Patrick Hamilton nació en Bélgica y ha vivido 40 años en Chile. Su última muestra, Atacama, puede apreciarse en el ICPNA de Miraflores hasta el 16 de octubre. Por las señas nominales de la exposición, se colige que la experiencia chilena ha marcado al artista. No es para menos. Atacama es un viaje estético y a la vez reflexivo sobre uno de los periodos medulares en la historia chilena (la nacionalización del cobre durante el gobierno de Salvador Allende).
Fotografías intervenidas con cobre, más una instalación con muros y mesas escultóricas que incorporan archivos y documentos, es lo que hallará el visitante para conocer una peculiaridad: la representación estética en equilibrio con su carácter ético: la denuncia.
Al respecto, Hamilton hace una precisión:
“Me interesa el arte, la política y la economía en el contexto chileno de las últimas décadas. Me gusta hablar de lo local que también es global. La polémica nacionalización del cobre en 1971 desató una furia por parte de Estados Unidos. Me interesa con Atacama profundizar en torno a la última historia de mi país”.
Y subraya:
“No soy un artista de denuncia, solo intento investigar temas para entender la realidad, como los Chicago Boys y el neoliberalismo en Chile, que tiene que ver con la sociedad en la que viví muchos años. Es así que surgió esta idea”.

La propuesta de Hamilton descansa en la parcela de lo conceptual. Y en el caso de Atacama: parte de lo intelectivo para generar una reflexión crítica.
“Me considero heredero de la tradición del arte conceptual y de una vertiente de arte geométrico y minimalista. De esta conjunción surge mi discurso estético. Me gusta la idea del pensamiento visual que formuló el artista chileno Eugenio Dittborn y que se refiere al hecho de que a partir de la forma visual va surgiendo un discurso crítico. Cuido todos los aspectos estéticos de mi obra”.
Además, marca una diferencia:
“A mí me interesa el contenido, generar una poética visual de la que se desprenden conceptos y temas que de alguna manera dan sustento teórico a la propuesta visual. Me gusta el arte estético, trabajado en sus detalles, de manera simple, con gestos que vehiculan un contenido profundo. El arte de denuncia no tiene preocupación por la forma, muchas veces es flojo en términos visuales y materiales. En Latinoamérica he visto muchos trabajos preocupados únicamente en el mensaje”.
Recomendado.