Lo que parecía imposible ocurre: la situación se complica aún más en Venezuela. Frente a la convocatoria de elecciones parlamentarias del régimen de Maduro para el mes de diciembre próximo, calificadas desde el inicio como fraudulentas, la oposición se divide.
Guaido y sus seguidores había anunciado su abstención, Corina Machado criticó duramente a Guaido por su inoperancia y Henrique Capriles negoció con Maduro la liberación de 110 presos políticos como contribución a la paz y a la democracia. Esta liberación fue articulada por el embajador de Turquía en Venezuela, corriendo un telón internacional que revela una vigencia sorprendente.
¿Por qué se calificó de fraudulento el proceso electoral? La autoridad electoral (CNE) fue designada por la Corte Suprema, adicta al régimen de Maduro, y no por la Asamblea Nacional que preside Guaido como dispone la Constitución. Las autoridades electorales son connotadas seguidoras del régimen bolivariano. El objetivo de Maduro es capturar la Asamblea Nacional; la Unión Europea se negó a participar en la observación electoral debido a este grave defecto.
¿Cómo justifica Capriles su negociación secreta con Maduro? El líder de Primero Justicia -dos veces candidato presidencial frustrado- manifestó que los sufrimientos de la población son excesivos frente a una presidencia interina de Guaido que considera que no ha logrado sus objetivos; ha calificado esa presidencia en términos despectivos. Capriles insiste en participar en la elección pues considera que la abstención de todos los opositores que hoy postula Guaido (y que aceptan 27 partidos opositores) provocaria el mismo efecto que en 2005: entregarle toda la Asamblea Nacional al chavismo.
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María Corina Machado, otra importante opositora, también ha roto con Guaido por falta de resultados, pero que no comparte la negociación de Capriles con Maduro pues considera que solo una intervención militar externa resolvería el problema.
¿Por qué la intervención del embajador de Turquía? Desde meses atrás, el socialismo bolivariano ha venido confrontando la dura realidad de su propia incompetencia y la Comisión que ha creado para resucitar PDVSA plantea abrirla a la participación de empresas especializadas extranjeras, a través de diversas modalidades de propiedad. Este profundo cambio convierte en más urgente el control de la Asablea Nacional pues cualquier Estado extranjero, incluidos China y Rusia, exige que no existan problemas constitucionales para involucrarse en actividades productivas. Otro elemento que explica la participación de Turquía en este esquema es la fluidez del contacto de Erdogan con Donald Trump.
La profundidad del cambio considerado por los bolivarianos involucra también a la Unión Europea, aspecto en el cual Turquía sigue jugando un papel importante. La participación de China e India (como demandante de petróleo) implica el movimiento de cuantiosos capitales, argumento siempre sensible para Donald Trump. La prensa informa que el embajador de Turquía fue quien realizó los contactos con el Secretario de Estado Pompeo para adelantar las negociaciones de Capriles para la liberación de los presos políticos.
La reactivación de la producción petrolera venezolana seria una dinamizadora de los cuantiosos capitales existentes que se unirían a la producción minera y al desarrollo inmobiliario consiguiente. Esta reactivación, por su parte, serviría para superar los graves problemas económicos de Cuba. Rusia, China y Turquía tienen objetivos económicos y geopolíticos. Para los bolivarianos y cubanos se trata de supervivencia.