Tras perder los pasajes para el Mundial de Qatar a llevarse a cabo en el próximo mes de noviembre, el clamor –y sentido común—popular es un solo: la permanencia del entrenador argentino Ricardo Gareca por una eliminatoria mundialista más. Según los últimos reportes, el comando técnico de Gareca se siente cómodo trabajando/viviendo en Perú, entonces, se entiende que la decisión final de la permanencia o no del comando técnico pasa por prácticamente lo que decida el Tigre.
Pero qué factores se deberían considerar para que esto suceda, teniendo en cuenta que lo mostrado por la selección peruana de fútbol desde que el Tigre asumió la conducción de la misma en 2015 es prácticamente una realidad paralela a la proyección de la dinámica actual del fútbol peruano.
Tras la derrota ante Australia, Gareca indicó que analizará su futuro al regresar a Lima. Y en las últimas horas se viene especulando que la Federación Peruana de Fútbol (FPF), por medio de su cuestionado presidente Agustín Lozano, le haría llegar antes del viernes una propuesta de proyecto. ¿En qué radica esta propuesta de proyecto que encaminaría Gareca? Hasta el momento, solo Lozano y compañía saben lo que le propondrán al Tigre, aunque no es difícil pensar sobre los temas que discutirán, puesto que más de una vez el entrenador argentino se ha mostrado a favor de una restructuración total del fútbol peruano.
Una reestructuración que, de darse, afectaría directamente a Lozano. Porque la reestructuración que pretende Gareca –y en realidad lo que anhelan también los deportistas y gestores deportivos del fútbol local— es formalizar la gestión del fútbol peruano a nivel de formación de menores, erradicar la improvisación en las ligas (Liga 1 y Liga 2) y capacitar integralmente a los entrenadores peruanos. En un mundo normal, estos requisitos no tendrían que ni discutirse, pero resulta que en la realidad paralela que cobija a la FPF sí, y ni hablar de los cuestionamientos a la administración de Lozano, algunos de ellos como para coger con pinzas.
Así suene a lugar común, a abusiva verdad de Perogrullo: ¿Agustín Lozano estaría dispuesto a perder parte de su poder de gestión con tal de garantizar la continuidad de Gareca? Los números del Tigre en la selección lo respaldan: 96 partidos dirigidos, 39 ganados, 34 perdidos, 23 empatados, 120 goles a favor y 108 en contra. Tercer puesto en la Copa América Chile 2015, llegó a cuartos de final en la Copa América Centenario 2016, finalista en la Copa América Brasil 2019 y ocupó el cuarto puesto en la Copa América Brasil 2021; a ello, el logro mayor de su paso por la selección: clasificó a la selección peruana de fútbol al Mundial de Rusia 2018 tras una prolongada ausencia de 36 años de Perú en copas mundiales. Para nada es poca lo conseguido por Gareca.
Pero en caso de quedarse un periodo más con la Blanquirroja, consideramos que Gareca debe reforzar el punto más débil de su equipo de trabajo.

A inicios de marzo de 2019, Gareca anunció la salida de su comando técnico del psicólogo deportivo argentino Marcelo Márquez. Para muchos, Márquez es el héroe silencioso del proceso eliminatorio para el Mundial de Rusia 2018. Márquez complementaba el trabajo de Gareca en los entrenamientos, potenciando la concentración de los jugadores peruanos, lo cual quedó en evidencia en el tramo final de esas eliminatorias y en especial en los partidos de repechaje de ida y vuelta contra Nueva Zelanda.
Los rumores sobre su salida estuvieron a la orden del día: a Márquez no le gustaba el ambiente que rodeaba a Lozano, otros señalaron que no se había sentido del todo satisfecho a razón de la negativa de la FPF de implementar un Departamento de Psicodeportología y algunos que se retiraba por motivos personales.
Sobre el caso Márquez, Gareca dijo lo siguiente en 2019 a Movistar Deportes:
“La salida del psicólogoMarcelo Márquezfue por decisión nuestra (comando técnico de laselección peruana). Junto a él conseguimos algunos objetivos, pero consideramos que ahora necesitamos otra cosa. Vamos a suplirlo aunque todavía no definimos si será antes de la Copa América. Considero que en este momento necesitamos otras cosas, la decisión de la salida de Marcelo Márquez ha sido mía”.
La labor de Márquez fue asumida por el psicólogo Giacomo Scerpella y se sumó al trabajo directo con los seleccionados un coach ontológico, designándose para ese cargo al exfutbolista Juan Cominges.
Lo que incomoda a la hinchada peruana, aparte de la entendible tristeza por la pérdida del pase a Qatar, es la manera cómo se asumió este trascendental partido contra Australia. Más allá de los errores tácticos de Gareca, resulta axiomático para todos los que vieron ese partido que los jugadores ingresaron al gramado del estadio Ahmed bin Ali de Al Rayán en un estado de desconcentración inadmisible, con mayor razón tratándose de una selección que ya lleva años jugando con un grupo humano base, el cual también ha atravesado situaciones difíciles marcadas por la presión.
Como se indicó en CARETAS, lo que debía trabajar Gareca para el encuentro con Australia era la dimensión emocional de los seleccionados. A nivel futbolístico no había mucho que incidir dada la superioridad de la Blanquirroja sobre los australianos. Esta eliminación no solo desnudó –ejercicio de obviedad a estas alturas— a la gestión de la FPF (no solo para Castillo la selección peruana de fútbol era un distractor para los desastres políticos que propicia, sino también para la FPF que era oxigenada de los cuestionamientos a cuenta del cariño de la población a la selección de Gareca), sino que del mismo modo evidenció el flojo trabajo en el aspecto anímico y mental de los jugadores para este encuentro que nos sacó de Qatar.
No se supo aterrizar la ansiedad. La actitud de los jugadores días antes del encuentro era una galopante extensión del triunfalismo de hinchas y periodistas deportivos. No hubo una lectura adecuada de contexto por parte de Scerpella y Cominges. Pasaron cosas que no debieron suceder, como la visita de Claudio Pizarro en Barcelona a los seleccionados, realizada durante la ausencia de Gareca –con quien hace un tiempo mantuvo algunas polémicas en Twitter— porque viajó a Qatar a ver el Australia-Emiratos Árabes. Fotos del encuentro del excapitán con los seleccionados en las redes sociales. O sea, felicidad absoluta a días de un partido que iba a definir el éxito de un largo proceso eliminatorio. No se vio bien y no que es que no se haga. Estrellas retiradas del fútbol también visitan a sus selecciones, pero se tiene el criterio de no mostrar la interna del encuentro para precisamente no reforzar la sensación de triunfalismo si es que la hubiera. La mentalidad del deportista de alta competencia se cuida hacia adentro y hacia afuera. Aquí no sucedió eso. Todo se hizo al revés.
Australia clasificó porque nos agarró desconcentrados y zapateando por la clasificación. Lo dicho se sustenta en los resultados y esperamos que Gareca tenga en cuenta este punto para corregirlo si es que sigue al frente de la Blanquirroja. Esperamos que sea así.