A pocos días de las elecciones ningún candidato ha “aterrizado” propuestas concretas para generar empleo, la urgencia nacional, después de la salud, en medio de la pandemia. Todos han ofrecido millones de puestos de trabajo. Nadie ha dicho el “como”.
Desde la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), un grupo multidisciplinario de ingenieros liderados por Emerson Collado Domínguez, han definido el “como” revisando las experiencias de Corea, España, Estados Unidos, Finlandia, Austria, Suecia, Brasil, Chile, Singapur, entre otros países.
Luego de revisar como “Silicon Valley”, en Estados Unidos, los “Parques Tecnológicos” en España, los “Technopark” de Corea, entre otras experiencias, se han convertido en espectaculares fuentes de generación de empleo y bienestar, usando la innovación tecnológica de sus universidades, la conclusión ha sido una: urge crear en el Perú los “Polos Tecnológicos Regionales de Alto Valor Agregado”. Nuestro Silicon Valley o Technopark “cholo”.
“La experiencia mundial demuestra que si no usamos ciencia e innovación tecnológica no tenemos espacio en el tren bala del desarrollo global”, dice el ingeniero Collado rodeado de sus columnas de destilación en el Laboratorio de Operaciones Unitarias de la universidad.

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PERO, ¿QUÉ SON LOS POLOS TECNOLÓGICOS REGIONALES?
“Estamos hablando de emplazamientos geográficos en cada región, dotados de la infraestructura y servicios, que fomentan el desarrollo de las micro y pequeñas empresas, con la aplicación de la innovación tecnológica de alto valor agregado generada en las universidades y centros de investigación de todo el país” precisa Collado.
El objetivo de estos “polos” es producir bienes y servicios con alto valor agregado, es decir “productos estrella” que tengan mercados externos y locales garantizados. “Necesitamos romper el círculo de país dependiente de las materias primas. Todas las revoluciones industriales modernas han sido impulsadas por la producción con valor agregado” comenta el ingeniero con pasión. Tiene tantos años dedicado a la formación de ingenieros y el desarrollo de equipos industriales “made in Perú”. Por eso no ve la hora que nos enrumbemos en serio a la innovación tecnológica. Es “crear o morir” como dice Andres Oppenheimer.
¿POR QUÉ EN LAS REGIONES?
“Los polos tecnológicos tienen que ser regionales porque en 200 años de vida republicana nuestro país sigue siendo centralista. Necesitamos un auténtico desarrollo descentralizado que fomente la generación de empleo e ingresos que atiendan las urgencias regionales” dice el también investigador RENACYT del Concytec. El objetivo es que los polos se conviertan en los “motores de desarrollo económico regional” generando empleo e ingresos tributarios para el auto-sostenimiento de las regiones.
En los últimos años la conflictividad en las regiones ha crecido precisamente por la falta de oportunidades laborales. Mientras tanto el centralismo limeño sigue galopando. El ingeniero recuerda que el Perú tiene 85 de las 107 zonas ecológicas del mundo. “Con la innovación tecnológica, cada región puede sustentar su desarrollo socioeconómico, sólo necesita canalizar sus energías creativas en su propio polo tecnológico” anota Collado.
APORTE UNIVERSITARIO
La propuesta refiere que en los polos deberán confluir las micro y pequeñas empresas con las universidades y centros de investigación donde hoy “duermen” innumerables proyectos de gran potencial. “Si evaluamos los recursos que existen en cada región y revisamos las tesis y las investigaciones desarrolladas en los últimos 20 años con seguridad tenemos 3 o 4 “productos estrellas” por región listos para ingresar a un proceso productivo con valor agregado en los polos tecnológicos” dice el ingeniero. A modo de ejemplo, menciona que, en Ayacucho, tenemos la cochinilla y la posibilidad de producir ácido carminico para la industria alimentaria, cosmética y textil.
