La exposición Ya viene el día. César Vallejo, el fervor y la palabra supera las propias expectativas del eficiente ente estatal que la impulsa: La Casa de la Literatura Peruana (Caslit).
No podía ser para menos, porque aparte de cumplirse los 130 años del nacimiento de Vallejo, en este 2022 también se celebra la aparición de su poemario mayor: Trilce (1922).
En este sentido, las tres secciones de la muestra invitan al espectador a un diálogo entre lo bibliográfico (reproducción de cartas y poemas, recortes de prensa y adictivas primeras ediciones, como la de Trilce) y lo visual/sonoro de la poesía de Vallejo con su tránsito vital. Es decir, se va más allá de la contemplación y la admiración de la obra para insertar al visitante en los resortes anímicos y morales en los que esta se forjó.
Para lograrlo, es necesario equilibrio para no naufragar en el lugar común (con mayor razón tratándose de una de las voces poéticas estelares del siglo XX, cuya vida ha sido muy manoseada, por cierto) y la Caslit lo consigue (mérito de la curaduría en la administración de los materiales) poniendo en bandeja el contexto de una época marcada por la incertidumbre y el horror (los tambores de guerra marcaban la pauta en los años del poeta en Europa). En ese balance la exposición halla su nervio atmosférico, del mismo modo su valor y personalidad.
Además, no es gratuito que una esperanzadora/iluminadora frase de Vallejo titule la exposición, como tampoco lo es el momento (pandemia y crisis local y mundial) en que ella se viene presentando al público.
Ya viene el día ofrece un Vallejo humano (y como tal: imperfecto), “desentimentalizado” (ya era hora), solidario, coherente con sus ideas, político y dispuesto a superar su crítico presente mediante la palabra pasiva y activa (fervor).
Esta es una exposición que reúne lo que muy contadas veces vemos: calidad y dimensión moral.