Sorbo tras sorbo, la paulatina reapertura económica de fin de año fue decantándose hacia un nuevo ciclo de cierre. Pasamos del brindis de lejitos nomás, sin chinchín, deseando un año menos duro, a los rociados almuerzos prolongados, los after office en terrazas, los bares reabiertos bajo la polisémica licencia de ‘restobar’, las huariques clandestinos y las infames ‘fiestas COVID-19’.
Hoy hemos vuelto al delivery, a ‘stockearte’ por si hay ley seca y a decir ‘salud’ en casa priorizando la salud. Ya sea placebo o bálsamo, el alcohol ha cumplido su rol de lubricante social en tiempos de pandemia, evitando fricciones sociales y revueltas mayores. Lidia con el estrés, el desempleo, la soledad o el simple aburrimiento. Y no solo acá: su consumo ha crecido en un 45% a nivel mundial.

A pesar de las pérdidas de hasta el 50,88% que sufrieron los bares y el incremento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a las bebidas alcohólicas —elevando el precio del pisco de S/2.17 a S/2.22 por litro— el pisco sigue rociando fuerte los paladares nacionales.
Los nuevos horarios de toque de queda y las medidas de bioseguridad dispuestas por el gobierno cambiaron por completo las reglas del juego y nos obligaron a buscar nuevas formas de disfrutar de un buen trago. Hace un año, las festividades por el chilcano y el pisco se vivieron semanas antes de que el aislamiento social fuera nuestra realidad.
Hoy, el panorama es completamente distinto. Tras la nueva cuarentena decretada que irá del 31 de enero al 14 de febrero, las festividades deberán replantearse. Delivery de bares, preparación casera y brindis por zoom, por ejemplo. La coyuntura nacional maridó el Día del Chilcano (del 11 al 17 de enero) hace algunas semanas. Y este sábado 6 de febrero se celebrará el día de nuestro coctel de bandera: el Día del Pisco Sour. Un sorbo agridulce por la coyuntura, pero una gran oportunidad para reafirmar los lazos familiares y el empuje económico nacional.

El barman Roberto Meléndez, quien heredó la vocación de su padre, Don Felipe ‘El Chino’ Meléndez, empezó a trabajar como barman a los 16 años, en un hotel de Trujillo. En 1942 ‘El Chino’ viajó a Lima y se convirtió en asistente del Bar Inglés del Hotel Maury. En el 52 se lo jalaron al Gran Hotel Bolívar.
“Figuras como John Wayne, Cantinflas, ‘Tin Tan’ (Germán Valdés) probaban el cóctel de manos de mi padre”, dice Meléndez, quien ahora prepara pisco sour con todos los piscos y todos los protocolos, incluyendo mascarilla. Meléndez estudió en Le Cordon Bleu, luego trabajó 18 años en el Bar Inglés del Hotel Country Club y, finalmente, arribó a Panchita. Hoy tiene su propio local en Miraflores (Alcanfores 199): Bar Capitán Meléndez.

“Prepárate un pisco sour en casa”, recomienda Meléndez. Él recomienda el 4-1-1 (4 onzas de pisco, 1 de zumo de limón y 1 de clara de huevo) porque considera que el coctel debe ser un aperitivo seco o semi seco. Seguiremos bebiendo tragos amargos como país. Son muchas las dudas que surgen acerca de las dificultades que nos tocará asumir en el futuro.
Y mientras llega la cura que pueda aliviar nuestra aflicción, bueno es agradecer por estar aún en familia. Y a salvo en casa. Este Día del Pisco Sour, las festividades se tendrán que postergar hasta nuevo aviso. No obstante, no dejemos que esto nos impida disfrutar desde casa de algunos de los placeres más simples de la vida.
Brindemos por tiempos mejores, brindemos con la esperanza de que la vacuna llegue pronto. Brindemos por los que hoy ya no nos acompañan. Por los que no se fueron y nunca se irán.