Herbert Rodríguez exhibe una cualidad hoy casi extinta en el medio artístico peruano: dice lo que piensa. A saber, a finales del año pasado, presentó en Fisura Galería una exposición, No a K., que posee todos los elementos de la marca Rodríguez, la misma que le ha generado admiración, rechazo y prestigio en poco más de 40 años de trayectoria. Herbert Rodríguez no se guarda nada.
—¿Desde cuándo viene tu rechazo hacia el fujimorismo?
Mi opción a finales de ochenta era Mario Vargas Llosa, siendo yo una persona de izquierda. Con él no se patearía el tablero, no iba a implantar un régimen autoritario. En cambio, Alberto Fujimori empezó su gobierno mintiendo. En su campaña, él dijo que no habría shock y al final aplicó un shock. Con Fujimori hubo populismo, demagogia y mentira. Además, yo vengo trabajando en temas de derechos humanos desde el año 1983 y Fujimori no era mi alternativa.
—Pero es a finales de los 2000 cuando se tiene una idea clara de lo que fue ese régimen.
En 1997 hice un festival con Víctor Delfín, Todas las artes, todas las sangres en el Parque de la Exposición. Para aquel entonces, ya se sabía de la violación de los derechos humanos, el grupo Colina… Hay ahora una nueva generación que no sabe de esa dinastía y Keiko Fujimori lo que busca es la impunidad de esos delitos, la corrupción normalizada.

“Esta pancarta es contra Rafael López Aliaga. Su fundamentalismo no tiene en cuenta la creencia del otro”. (FOTO: VÍCTOR CH. VARGAS).
—No a K. es una memoria de tu activismo político de los últimos años. ¿Crees que con el indulto de PPK a Fujimori —muy presente en este trabajo— el país se fue al vacío?
Mi arte siempre ha sido de protesta. El país se ha ido a la mierda en varias etapas, pero el indulto de PPK a Fujimori significó su incapacidad para gobernar y el fracaso de toda la derecha desde Belaúnde. Cuando uno dice las cosas sin filtro, suele ser chocante y en esta exposición dejo marcada mi posición. Cuando digo que el sistema es racista, que ejerce una violencia simbólica, no es solo cuestión de palabra, soy parte de un sistema injusto y a nadie le incomoda. Mi problema está en no evadir las cosas. Siempre he sido un rebelde y un antisocial. La idea de esta muestra es recuperar ese pasado cercano con piezas de lo que sucedía en el país, una panorámica de lo que ha sido nuestra historia última.
—¿Crees que se está perdiendo la libertad creativa?
Lo que estoy viendo es que hay una privatización de la cultura, como se ve en el MAC y el MALI. Yo vengo haciendo arte y política desde hace más de 35 años y mi obra se ha puesto en valor porque del extranjero vienen a mi taller, como la Fundación Cartier y Faria & Herlitzka, entonces recién aquí se pone atención a lo que hago, que demoró tiempo en ser atendido. Por ejemplo, el arte aplicado de los 80 y últimamente lo que se hizo en el Averno, en pleno Centro de Lima.
—Apoyaste la candidatura de Pedro Castillo.
Una persona que dirige una organización criminal no podía hacerse cargo de este país. Por eso apoyé —junto a cientos de artistas— su candidatura. Los procastillo estamos satanizados y no me importa abrir la brecha con ese sector que tiene el billete. Soy un ser político, rebelde y mi arte tiene calidad.

—¿Qué opinas de la polémica sobre la exposición Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina en el Reina Sofía de Madrid?
Esto no lo he dicho antes: en la Carpeta Negra y el Taller NN sí es posible tener una lectura en la que sobresale la ambigüedad frente ante Sendero. Ellos nunca estuvieron en un espacio público defendiendo la democracia. Estuve solo un año en el Taller NN y al siguiente me fui a San Marcos e hice collages durante meses, también fui a otras universidades, siempre dando la cara. Repito para que quede muy claro. Me fui a San marcos con la cara descubierta para enfrentar a Sendero Luminoso porque no era momento de estar jugando a de repente sí o de repente no. Me hubiera gustado ver al Taller NN en algún momento, una sola vez para saber cuál era su posición ante Sendero Luminoso que estaba destruyendo este país. No me parece que este tema lo discuta Beto Ortiz, tienen que ser los artistas. Si creían que Sendero era una opción válida para destrozar el país para generar una polarización que lo favorezca, que lo digan también.
—Siempre serás un marginal con éxito.
Soy un antisocial. Antes me dolía serlo porque en lugar de irme de juerga, lo que hacía era estudiar, mejorar mi dibujo, afianzar mi propuesta. Si eres joven y crees que el arte es decorar departamentos de millonarios, ¿qué te puedo decir? Pero si vas a la contracorriente, tienes que seguir tu intuición y saber qué cosa está bien. Mi arte es emblemático desde los 80 y me la he jugado siendo de izquierda. A los jóvenes artistas les digo que se capaciten, el éxito no viene en cinco minutos. Mi obra está en el Reina Sofía, en la historia del arte latinoamericano. Ojalá esto les sirva de lección. Yo me aislé para aprender.