La última muestra individual de la reconocida artista plástica Cynthia Capriata, Al margen de mi(s) sentido(s), no solo es una invitación a una experiencia estética pautada por la intensidad del color y las líneas geométricas, sino también una suerte de viaje introspectivo en donde el espectador será partícipe de una revelación sensitiva: apuesta por la vida (no entenderla como un desatado vitalismo).
Capriata trabajó los cuadros, dibujos y mandiles intervenidos de su exposición durante los dos primeros años de pandemia, es decir, en pleno encierro/dolor/duelo colectivo e individual (a saber, falleció la madre de la artista) entre Nueva York y Lima.

“Al igual que muchas personas a inicios de la pandemia, me preguntaba qué era lo esencial para mí. Un factor importante en el arte tiene que ver con que las limitaciones y las crisis te enriquecen. La desventaja puede ser una ventaja. Yo necesitaba expresar todo aquello que me conecta a la vida en medio de tanto dolor personal y por las muertes que veíamos a diario. Esa es la razón del nombre de mi exposición, al margen de mis sentidos, salir de mí”, dice Capriata, de cuya muestra también se puede percibir una colisión positiva en la serie Covid Relief: el dolor como base del tema, y el color y la forma como contrastes.
Es precisamente en esa tensión mediante la que Capriata consigue que su presente trabajo se distinga.
“Yo quería que el espectador sienta un impacto, que vaya más allá de la contemplación y que se sienta enfrentado con lo que tenía delante”, señala haciendo énfasis en el espectador, es decir: el otro, propósito que teje lazos con una influencia –no medular, pero sí presente— a anotar: la obra de la artista sueca Hilma Af Klint, precursora del arte abstracto y a quien Capriata posiciona “como una artista en su tiempo no muy conocida, pero que me hizo pensar en las obras que son trabajadas por mujeres, muchas de ellas invisibilizadas”.

Lo dicho por Capriata es medular, porque partiendo de esta impresión/sensación llegamos a la serie de los mandiles intervenidos.
“Encontré dos mandiles de organza que pertenecían a mi madre, que no era una mujer muy tradicional. Decidí intervenirlos y en ese ejercicio estético me cuestioné y afiancé mi valor personal por la vida. Un mandil es un objeto muy cercano a nosotros y hacer cosas en él genera una explosión interna, como los recuerdos del hogar, y no solo sobre la comida y la cocina, sino también del trato que teníamos con nuestros padres y hermanos. Por ello, busco que el espectador también haga suyo esos mandiles, que se los pongan y tomen fotos, y que se encuentren así mismos. El arte no solo tiene que ser visto, tiene que darte también un impulso de vida. Incluso en situaciones difíciles, el arte puede darte esperanza, arrojo y humor”, indica Capriata sobre Al margen de mi(s) sentido(s), muestra que se justifica en su evidente propósito: un llamado a la interacción con el otro.
Más que recomendado.