“El espejo agrietado de un sirviente es el símbolo del arte irlandés”, sentencia Stephen Dedalus en Ulises reelaborando una frase no menos célebre de Oscar Wilde sobre representación y realidad.
Precisamente, en su prólogo al nuevo libro de Roger Santiváñez Kloaka & los subterráneos: el instinto de vivir (Pesopluma, 2021), Luis Fernando Chueca señala que este libro abre “la posibilidad no solo de mirar un tiempo, una atmósfera y una serie de experiencias ocurridas, sino también un espejo quebrado, pero no anulado en sus posibilidades, en el que, al mirarnos hoy, no perdemos de vista las complejidades corales del relato” (26). Lo que apunta Chueca a través de estas complejidades es a valorar la estructura del volumen, que “desde su vocación fragmentaria y una decidida confrontación con cualquier intento de reconstrucción lineal y completa, va tejiendo con testimonios, poemas, crónicas, entrevistas, ensayos, fotografías, semblanzas, homenajes, documentos y piezas de archivo un material fundamental no solo para pensar algo ya ocurrido, sino para pensarnos desde las urgencias de un hoy que, aunque aparentemente más domesticado, sigue exhibiendo sonido y furia” (19).

Chueca asocia dicha estructura a la de El chico que se declaraba con la mirada (1988), poemario de Santiváñez organizado al modo de un “film en 11 espejos”, por el “vínculo implícito entre los espejos mencionados y las estrategias del collage o montaje” de Kloaka & los subterráneos, pues “como en los 11 espejos y sus múltiples y fragmentarios reflejos, en este libro entramos a un universo (un pluriverso) de fragmentos” (17-18). Así, con sus tres secciones y anexos arqueológicos y cronológicos esta nueva entrega sobre Kloaka, grupo surgido en Lima a inicios de los ochenta, anuda notablemente imagen documental y gráfica como se aprecia en “Poiesis. Poder del alma (poema-film)” (141-156), inédito desde 1983, y clave para ahondar en dicho rajado espejo mirado contraculturalmente.