Hay que prestar atención a la colección Peruanos en Cómic de Editorial Panamericana, que ya cuenta en su catálogo con vacas sagradas como César Vallejo y Abraham Valdelomar, al que se suma el siempre imprescindible Julio Ramón Ribeyro en dos publicaciones: Cuentos de Ribeyro 1 (2019), en donde el talentoso Fernando Laguna —atención a este historietista, de lejos uno de los mejores del país— adaptó “El Banquete” y “Los gallinazos sin plumas”; y la reciente Cuentos de Ribeyro 2 con “Al pie del acantilado” y “Alienación”, a cuenta del joven artista Juan Carlos Yañez y el referente ineludible del cómic peruano Miguel Det, respectivamente.
CARETAS conversa con Yáñez y Det —mientras se recorre las calles del Centro Histórico a la caza de un lugar ideal para la sesión de fotos— sobre lo que significó adaptar este par de cuentos de Ribeyro. El reto, para los que conocen al maestro, era representar en imágenes la tersura de estilo y argumento diáfano, o como reza el dicho entre los que saben la poesía cotidiana, esa que da sabor y color a toda la narrativa de ficción de este renombrado y querido autor.

“Disfruté mucho ilustrando la atmósfera de los acantilados, en los que Leandro —el protagonista— debe tomar las duras decisiones que le toca vivir, igual como nos pasa a todos y con mayor razón en estos tiempos, en los que siempre debemos decidir, casi al borde”, dice Yañez, quien impregnó una impronta clásica a su configuración gráfica: lápiz y acuarela. “Sin duda, es un desafío poner en imágenes los escenarios ribeyrianos —(uno de los personajes (no spoiler), por cierto, es parecido a Det; ¿velado e inevitable homenaje?)—, es por eso que usé lápiz y acuarela para reflejar la atmósfera limeña, su cielo gris”, señala sobre este cuento que contiene los diálogos más viscerales de la ficción de Ribeyro.
Por su parte, el ya legendario Miguel Det indica que “Alienación” es uno de sus cuentos favoritos: “Hay humor y se refleja el racismo de las clases altas y el arribismo. Es un cuento polémico que sigue generando discusión”.
Det debe ser a la fecha uno de los mejores lectores de la actualidad peruana y esa condición (que debería ser más desarrollada por los creadores locales), la pone de manifiesto en un cuento que presenta varias trampas para todo aquel que lo quiera representar partiendo de una mirada parcial de la realidad. A saber, un reciente y homónimo cortometraje realizado bajo la estrechez de lo políticamente correcto.

“A Ribeyro lo vemos todos los días. Sus cuentos dicen mucho más que los manuales, mostraba una empatía con sus personajes, no los abandonaba, tampoco los juzgaba. El cuento que adapto me gusta mucho porque en ningún momento Ribeyro toma partido, “Alienación” es un relato vigente sobre lo que no queremos hablar, por eso algunos dicen que les gusta y otros guardan sus reservas sin dejar reconocer que es un gran cuento”.
Efectivamente, los genuinos tiburones de las letras despiertan opiniones/pasiones aunque pasen los años. La anuencia es garantía de olvido y Julio Ramón Ribeyro jamás ha sido admitido en ese agujero negro.