En Ica, la transformación de las cascaras de uva en bioetanol puede canalizar su uso como combustible ecológico. En Piura, el limón en “limoncello” para su empleo en la licorería y la industria alimenticia. En Huánuco, la papa en vodka y su cáscara en bioetanol, entre otros. Pero los polos, añade, no se limitarán a la agroindustria. También reunirá iniciativas empresariales vinculadas a los sectores metal-mecánicos, textil, forestal, minería, construcción, petroleros, química, gastronomía, productos pesqueros, biodiversos, farmacológicos, veterinarios, informáticos, software, industrias culturales, streaming, bio y nanotecnología, turismo, entretenimiento. “Todos los sectores que puedan recibir transferencias tecnológicas de las universidades con bienes y servicios de alto valor agregado” precisa.
De hecho, bajo esta modelo, probado en varios países, los polos se convertirán en fuentes de empleo para jóvenes estudiantes y egresados universitarios y de centros superiores que hoy deambulan con sus CV bajo el brazo. Hace algunas semanas se demostró la gran potencia que puede tener la alianza entre las pequeñas empresas y la innovación tecnológica desarrollada en las universidades. El laboratorio BTS consiguió producir pruebas moleculares de bajo costo luego de recibir transferencia tecnológica de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

SEÑORA “LEY”
Hay un detalle clave en la propuesta del grupo de ingenieros de la UNI. De acuerdo a la experiencia, la clave es que nuestro Congreso, promulgue una “Ley de creación de Polos Tecnológicos Regionales con Alto Valor Agregado” resultado del consenso entre las empresas, las universidades, el gobierno central y los regionales.
El ingeniero insiste que el enfoque está orientado a las MYPES. “No te olvides que aproximadamente el 90% de las empresas locales son micro y pequeñas empresas, a través de los polos se les abrirá las puertas a los mercados externos y locales con un conjunto de facilidades de infraestructura y servicios, financiamiento, innovación tecnológica, capacitación, marketing, logística y conocimiento del mercado local y mundial”. Pero, ¿quién garantiza que los bienes y servicios que se produzcan en los polos tendrán mercado? Ese será el trabajo de los “Centros de Prospectiva Estratégica y Vigilancia Tecnológica”. Con su seguimiento a los mercados mundial y local, las MYPES ya no producirán “a ciegas”. Negocio asegurado. Así funciona el mundo hoy.
INICIATIVA PÚBLICO Y PRIVADA
Según la experiencia mundial, quienes deben organizar los “polos tecnológicos” son el Estado, los empresarios y las universidades. En Corea del Sur, en 1998 el presidente Roo- Moo Hyun, “compró” el proyecto de los “Technopark”, sustentada en el modelo de la “triple hélice” (la alianza entre Estado, empresa y universidad). Lo convirtió en política de Estado.
Hoy en ese país florecen más de 19 prósperos “Technopark” en todas las regiones, agrupando pequeñas y medianas empresas con exportaciones multimillonarias y cientos de miles de puestos de trabajo descentralizados. No es necesario recordar que hace 45 años Corea del Sur tenía el mismo ingreso per cápita que el peruano, unos mil dólares anuales. Ahora están en los 20 mil dólares. En el Perú no pasamos de los 7 mil dólares. ¿Ha tomado nota que hoy su smartphone es probablemente un Huawei? En síntesis, los “polos” son emplazamientos donde la innovación tecnológica, generada en las universidades y centros de investigación, se canalizará “a la vena” a las MYPES para acelerar el desarrollo descentralizado.
“Estoy seguro que con esta propuesta el Perú puede alcanzar un desarrollo descentralizado y sustentable generando empleo y bienestar a millones de peruanos en todo el país. El año del bicentenario republicano es el mejor punto de partida” insiste con entusiasmo el ingeniero Collado antes de poner a trabajar su columna de destilación de 28 platos para producir, con el “ollejo” de la uva, bioetanol, una de sus innovaciones. Agarra esa “flor” nuevo presidente.
¿SÓLO ALTO VALOR AGREGADO?
Si se aplica innovación tecnológica a un producto o servicio y este puede ser vendido a tres, cuatro…10, 20 veces su valor como insumo o materia prima, estamos frente a un bien con alto valor agregado. Hoy el éxito de un proyecto no se mide por su contenido de conocimientos incorporados sino por la rentabilidad que logró en el mercado. Cuánto dinero generó. Si multiplicó ingresos es un buen proyecto. De eso se trata en los polos, de generar negocios rentables con la transferencia de la innovación tecnológica generada en las universidades.