero con su hazaña conquistó la gratitud imperecedera de los peruanos. Logró que el pueblo cusqueño obtenga una de sus grandes aspiraciones, conectar por esta vía aérea a su tierra natal con el mundo. A la fecha el aeropuerto de la capital imperial es el segundo con mayor tráfico de pasajeros del país. El legado del aviador cusqueño es un ejemplo para los jóvenes peruanos que demuestra que no hay nada que no se pueda lograr, con trabajo y perseverancia y que ni siquiera el cielo es el límite, es solo un paso a la gloria. (Fuente: Instituto de Estudios Históricos Aerospaciales del Perú)
*Ingeniero aeronaútico