Ana De Orbegoso inauguró Memoria [en] Femenino, a la que califica como “la muestra más grande de mi vida”.
Estamos ante una muestra antológica donde esta artista peruana, radicada en Nueva York, hará una revisión de su trabajo. Al respecto, señala:
“Es como una parada en el camino para ver qué hay, qué me identifica más y hacia dónde estoy yendo”. Tan es así que apenas se libere la sala de la exposición comenzará a trabajar en una obra nueva.
La inauguración tuvo lugar en el ICPNA de Miraflores, el 24 de junio, Día del Inti Raymi, fecha que va acorde con su obra que tiene que ver con la memoria histórica.
“La historia es lo que nos da esa solidez, esa fundación porque de lo contrario seríamos hijos de nadie”, dice con firmeza y agrega: “Tenemos esta cantidad de civilizaciones antiguas que han hecho cosas maravillosas y que si las abrazamos y las honramos nos dan una fundación mucho más sólida”.
En su trabajo la artista mantiene un constante diálogo con el pasado y utiliza la iconografía, tanto histórica como la popular.
“Lo que yo estoy haciendo es recreando el objeto histórico” para que las personas se puedan conectar mejor con el mensaje que tiene la pieza.

Como artista visual, Ana De Orbegoso comenzó con la fotografía y fue a través de una cámara que comenzó a ver cosas, las cuales la llevaron a reflexionar. Ahora, después de varios años de trabajo, asegura que una sola técnica ya no le alcanza para decir todo lo que quiere decir y que, en algunos casos, los peruanos y peruanas hemos callado durante mucho tiempo.
En su prolífica obra está Feministas, donde decidió afrontar el tema de la violencia de género con su práctica artística. Es así como proyectó fotos de marchas y frases de empoderamiento en los rostros y cuerpos de mujeres creando retratos de dignidad y resiliencia. Sobre el mismo tema creó los Power Vests, una serie de chalecos de diferentes telas que tienen mensaje, “una especie de protector emocional, una armadura con afirmaciones y declaraciones que las mujeres viven a diario”, especifica.
Por otro lado, Vírgenes Urbanas es un trabajo que ella describe como una “descolonización”. “Yo veía estas pinturas fantásticas y me preguntaba ‘¿es esa nuestra cultura?’”.

Manteniendo la información base de ese arte barroco incorporó los retratos contemporáneos de mujeres peruanas y mestizas.
“A pesar de haber sido colonizados, la historia nos pertenece y tenemos que tomar las riendas de nuestro presente para hacer un futuro”, dice con seguridad. Otra de sus obras, donde busca que “este país en pausa” pueda ser rescatado divulgando el pasado, son sus huacos retrato de la cultura Mochica. Con este trabajo ella logró algo grande en su carrera, y es que tres de estas piezas fueron adquiridas por el Arts Institute de Chicago, uno de los museos más grandes del mundo, para su colección permanente. Ahora los huacos elaborados por Ana en el siglo XXI son exhibidos junto a los huacos originales.
“Es decir, volvieron a la cuna”.
Ana no tiene duda de que los huacos mochicas son los selfies del pasado. Es más, en los talleres que ella dicta a niños entre 8 y 10 años utiliza este lenguaje contemporáneo y les advierte que sean conscientes de las fotos que se toman a sí mismos porque con esas imágenes van a ser reconocidos en el futuro. Algo que fue captado de inmediato y que “creo que de esa manera vamos a entender mejor la historia”.
Y afirma que “tomando las riendas de nuestra historia entenderemos el presente y haremos un mejor futuro”.