Sin duda alguna, Vasty Lescano es todo un personaje controversial, como sacado de una novela de política ficción.
Vasty recibe a CARETAS en Puno, ciudad que anuncia olor a multitud a cuenta de la reunión que sostendrá el presidente Pedro Castillo —hospedado en el Hotel Royal Inn— con los alcaldes y las autoridades de la zona.
“No necesito decirte quién soy”, dice Vasty. Y efectivamente, ella no necesita detallar su hoja de vida.
“Desde niña nunca dejé de sentir un compromiso social por las injusticias que sufrían los hombres y mujeres del campo. En Perú aún no somos muy conscientes de lo que ha pasado con el peruano, hay mucho dolor, un maltrato sistemático que recorre siglos. Cuando llegaron los conquistadores había 10 millones de peruanos originarios y tras la matanza quedó ¡un millón! No se puede pasar ese dolor como si nada hubiera ocurrido”, enfatiza mientras nos dirigimos a las chullpas de Sillustani, en donde Vasty nos mostrará las bondades de su emprendimiento textil.

En el trayecto de casi una hora en camioneta, Vasty no es ajena a las preguntas que sabe que tendrá que responder.
“Me preguntas por mi hermano Yonhy. Tengo diferencias con él por una propiedad de mi madre que está en disputa, pero sé también que le hicieron una guerra sucia en la campaña presidencial. Mi hermano no es corrupto, tampoco mañoso, pero creo que no fue muy firme en sus propuestas de campaña. Yo lo quiero pese a nuestras diferencias y he intentado acercarme a él”, dice mientras que con agonía llegamos a las famosas de chullpas de Sillustani, teniendo como recompensa visual la majestuosidad del lago Umayo. Es precisamente en este hermoso y místico lugar en donde se llevará a cabo una sesión de fotos sobre el emprendimiento textil de Vasty Lescano, el cual viene sacando adelante desde hace cuatro años.
“Tú sabes, estuve presa 16 años por terrorismo. Estuve casada con Edmundo Cox Beuzeville, también. No pude ver crecer a mis hijos. Yo estuve presa por pensar, nunca cogí las armas. Ha quedado demostrado que los métodos de Sendero Luminoso fracasaron y yo, Vasty Lescano, cumplí con mi condena. Debe haber una amnistía general. Terminó la guerra y esta fracasó. Tengo derecho a poder vivir y en la cárcel aprendí oficios. Cuando salí, nadie me quería dar trabajo. Soy socióloga de profesión pero por haber estado en la cárcel, muchas puertas se me cerraban. Es entonces, tras pensarlo mucho, que decidí dar forma a un emprendimiento textil, con mis diseños propios”, señala Vasty a la par que los vientos se sienten como fuertes temblores y la lluvia como si fuera una ducha irascible.
“Lo más bonito es que con este emprendimiento textil, no he abandonado mi compromiso social. Para mí, como mujer de izquierda, lo central es ayudar a mi país y a la gente de mi tierra principalmente, al campesinado más pobre, barriendo la estigmatización, desde este punto de vista: desarrollar la producción nacional y el trabajo para el pueblo como parte de la libertad económica de la nación y la democratización de la sociedad. Detrás de la calidad de los vestidos y el diseño, hay una cadena de trabajo. Pienso en el arte de la bayeta campesina, una labor manual que tiene una tradición milenaria y que emprendimientos como este ponen en valor. Que esta experiencia se replique tanto a nivel nacional e internacional, esa es mi perspectiva y también un sueño largamente añorado. Ahora que se habla de la reactivación económica, no se toma en cuenta a los más pobres. No puedo ser distante a esa realidad”, enfatiza Vasty a la vez que corresponde los saludos de no pocas personas en las calles de Puno.

Vasty es una mujer muy querida en esta ciudad, cuyos habitantes en su gran mayoría no dudan en apoyar a Pedro Castillo.
“Me parece un buen hombre, pero su entorno es tóxico. Espero que pueda hacer los cambios que prometió, pero con gente capaz”.