La revelación narrativa del año: Jhemy Tineo Mulatillo (Moyobamba, 1986), ganador del prestigioso premio José Watanabe Varas 2021, con Los sacrificios de la carne (Lima, Asociación Peruano Japonesa 2022; 119 pp.), su primer libro de cuentos.
De un lado, bebe del relato oral amazónico y la memoria colectiva, marcado por el modelo de las narraciones de su abuela (muerta cuando el futuro escritor tenía 9 años de edad).
De otro lado, hace suyos, con gran expresividad, los recursos de la narrativa “occidental” más actual: flujo envolvente de los diálogos, las descripciones y la voz del narrador, sin las viejas marcas (guiones o comillas) que los separaban, integrando así los datos externos y el mundo interior (incluyendo lo onírico), saltos temporales y desplazamientos por la aldea Zapote, un febril microcosmos retratado en carne viva. Más aún, teje múltiples nexos entre los cuentos, invitando a una vertebración casi novelesca del conjunto.

Zapote es una aldea de niños y adultos mayores. Los “Pelones” (enfrascados en una pelea sin explicación alguna) a la fuerza reclutaron “a nuestros padres y a todos los varones adultos menores de sesenta años” (p. 16). Y el abandono se consumó pronto: “desde hacía unos meses, vivíamos completamente solos: a pesar de las oraciones de Moisés y las mías, nuestras madres se habían fugado, una detrás de la otra, con marido” (p. 14).
Al hervor lujurioso de los niños y adolescentes (con alusiones irreverentes a la Biblia y las enseñanzas de un pastor pedófilo), desnudado con una impudicia digna de acompañar a la Biblia de guarango, de Gregorio Martínez; se suma la aberración de que los viejos tengan que casarse con más de una mujer (al modo de los patriarcas bíblicos) engendrando a los monstruosos Tocados. Todo un torbellino de pasiones eróticas y tanáticas atizadas por un sincretismo cristiano-amazónico delirante, tan apocalíptico como carnavalizador.