Inaugurado en 2015, el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) no ha dejado de recibir respaldos y críticas. En este segundo aspecto, estas últimas semanas han estado encendidas por un cuestionamiento hecho por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, quien declaró que el LUM debe ser administrado por las Fuerzas Armadas y la PNP. Para tener más luces sobre esta situación, CARETAS conversó con el reconocido artista visual Eduardo Villanes,
—¿Cómo ves al LUM a la fecha?
La élite cultural que lleva las riendas del LUM, la memoria colectiva y la tolerancia en el país, han estado utilizando sus posiciones privilegiadas solo para cimentar una ideología que está resultando nefasta y cuyos frutos estamos ahora cosechando. Esta ideología gira en torno a la victimización. Se manifiesta exclusivamente en rituales de “homenaje” a muertos, en los cuales ellos fungen ser una especie de autoridades morales. Ahora esa seducción por la victimización se ha hecho carne en el pensamiento de muchos: “Ya que siento que me agredes tengo el derecho de agredirte”. Es una visión muy superficial y oportunista que no explora los verdaderos orígenes psicosociales de la violencia y por ello no ofrece las soluciones que esta requiere.
—Por lo que dices, el LUM no ha estado a la altura.
El LUM debería estar a la altura de su función de Lugar de la Tolerancia y tener la iniciativa de convocar a un diálogo cultural entre sectores involucrados en el conflicto. En Colombia tuve la suerte de trabajar en el Centro Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá donde se han hecho proyectos así.
—Tú sabes que se podría pensar que tienes algo contra el LUM. ¿Te han censurado?
Creo que ahí y otros lugares de Lima dominados por el mismo lobby, hay un letrero invisible que dice: “No dejen ni entrar a Villanes”. (Risas). La anécdota más reciente con ellos es que la directora de un video documental sobre arte y el caso Cantuta (también curadora en el LUM) que se presentó ahí, hace poco me puso por condición editar mis declaraciones “porque mis opiniones resultarían hirientes a los familiares” solo por opinar que las personas que actualmente creen (equivocadamente o no) que entre las víctimas de la Cantuta probablemente hubo terroristas, son personas que también merecen ser escuchadas, sus preocupaciones atendidas y tener un micrófono para expresarse en el LUM. Es la única vía para la reconciliación. Preferí ni participar en ese documental sabiendo que sería editado. Ojo que de 1994 a 1995 trabajé estrechamente con los familiares, incluida Gisela Ortiz, participando juntos en varias acciones de arte clandestino. Si hoy estoy vivo fue gracias a Javier Diez Canseco, quien me rescató del SIE.
—Pocos artistas hablan del sesgo ideológico del LUM.
Entre los artistas de Perú y Latinoamérica en general, se ha vuelto un estereotipo el “desaparecido” o el “muerto por policía”, es una formula fácil que no paran de masticar. Eso tiene un sesgo casi religioso, equivale al “crucificado”, al que muere por nosotros, al que debemos de seguirle los pasos etc., etc. Es muy conveniente para el sistema.
—¿Percibes que el circuito cultural va o ya está en una veta radical?
Yo más bien percibo que estamos bajo el influjo de una deliberadamente diseñada campaña psicosocial… Aquella es la dimensión histórica en la que, me explico, ocurre la presente situación: una lavadera de cerebros similar a la que en su momento fue concebida por Montesinos, pero en versión corregida. En ese sentido, me siento tan solitario y rodeado de “hombres-robot” como lo estaría aquí ahora el protagonista de El Eternauta de Oesterheld. Quien quiera que esté diseñando esto es un genio que aprendió de y superó al mismo Montesinos. Lo sé por experiencia: en los 90s mis obras trataron de ello. Entre los varios aspectos que observé entonces estuvo el síndrome de Estocolmo ocurriendo a nivel psicosocial, eso es exactamente lo que pasa ahora. Al respecto, hice un video que titulé “Identity Transfer” (1995). Lo que denominas “izquierda culta” en este escenario son solo los “hombres-robot”, marionetas…. ¿Quién mueve los hilos?

—¿Crees que la solución inmediata para el LUM sea la pluralidad?
Creo el LUM debe redefinirse desde su raíz, una cosa es su rol como un museo de memoria histórica dedicado a un puñado de décadas (1980 – 2000) que habría terminado con Fujimori; otro es el rol activo y cotidiano que debe mantener a nivel cultural ahora, mañana y siempre. Es aquí donde ha fallado más notoriamente y, como dices, la solución sería la pluralidad de matices. Para ello, los actuales funcionarios deberían ser sustituidos, ya han cumplido con demostrar todo lo que sabían y están quienes tenemos ideas nuevas y larga experiencia en la práctica de la memoria. Debería redefinirse ya que fue diseñado a medida de sus necesidades de protagonismo: un lugar para curadores de arte.
—¿Cómo se debería usar el LUM?
El LUM debiera utilizar del arte, más que ser su objetivo. Basta de salones para la contemplación pasiva, leer cartelitos y “visitas guiadas por el curador”, el LUM debiera ser más parecido a una escuela en la cual el arte sea enseñado a poblaciones, especialmente vulnerables, a fin de empoderarlos. Para los que están vivos ahora, no para los muertos del pasado. En Colombia tuve la oportunidad de trabajar en el Centro Memoria, Paz y Reconciliación en 2015. Es un lugar con grandes aulas, con profesionales facilitadores de arte y equipos audiovisuales de lujo. Venían poblaciones de todas partes de Bogotá a beneficiarse de la educación de la memoria propia. Propiciaban su propia expresión cultural, en vez de que otro hable por ellos. Se enseñaba desde graffiti hasta teatro del oprimido. Además del Centro Memoria, proyecto concebido por Petro siendo alcalde de Bogotá, tienen en Colombia un Centro Nacional de Memoria Histórica, que cumple el rol historiográfico.
