Cuando el hombre llegó a la luna, aquel lejano 6 de julio de 1969, hubo algo tan relevante como el hecho mismo: haber visto el acontecimiento por televisión, en vivo y en directo, cada uno desde su casa. “El pequeño paso para el hombre; gran salto para la humanidad”, frase que pronunciara Neil Armstrong en aquel momento, la escuchamos todos en el mundo al mismo tiempo.
Algo semejante, aunque las situaciones sean dramáticamente distintas, ha ocurrido con la guerra que Rusia ha iniciado contra Ucrania. El personaje central ha sido el presidente norteamericano, Joe Biden. Con inusual frecuencia, Biden se dirigía al mundo por televisión y daba cuenta de los preparativos bélicos que el dictador ruso, Vladimir Putin, estaba organizando para la invasión a Ucrania. No obstante tratarse de información clasificada, a examinarse con rigor militar y bajo el sello de estrictamente reservado, Biden rompió todos los esquemas conocidos hasta el momento. Informaba sobre los que pudieran denominarse los partes de guerra, al mundo entero, en tiempo real: Putin ha desplegado más 200 mil soldados en la frontera con Ucrania, decía; Putin ya ha decidido atacar Ucrania, anunciaba; es inminente la invasión, afirmaba el veterano líder estadounidense. Con precisión y paciencia, le hablaba al mundo en directo, no al estado mayor de las fuerzas armadas con el sigilo propio de un asunto referido a estrategia ofensiva.
El manejo de las comunicaciones en estos tiempos de guerra de Rusia contra Ucrania, ha roto el paradigma del secreto militar y nos ha hecho participes a todos del espanto que conlleva el abuso del poderío bélico. Los partes de guerra que Joe Biden nos compartía a los ciudadanos del mundo antes de la agresión rusa, nos convirtió a todos, inadvertidamente, sin darnos cuenta, en soldados de la causa del pueblo abusivamente atacado.
No hay duda ninguna que existen consideraciones geopolíticas, alcances ideológicos, implicancias económicas, consecuencias comerciales, efectos financieros, en fin, un sinnúmero de factores que dibujan un complejo cuadro de envergadura planetaria, al que ciertamente es complicado acceder y más difícil entender, pero lo cierto es que la inmensa mayoría ciudadana está identificada con la defensa que los ucranianos hacen de su tierra ante el alevoso y abusivo ataque de los rusos.
Los entendidos en estos temas señalan que la estrategia militar de Putin estaba basada en una guerra corta y demoledora. Y no lo está logrando. A pesar de su apabullante superioridad militar, a Rusia no le está siendo nada fácil invadir a Ucrania. La resistencia de los ucranianos, militares y civiles, está dando una lección de entereza.
Se dice que Putin no calculó el valor de esa resistencia ni el abrumador repudio del mundo: podrá ganar la guerra, pero no logrará someter a Ucrania. Por eso es que Rusia está movilizando su arsenal nuclear y Joe Biden ha empezado a hablar, otra vez por televisión, en vivo y en directo, sin tapujos, de la tercera guerra mundial.
*Abogado y fundador del original Foro Democrático