“Es tiempo que la tiranía español se estrelle y deshaga contra nuestros pechos, como las olas del océano contra las altas rocas que quebrantan su furor”, apuntilló el Boletín del Ejército Unido, Libertador del Perú el 6 de noviembre de 1820. Esa misma madrugada había caído en manos patriotas la Esmeralda, buque insignia de la escuadra española, en el Callao. Entretanto el comandante de las fuerzas insurgentes, general José de San Martín, se encontraba en Ancón, mientras que en la sierra central marchaba Álvarez de Arenales sin encontrar aún mayor resistencia por parte de los españoles.

A solo ocho semanas del desembarco en Paracas de la Expedición Libertadora proveniente de Chile, a inicios de septiembre, los insurgentes patriotas ya estaban en las puertas de Lima. El virrey Joaquín de la Pezuelo y el ejército realista, tras la captura patriota de la Esmeralda, han perdido el dominio del mar, y son conscientes que están a punto de ser cercados por el enemigo. En Ancón, el auditor del Ejército Libertador Bernardo Monteagudo redactaba el Boletín del Ejército Unido, Libertador del Perú dando cuenta de la marcha de la guerra. El revolucionario argentino escribe el Boletín con “aliento panfletario”, resalta el historiador Bruno Gutiérrez Torero. “Los soldados han oído ya la voz que los llama al campo de batalla, cada uno envidia el destino de los primeros, que van a leer sobre la frente de los enemigos el temor que los agita”, alienta a la insurgencia la primera edición del Boletín, en octubre de 1820. Los pliegos son impresos en la imprenta que acompaña al ejército patriota en sus distintos cuarteles generales, Pisco, Ancón, Huaura, Supe y Barranca. En total fueron 14 comunicaciones entre el 5 de octubre de 1820 hasta el 20 de junio de 1821. Gutiérrez Torero los reproduce en el libro Puerto de libertad. La independencia por el mar: antecedentes y consecuencias de los desembarcos patriotas en Huacho en 1819 y 1820. Pese a su importancia, los Boletines han sido escasamente reproducidos y no existe ejemplares originales. Su reproducción es una verdadera novedad. Gutiérrez recopila en el libro de 690 páginas –con el sello editorial del Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú– algunos oficios, partes de guerra, cartas perentorias de esos tres años decisivos de la gesta emancipadora; testimonios vibrantes, urgentes, terminantes, ansiosos; entre ellos se encuentra el relato del oficial británico John Pascoe Grenfell, herido en el asalto a la Esmeralda. “Aquí hay un hombre que todavía no muere”, narra, “y alzó su espada para el golpe de gracia, pero me reconoció en una fracción de tiempo y luego me asistió y llevó a popa, dejándome junto al contramaestre, quien estaba herido de muerte y me colocaron la cabeza sobre un español moribundo en forma de cojín”.

Subraya la historiadora Cecilia Bákula en el prólogo de esta obra: “Llama la atención la riqueza de las fuentes documentales que Gutiérrez ha consultado y la gran cantidad de referencias que pone a disposición de los lectores. Con ello realiza un importante rescate y aporte a la historiografía de los inicios del proceso emancipador peruano”. La importancia estratégica del puerto de Huacho y el llamado norte chico, parafraseando a Monteagudo, se estrella contra el pecho del lector, como las olas del océano. Gutiérrez Torero, por cierto, es un ciudadano huachano, de ahí deriva el título del libro, Puerto de libertad.
La obra será presentada por el presidente del Instituto de Estudios Histórico Marítimos, contralmirante AP Cristóbal Miletich Souza-Peixoto, y los historiadores Lizardo Seiner y Jorge Ortiz-Sotelo, este viernes 20, 11 a.m., en el Centro Social Huacho, ubicado en el puerto.