CADA una de las nueve habitaciones del Hotel KiCHIC y ahora la Casa KiCHIC tienen una decoración única porque lo que siempre buscó Cristina Gallo es que sus huéspedes tengan no solo una inolvidable experiencia sino que se sientan como en su casa.
Todo comenzó cuando Máncora era un pequeño pueblito de pescadores rodeado de dunas y playas paradisiacas. Esta infraestructura hotelera está integramente construida con materiales y técnicas típicas de la zona, además de ser decorada con objetos que han acompañado a la dueña en sus diferentes casas.

En los últimos tiempos la industria turística se ha enrumbado hacia lo que se conoce como “la economía de la experiencia”. El verdadero viajero ya no quiere vacaciones sin contenido así que en KiCHIC se ofrecen desde clases de yoga, de cocina, de surf, nado con tortugas y hasta cine privado en la playa.
Para conocer las tarifas especiales para peruanos escribir a: reservas@kichic.com.



