Es imposible minimizar la gravedad de las consecuencias derivadas de la muerte del general Qassam Soleimani, el más importante en la jerarquía militar de Irán y solo segundo al líder supremo del país. El ataque, ordenado por el presidente estadounidense Donald Trump, como él mismo informó, ocurrió cuando el militar llegaba a Bagdad. Trump dijo que con el acto “buscaba evitar una guerra, no comenzar una”. La jerarquía iraní afirmó que, con el asesinato, Trump había comenzado una guerra.
Diversos especialistas consideran el hecho como un “acto de guerra” que pone al Oriente Medio al borde de una conflagración de grandes proporciones. Se esperan las represalias de Irán que se ha comprometido a vengar la muerte de Soleimani.

LAS DERIVACIONES
¿Puede este hecho, ocurrido a miles de kilómetros de nuestros países, afectarlos de manera particular? Para ello subrayaremos que el general Soleimani había ganado prominencia conformando una “federación” de agrupaciones armadas irregulares que operan para cumplir las órdenes de Irán. Una de esas organizaciones es Hizbollah, acusada de intervenir en el atentado contra la AMIA en Buenos Aires.
El otro elemento por considerar es que Irán desarrolló estrechas relaciones con Hugo Chávez, a través de quién penetró al conjunto de naciones “bolivarianas”. Por esta vía persistió en su objetivo de establecer relaciones con Argentina a fin de adquirir la tecnología para enriquecer el uranio que ese país había desarrollado de manera independiente. Ya lo había intentado durante la presidencia de Carlos Menem que luego prefirió asociarse con EE.UU. y rechazó las pretensiones iraníes.
La represalia iraní se hizo sentir con el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y contra la mutual israelí AMIA en 1994 que dejó 85 muertos. Este atentado fue investigado por Alberto Nisman, muerto un día antes de comparecer ante el congreso argentino para presentar una denuncia contra la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner (CFK) por celebrar un acuerdo con Irán para resolver el caso AMIA en un arreglo que consideró violatorio de disposiciones constitucionales. La causa seguida en contra de CFK por el acuerdo con Irán acaba de ser sometida a juicio oral en Buenos Aires y permite anticipar un conflicto institucional.
Cabe señalar que, en junio de 2011, el presidente Evo Morales de Bolivia recibió al entonces ministro de defensa de Irán, Ahmad Vahidi, antecesor de Soleimani. Ello provocó una queja formal de la cancillería argentina pues Vahidi estaba prófugo de la justicia argentina que lo consideraba autor intelectual del atentado contra la AMIA. Vahidi había viajado a Bolivia a inaugurar una escuela de defensa de la Alanza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Caretas se refirió al incidente (ed. 2184).
Como puede advertirse, con Cristina Kirchner en la vicepresidencia del país, las relaciones con Irán asumen ribetes especiales. Se especula que su arreglo con Alberto Fernández para conformar la fórmula presidencial triunfadora tuvo como precio eliminar las causas en su contra por corrupción y, especialmente, la que la involucra en el acuerdo con Irán. De ella se deriva la causa seguida por la muerte de Nisman que los seguidores de Cristina consideran que fue un suicidio y sus opositores (y el peritaje realizado por Gendarmería) afirman que fue un asesinato. Opositores y especialistas estiman que ella no podía ser ajena al magnicidio. Alberto arremetió contra CFK con ocasión del acuerdo con Irán. La ministro de seguridad actual ha insistido en la necesidad de revisar el peritaje de Gendarmería; debilitar el argumento del asesinato favorece a CFK.

Esto ocurre cuando están a punto de cumplirse cinco años de la muerte de Nisman y Netflix ha lanzado un documental llamado “El fiscal, la presidenta y el espía” de gran calidad periodística y que ha revivido la polémica en relación con las circunstancias de la muerte y la impunidad resultante de la falta de avances en la justicia. El fantasma de Irán y sus relaciones con CFK sobrevuela este complejo panorama.
Donald Trump, por su parte, abandonó el acuerdo de las potencias nucleares con Irán que le impedía desarrollar uranio enriquecido y cabe preguntarse si no estará considerando restablecer negociaciones con Argentina para obtener la tecnología que le permita acceder al uranio enriquecido de manera independiente.
Esta posibilidad viene a sumarse a un factor de irritación de Trump con la concesión de asilo por parte del gobierno de los Fernández a Evo Morales quien está utilizando activamente a Argentina como plataforma para intervenir en la política interna boliviana. Información reciente recoge las declaraciones de la Casa Blanca expresando su descontento con esta situación y con la proximidad de los Fernández, especialmente CFK, con Nicolás Maduro en Venezuela. Cabe señalar que acaba de restablecerse el vuelo de la empresa venezolana Conviasa entre Caracas y Buenos Aires que en tiempos de Chávez terminaba en Terán.

Siendo Argentina un país soberano, en teoría poco deberían importar estas incomodidades de Trump. En la práctica, sin embargo, el apoyo de Trump será imprescindible para “reperfilar” la deuda argentina con el FMI y no caer en default. La aguda crisis económica que aflige a Argentina pone al gobierno de los Fernández en una situación comprometida y susceptible a las presiones exteriores. El tema de Irán será un aspecto central en esas gestiones.