Un par de comunicados de la Sub Gerencia de Control y Sanciones de la Municipalidad del Rímac preocupa a los libreros que conforman la Asociación Cultural Nuevo Quilca, que desde el año 2016 mantienen una feria del libro permanente en la Plazoleta de la Integración (a espaldas de Palacio de Gobierno y cruzando el puente Trujillo).
En los documentos municipales, se lee lo siguiente: “… y que siendo de suma urgencia recuperar el espacio público ubicado en la “Plazueleta de la Integración”, el cual viene siendo ocupado desde hace unos años por comerciantes libreros, sin ningún tipo de autorización municipal…, es que solicitamos desocupar dicho lugar…, caso contrario se procederá de acuerdo a las normas de nuestra competencia”.

Como bien se recuerda, los libreros de esta asociación, tras ser desalojados en febrero de 2016 del Boulevard de la Cultura Quilca (Jr. Quilca 257, Centro Histórico), fueron apoyados por el exalcalde del Rímac, Enrique Peramás, quien les brindó todas las facilidades y permisos municipales para que continúen en este distrito la labor cultural que venían ejerciendo por más de 10 años en el Jr. Quilca. En la inauguración de esta feria permanente, en abril de dicho año, las respectivas autoridades locales señalaron de que era importante para la tradición cultural e histórica del Rímac tener una feria librera y que esta se convierta en un activo foco cultural.
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La labor libresca no es solo comercial, sino también formativa. Uno de los aspectos que ha caracterizado a los libreros de Quilca es la constante apuesta por la difusión cultural, la misma que ha continuado en la Plazoleta de la Integración.
“Como libreros, como personas dedicadas a la cultura, queremos conversar con el alcalde del Rímac, Pedro Rosario, para hacerle llegar nuestras inquietudes sobre la importancia de tener un espacio para la interacción cultural con los vecinos del Rímac y de otros distritos de la capital”, dice Blanca Oré, representante de la Asociación Cultural Nuevo Quilca.

Si bien la actual gestión edil del Rímac ha venido desplegando esfuerzos por difundir la riqueza cultural del distrito —a saber, la Estación Biblioteca Pública Martha Fernández de López—, se hace necesario subrayar lo capital que resultan los espacios de interacción “activa” que suscitan los circuitos librescos. Al respecto, hay una contundente bibliografía que sustenta la importancia de las librerías en la formación de las personas (por ejemplo: Librerías y Contra Amazon, de Jorge Carrión), que no solo van a adquirir el libro de interés, sino que establecen también una comunión intelectiva y emocional a cuenta del intercambio de opiniones y la discusión alturada. Ergo: los espacios librescos fortalecen el espíritu crítico de los ciudadanos.
El sector cultural ha sido uno de los más golpeados por la crisis sanitaria del Covid-19 y pese a esta desgracia social los libreros de la Asociación Cultural Nuevo Quilca no han dejado de gestionar actividades culturales, como presentaciones de libros, conciertos, campañas de lectura para niños y talleres de filosofía, las cuales no están enmarcadas en la parcela gaseosa de lo esporádico.

En otras palabras, la comunidad cultural del país sí ve con preocupación el destino no solo de los libreros de la Plazoleta de la Integración, sino también la posible pesadilla de que el Rímac se vaya a quedar sin el único lugar que ofrece una sinergia cultural en tiempo real. Y con mayor razón cuando los comunicados enviados acaban en una extraña advertencia: “…caso contrario se procederá de acuerdo a las normas de nuestra competencia”.
Aunque esta advertencia es precedida por algunos errores (ver extracto más arriba) —suponemos que fue ocurrencia efectista del redactor del documento—, como el hecho de no contar con permiso municipal, lo que es una verdad a medias, porque uno de los intereses de esta asociación durante la gestión de Rosario ha sido la renovación de los permisos, preocupación que no ha impedido que realicen los pagos establecidos por la Municipalidad del Rímac.
Los hechos sustentan una especulación razonable: cuando estos libreros fueron desalojados del Boulevard Quilca, se “argumentó” que ese lugar se transformaría y ahora ya vemos en lo que se transformó: sin los libreros, la cuadra 2 de Jr. Quilca se ha convertido en un lugar que destaca por su inseguridad y el garaje que era la sede del Boulevard ha vuelto a lo que jamás debió volver: un penoso y desolado parqueo de autos sin autos.
¿Ese será el destino de la Plazoleta de la Integración? ¿Esta plazoleta no vio reforzada su dinámica cultural con los libreros? ¿Acaso la presencia de los libreros no ha suscitado un impacto cultural en los vecinos del Rímac?
“En estos años que llevamos en la Plazoleta de la Integración, no hemos tenido la oportunidad de conversar personalmente con el actual alcalde. Queremos exponerle nuestros planes culturales, los cuales vienen beneficiando al distrito incluso en estos tiempos de crisis”, dice Oré.
Documentos de lado (planes institucionales que no pocas veces son saludos a la bandera), lo que queda es la salida cultural: el intercambio de opiniones, el cruce de puntos de vista en favor del fortalecimiento de la difusión de la cultura en el Rímac. ¿El alcalde Pedro Rosario recibirá a los libreros de la Plazoleta de la Integración? Por la salud de la tradición cultural en este histórico distrito, esperemos que sí.