Es una buena noticia que el Poder Judicial haya declarado fundada la acción de amparo que frena la ley de contrarreforma universitaria aprobada por insistencia en el Congreso. Las bancadas que votaron en
ese sentido el pasado 14 de julio a pesar de las -tímidas- observaciones interpuestas por el Ejecutivo fueron Fuerza Popular, Perú Libre, Acción Popular, Bloque Magisterial y Renovación Popular. Es decir, el ala derecha del Parlamento y el oficialismo en sus dos vertientes.
Más allá de los correctivos que SUNEDU deba aplicar en su gestión, la ley pretendía cambiar la
conformación del Consejo Directivo de esa institución para retornar en buena medida a la situación
previa de la Asamblea Nacional de Rectores. La misma que permitió la proliferación de universidades
negocio que no cumplían con las condiciones mínimas para la enseñanza por lo que SUNEDU denegó la licencia a 51 de ellas.
Es indudable que ese proceso permitió emparejar el suelo y garantizar a los alumnos que las universidades que hoy ofrecen programas al menos cumplen con las condiciones básicas de calidad. Y el espectro llega desde allí a la excelencia.
En ese orden de ideas, la oferta actual de educación superior en el Perú presenta interesantes diferencias
entre los programas académicos de bachillerato y los de segunda especialidad. De un lado las carreras universitarias de ciencias administrativas y derecho encabezan la lista con casi 24%. En cambio, un notable 70% de programas de segunda especialidad pertenecen al área de salud y bienestar. Le sigue muy por detrás, con 12%, los de educación

Con las maestrías el tema es distinto. Casi el 32% van por las ciencias administrativas y el derecho,
y el 13,8% por educación. Incluso antes del inicio de la pandemia se venía registrando una reducción en la matrícula universitaria, probablemente asociada a la criba de Sunedu. De los casi 160 mil estudiantes en pregrado en 2018 se pasó a 134 mil en 2020. Y de los 132 mil inscritos en posgrado se pasó a 95 mil dos años después.
El interés por los posgrados atraviesa casi todos los sectores de la fuerza profesional. Según la última
encuesta de Ipsos aplicada en las principales organizaciones delop 5 Mil del Directorio de Instituciones,
Medios y Empresas; un 87% de los ejecutivos peruanos quieren estudiar un posgrado en los próximos
dos años.
Maestrías, programas de especialización, diplomados y doctorados se encuentran en un proceso de adaptación al que se ha sometid toda la sociedad con la pandemia. Los cambios son trascendentes y siguen en marcha. En estas páginas se revisan algunas de las tendencias de la educación universitaria y, particularmente, el conocimiento continuado que se cultiva a lo largo de toda la vida.