Una experiencia envolvente, mágica, sensual y categórica. No de otra manera puede sintetizarse la presentación, el último martes, del afamado trío estadounidense POULENC, en la III fecha de la Temporada de Abono de la prestigiosa SOCIEDAD FILARMÓNICA DE LIMA, con el auditorio del Colegio Santa Úrsula como escenario.
El programa incluía la barroca pieza de Georg Friedrich Händel “Trío Sonata en fa mayor”. Lo siguió el “Trío Pathétique en re menor”, de Mijail Glinka. Fue luego el turno de Dmitri Shostakóvich con “Romance Op. 97a. A spin around Moscow”. A continuación, el trío matizó la noche con una obra del autor francés de quien toman su nombre: Francis Poulenc con “Trío para oboe, fagot y piano”, primero, y luego
“Canciones elegidas”, arreglo de D. Zöllner y Trío Poulenc”, “Le chemins de l’amour” y “Toreador”. El programa formal cerró con la sugestiva y espejística composición de Gioachino Rossini: Fantasía en “La italiana en Argel”. Pero el grupo obsequió a la audiencia una pieza extra de la banda sonora de la película “Tiempos modernos”, del cineasta y compositor Charles Chaplin. Toda una paleta musical que atraviesa el marco temporal de tres siglos.

Los miembros de la agrupación, Irina Kaplan Lande, al piano; Bryan Young, en fagot, y Aleh Remezau, oboe, consiguieron cautivar al público limeño con una efectiva combinación de recursos: la escogencia perfecta de las piezas clásicas y contemporáneas; el equilibrio armonioso de las melodías y ese inolvidable diálogo interdimensional que jugaba siempre con las contraposiciones y los diversos colores de los instrumentos.
La accesibilidad de cada una de estas composiciones, especialmente la de Haendel (como suele afirmarse, instrumentación no cerrada del todo) y su perfil dialogante y fluido, revelado en cada línea expresiva, las hacía idóneas para una experiencia de alta performance interpretativa, donde la calidad y el virtuosismo naturales del trío norteamericano, brillaron intensamente.
La confluencia entre el genio creativo, trasuntado en cada partitura, y la elegancia y majestuosidad con que se interpretaron, ofrecieron un concierto intenso y de singular estética, totalmente integrador, refulgente en sus variantes y sensual e intimista en ciertos pasajes.
En suma, una jornada inolvidable y celebratoria del tino y buen gusto de la Sociedad Filarmónica de Lima, que sigue presentando conciertos de interés indiscutible, seleccionando a verdaderas celebridades de la música de cámara y contemporánea, que logran conectar de inmediato con la fina sensibilidad y las fundadas expectativas del exigente público limeño. Bien hecho, SFL. Esperamos aún más.
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