ANTECEDENTES
El 10 de noviembre pasado, Evo Morales abandono Bolivia para dirigirse a México cuyo presidente le concedió asilo por razones humanitarias. Morales había renunciado a la presidencia frente a los graves disturbios suscitados por el resultado de las elecciones del 20 de octubre que se adjudicó como ganadas en primera vuelta. Para despejar las dudas sobre las elecciones, Morales solicitó a la OEA una auditoría del proceso electoral.
El 9 de octubre, la Secretaria General de la OEA público su informe descalificando de manera rotunda el resultado informado por Evo Morales. La policía se había amotinado días atrás y el comandante general del Ejército hablo al país “sugiriéndole” al presidente que renunciara a su cargo para evitar mayores actos de violencia.
La creciente violencia en las calles, el informe de la OEA y la posición prescindente de las fuerzas del orden condujeron a la renuncia de Morales quien denunció que se había producido un golpe en su contra. Los sectores auto calificados de izquierda o progresistas de América Latina le agregaron el epíteto “militar” al golpe. Cabe preguntarse si efectivamente lo fue.

GOLPE MILITAR
Quienes vivimos en nuestra juventud los frecuentes golpes militares de la época recordamos que a estos los caracterizaba una irrupción de las fuerzas armada, más allá de sus funciones institucionales, para asumir el poder que era ejercido de acuerdo con la Constitución. Esta irrupción podía ser pacífica o utilizando la fuerza de las armas.
¿Existió en el caso de Bolivia tal irrupción? No; por el contrario, el empleo del término “sugerir” no puede ser asociado a una conducta militar pero se explica por el lenguaje utilizado por la ley que regula las funciones de las fuerzas armadas y del orden cuando les instruye examinar la situación general del país en materia de seguridad y “sugerir” a las autoridades competentes las medidas que estime necesarias.
En Bolivia, la sugerencia al presidente busco evitar más actos de violencia y equivalió a una abstención de actuar; ni en contra ni a favor del presidente al igual que la policía. En resumen: no hubo irrupción por la fuerza, para desplazar al presidente de sus funciones. Tampoco asumieron ninguna función de gobierno. Quien podría ser la sucesora de Morales y actual vicepresidente del Senado conmino al comandante en jefe de la FFAA a apoyar a la policía para evitar los disturbios cada vez más salvajes. Ejército y Policía patrullan las ciudades por orden de una autoridad civil.
Cabe preguntarse cuál podría haber sido la alternativa a la abstención de actuar de las fuerzas armadas frente a disturbios crecientemente violentos. Quienes apoyan a Evo callan esta pregunta clave. El silencio sólo puede explicarse porque quieren evitar recomendar lo mismo que hace el otro protegido por su silencio: Nicolás Maduro que emplea la fuerza armada contra civiles desarmados para ahogar sus protestas y que Michelle Bachellet critica en su informe.

LA RENUNCIA DE EVO MORALES
Los graves y generalizados disturbios en toda Bolivia, el informe de la OEA sobre la auditoría solicitada por Morales y la abstención de actuar de la fuerza armada condujeron a Morales a presentar su renuncia. Aspecto esencial fue el informe sobre la auditoría de la OEA que resultó una descarnada y exhaustiva descripción de los elementos básicos de un fraude electoral monumental.
En otros términos, el griterío sobre el golpe militar contra Evo omite referirse al fraude electoral a la base de las manifestaciones pacíficas contra su reelección, en sí inconstitucional. El Grupo de Puebla, reunido en Buenos Aires, vio afectados sus planteos geopolíticos, reforzados por la liberación de Lula pero descalabrados por la renuncia de Morales a quien habían felicitado por su “triunfo”. Mal comienzo para Alberto Fernández.
EL FUTURO INMEDIATO
Los difíciles equilibrios que realiza la sociedad boliviana por mantener las instituciones constitucionales requieren gran madurez ya que, con Morales, renunciaron quienes eran sus posibles sucesores constitucionales (Vicepresidente García Linera, presidente provisional del Senado y presidente de la cámara de diputados).

La Asamblea Legislativa se reunió sin la representación del MAS, que controla los dos tercios de la cámara, y proclamó a su vicepresidenta presidenta de la Reública, la senadora opositora Jeanine Áñez. Morales calificó el acto de “autoproclamación”. Pero la Asamblea respondió que aplicó el artículo 169 de la Constitución, que establece claramente la línea de sucesión. Áñez debe convocar a nuevas elecciones en el plazo de 90 días.
La naturaleza del proceso que transita la sociedad boliviana es de final abierto. Hasta hoy, no ha existido un golpe y mucho menos militar. La prudencia aconseja evitar las caracterizaciones tan fáciles como falsas. Al igual que la Union Europea hay que observar con cuidado y esperar que el proceso culmine.