Uno de los espacios culturales más queridos por el público, el mismo que lo ha convertido en un punto de encuentro es, sin duda alguna, la Casa de la Literatura Peruana (Caslit). Muestra de lo dicho: las actividades que se realizan los fines de semana, como el Truequetón de libros, el festival de narración oral de abuelas y abuelos cuentacuentos, y performances como Invocación para Insumergibles.
Pero no solo por las actividades se asiste a la Caslit, sino también para estar allí, en un bello espacio arquitectónico que nos rescata de los apuros cotidianos. Puedes entrar y apreciar la legendaria imprenta de Julio César y José Carlos Mariátegui o simplemente sentarte a leer en las mesas de lectura, acompañado del crepúsculo limeño mientras se escucha, si es que se tiene suerte, el traqueteo del tren de turno.
La consolidación de este espacio no nace de la espontaneidad, sino que es producto de la silenciosa gestión de Milagros Saldarriaga, para quien su primer contacto con la literatura se remonta a sus tres años, “con los libros de la editorial Progreso, que llegaban a Perú. Eran traducciones de la literatura popular rusa, china, a precios accesibles. Eran ediciones bellamente ilustradas e incluso había cuentos rimados para niños más pequeños. También tengo presente las ediciones de literatura para niños de Sebastián Salazar Bondy, las de José María Arguedas y Francisco Izquierdo”, dice Saldarriaga, quien no oculta su satisfacción por su equipo de trabajo: “Verlos me conmueve mucho, porque son profesionales comprometidos, me satisface ver en marcha procesos creativos alineados en el campo de la promoción de la lectura y la formación de lectores literarios… Ver cómo se construyen proyectos nuevos, sólidos, fundamentados, y coherentes. Es como estar con una orquesta con excelentísimos músicos”.
Lo dicho por Saldarriaga no es para nada moneda al aire, la directora de la Caslit precisa que se siente muy motivada de estar en un espacio que le gusta y que le resulta difícil trabajar sola.
“Me siento cómoda trabajando en equipo, intercambiando ideas e impresiones. Y esta dinámica nos ayuda a enfrentar temas como la visita de los colegios y la promoción de lectura en las plataformas. La virtualidad es importante, pero necesitamos que la gente pueda intercambiar impresiones, discutir y nutrir el espíritu crítico. Tenemos exposiciones muy buenas en las que no solo hay literatura, también fotos, artículos periodísticos, cartas y fragmentos de películas. Es decir, el público tiene estar presente con sus capacidades perceptuales y este propósito se logra por medio del diálogo inmediato con los otros. Y ahora esperamos con ansias la gran exposición sobre César Vallejo el próximo jueves 26 de mayo. Estamos emocionados por eso”.
Vayamos a la Casa de la Literatura.