A un mes del mayor desastre ecológico causado por la transnacional Repsol por el derrame de crudo en la refinería La Pampilla, se impone una pregunta: ¿Cuánto se ha avanzado desde aquel fatídico sábado 15 de enero?
Se empezó con una formalidad: Repsol reportó el 15/1 un derrame de petróleo de 2.5 metros cuadrados y 0.16 de barril en una de las zonas de descarga de La Pampilla. El 16/1 Repsol emite otro comunicado en el que aseveró que el problema “ya estaba superado” y que el mismo se había debido al oleaje que produjo la volcánica erupción submarina en Tonga, en Oceanía.
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Así comienza el primer conflicto de la larga serie de conflictos a causa del derrame. Repsol señaló que operó el 15/1 porque tenía luz verde de la Marina, que no había pronosticado oleaje anómalo. Por su parte, Giacomo Pisani, capitán del buque italiano Mare Doricum, enfatizó que sí había cumplido los protocolos de descarga establecidos.
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No hubo la pronta reacción del Gobierno porque recién el martes 18/1 el presidente Pedro Castillo sobrevuela las playas limeñas contaminadas e indicó que declarará en estado de emergencia la situación climática en el país.
Giacomo Pisani, capitán del buque italiano Mare Doricum, enfatizó que sí había cumplido los protocolos de descarga establecidos.
En redes sociales se hicieron virales las imágenes de la tragedia (fotografías de aves bañadas en petróleo, videos de las aguas manchadas y el testimonio de un grupo de veleros que declararon a medios que el 15/1 no hubo movimiento extraño en el mar, lo que contradecía lo comunicado por Repsol).
El ánimo de la población estaba conteniéndose y no pudo más en ese esfuerzo tras conocerse el miércoles 19/1 la información actualizada de Repsol: eran 6000 mil barriles de petróleo y no siete galones como indicó inicialmente.
A este drama se sumó otra tragedia: no animal ni ambiental, sino humana: cientos de pescadores se vieron perjudicados por la súbita contaminación. Pidieron una indemnización a Repsol y ayuda al Gobierno. El 20/1 Digesa recomendó (ordenó) no visitar las 21 playas de Ventanilla, Santa Rosa y Ancón. El norte peruano empezó a temblar ante la posibilidad de que la marea lleve el petróleo a sus playas.
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Especialistas oceanográficos y marinos mercantes no dudaron en señalar de que “ningún oleaje anómalo exime de responsabilidad a Repsol”, tal y como lo precisó a CARETAS DIGITAL el capitán de marina mercante César Reaño.
El 20/1, la Comisión de Fiscalización del Congreso solicitó facultades especiales para investigar este derrame en Ventanilla. También ese día, la expremier Mirtha Vásquez enfatizó que no quedará “impune este delito ambiental”.
Si para esa fecha, el derrame generaba eco internacional, este se hizo mundial tras la información que compartió Leonardo Di Caprio en sus redes sociales.
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El científico Marino Morikawa encendió las alertas al decir el 22/1 que “dentro de cuatro o cinco días el petróleo iba a llegar a Piura”.
El Parque de las Leyendas —convertido en el centro de recepción de las especies animales afectadas— reportó que la mitad de las aves rescatadas no pudo sobrevivir por la intoxicación y el estrés, entre las que se encuentra el pingüino de Humbolt, especie en franco peligro de extinción. Otras aves afectadas: el guanay, el pelícano peruano y el cormorán azul.
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Todos querían ayudar a descontaminar el mar peruano. Todas las iniciativas eran bienvenidas, incluso las que parecían extrañas: el cabello humano como succionador de hidrocarburos. Muchos empezaron a recolectar cabello de las peluquerías y a raparse, hasta que el Minan dinamitó esas nobles intenciones el 24/1, indicando que el uso de cabello humano era “poco efectivo”.
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El primer dardo oficial a la gestión de Castillo en el control de la catástrofe ambiental vino de parte de Maricarmen Alva, presidente del Congreso, quien no dudó en aseverar lo siguiente: “Presidente, su gobierno no tomó acciones inmediatas”.
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El 26/1 el biólogo Yuri Hooker subrayó que las manchas en el fondo marino demoraran en ser limpiadas 15 años.
El gobierno de Joe Biden aseguró que brindará ayudada especializada para descontaminar las áreas afectadas con crudo de petróleo.

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Para ese entonces, Castillo atravesaba otra crisis política tras la entrevista con Fernando del Rincón en CNN en Español, la cual fue emitida los días 25 y 26/1.
A ello, se agrega la última actualización de Repsol el 28/1: no fueron 6 mil barriles de petróleo, sino 11 900.
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Mirtha Vásquez renunció al premierato el 31/1 y el 1/2 juramentaba el nuevo Gabinete presidido por Héctor Valer.
(En medio de la crisis política suscitada por las declaraciones de Castillo en CNN en Español, el entonces ministro del Ambiente del Gabinete Vásquez, Rubén Ramírez, anunció la paralización de las actividades de Repsol “hasta que nos brinde las garantías técnicas que no se va a producir otro derrame en el mar”. Esta postura fue refutaba por la transnacional en cuestión de horas al aseverar que “es una medida exagerada e irrazonable” puesto que Repsol abastece en 40 % al mercado de combustibles en Perú).
Pues bien, el Gabinete Valer mostraba una peculiaridad coyuntural: el nuevo ministro de Ambiente, Wilber Dux Supo, no reunía los requisitos académicos ni la experiencia para hacerse cargo de una cartera cuya función de vigilancia era clave en la contención del derrame.
Como el Gabinete Valer duró solo cuatro días, uno de los primeros en dejar el barco fue Supo, que fue reemplazado por el científico Modesto Montoya en el Gabinete del hoy premier Aníbal Torres.
La última controversia relacionada a esta tragedia ambiental, tiene que ver con el monto de indemnización que debería pagar Repsol.
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El 3/2 Juan Fernández Trigo, secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe, indicó que el Estado español tenía toda la predisposición de ayudar al Perú en la crisis medioambiental puesto que contaban con la experiencia del hundimiento buque petrolero Prestige en Galicia, en el año 2002.
El 7/2, el Parque de las Leyendas —convertido en el centro de recepción de las especies animales afectadas— reportó que la mitad de las aves rescatadas no pudo sobrevivir por la intoxicación y el estrés, entre las que se encuentra el pingüino de Humbolt, especie en franco peligro de extinción. Otras aves afectadas: el guanay, el pelícano peruano y el cormorán azul.
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La última controversia relacionada a esta tragedia ambiental, tiene que ver con el monto de indemnización que debería pagar Repsol.
Al respecto, el 11/2 Renato Lazo, abogado especialista en combustible y gas natural, señaló a CARETAS DIGITAL que “más allá del dinero, lo que se debe hacer es garantizar la reparación del daño ambiental, incluyendo la limpieza del fondo del mar”. Para ello, hay que mejorar la logística técnica, convocar a los profesionales más capacitados y, en especial, superar el problema de la “ausencia del Estado” que se ha estado viendo en esta crisis.