—¿Qué piensas de las declaraciones de López Aliaga sobre la administración del LUM?
Concuerdo con el señor López Aliaga en buena parte. Las fuerzas armadas y policiales no pueden ser excluidas del LUM, junto a los demás sectores, pero no de manera exclusiva. Por mi parte, ofrezco al López Aliaga una propuesta complementaria: que el LUM, a su vez, participe activamente en talleres dentro de las fuerzas del orden. ¿Por qué no? Es cierto que la actual administración del LUM ha utilizado, a lo largo de los años, críticas provenientes de personas con opiniones opuestas a ellos, como las recientes del alcalde de Lima, para victimizarse y así poder eternizarse en sus posiciones del LUM desde su fundación. Hay que recordar que este círculo gobierna no otro que el lugar de la MEMORIA. No es poca cosa, la memoria es la base de la identidad, nos construimos en base a las experiencias que recordamos, tanto como individuos y sociedad. Dominar la memoria da un poder de manipulación muy peligroso, y ellos lo han utilizado para mal. Vemos ahora sus frutos.
—No pocos piensan que hay un manoseo de la verdad. Estás con ella o no.
Actualmente, esa es una tendencia global, mira lo que ocurre en USA con la instauración de nuevas ideologías desde el colegio, como aquella racista denominada “Critical race theory”, desde el colegio le dicen al niño blanco la culpabilidad de pertenecer a una raza. Y es como dices, en todos estos casos hay la obligación de decidir: o estas con la “verdad” o en contra del resto.
—Ahora, pocos artistas critican al LUM.
Cada vez escucho a más artistas jóvenes que ven el LUM como el fracaso que verdaderamente es. No son la mayoría, pero cada vez son más.

—El LUM es una entidad necesaria. ¿Cómo hacer para que genere un impacto en momentos convulsos como los que vivimos, en donde la memoria es un elemento importante?
Lamentablemente, el LUM, tal como está concebido, no puede enfrentar la actual convulsión. Entre sus cabezas falta experiencia práctica en trabajo de memoria, contacto directo con poblaciones expuestas a violencia; son solo un circulo de académicos y curadores; los artistas, a su vez, intermedian sus preconceptos y la realidad, ellos les dicen “aterrízame la idea”, qué gracioso. Para un impacto inmediato, el LUM debería transformarse en uno con aulas, mesas de diálogo, estudios de radio y video, talleres de graffiti y escritura… Un rol del arte más activo y de empoderamiento, no el contemplativo de un público que asiste a la “visita guiada por el curador”. El LUM debería tener un componente de taller de experimentación artística en el cual jóvenes de poblaciones expuestas a violencia, los futuros líderes comunitarios y medioambientales de todo el país, reciban talleres intensivos de arte y organización política, con su viaje y estadía en Lima pagados por el Estado. Si el Estado no lo hace, fuerzas oscuras harán ese rol.
—¿Cuál es tu posición política?
Considero ya caduco seguir utilizando estas distinciones entre personas: de izquierda o derecha, limeño o indio, rico o pobre, Puno o San Isidro… y las que se sigan inventando. Existe en Perú una gran confusión respecto a mí como persona y hacia mis obras, sobre todo aquellas que se consideran políticamente cargadas: “Gloria Evaporada”, “Kerosene”, “Bagua”… Primero se asumió que, por haber tenido yo al caso la Cantuta por tema durante años, compartí los idearios éticos que predominan en un sector político específico, lo que llaman “izquierda”. Así lo creyeron y me admiraban por ello, pero hoy aquellos mismos se sienten defraudados cuando ven que publico en mis redes sociales el video de un policía siendo torturado antes de ser quemado vivo por manifestantes en Puno, algo que me recordó a la Cantuta. Para mi sorpresa, por publicar ese video, he recibido comentarios con expresiones amargadas contra mi persona, por parte de artistas peruanos a los que no conozco personalmente. He tenido que borrar estos comentarios por respeto a los demás lectores. Me recordaron el ambiente de censura que se vivía en 1995, cuando el escalamiento llegó hasta amenazas de muerte que recibí de la SIE.
—Más de uno creerá que eres un radical de derecha.
Los extremos se juntan. Yo ante todo me considero un artista visual, alguien que hace visible lo invisible, en mi caso me interesan los temas sociales, específicamente las dimensiones psicosociales más profundas y oscuras, las cuales me interesa liberar. Decidir en qué bando hay que ponerse no es mi tema. Para develar lo invisible hay que ir sin preconcepciones de lo que es el bien y lo que no. En ese sentido, como artista me siento más cercano a los “Desastres de la Guerra” de Goya. Hace poco hice un reportaje sobre mujeres esterilizadas (forzadas) en Chumbivilcas. Más que los ya bien sabidos relatos de las cirugías clandestinas, lo que me impactó más fueron los relatos más confidenciales en los cuales ellas me relataban la situación de violencia familiar permanente en la que viven hasta hoy, tratadas como bestias para el trabajo y la satisfacción sexual, en un ambiente dominado por el alcoholismo y la violación consentida. Ese ángulo del problema no le interesa al LUM. Ellos van por lo fácil, el estereotipo del “buen salvaje” por un lado y la bota del militar en el otro, lo que guste a sus benefactores del primer mundo. Respecto a la denominada “izquierda” sospecho que en realidad está al servicio de las agendas globalistas provenientes de Estados Unidos y la Unión Europea. En su discurso se nota la institucionalización de la victimización de raza y de clase tanto a nivel cultural como educativo, tal como vemos ya está siendo instaurado en varios países. Este es un instrumento ideológico de control, que pretende promover un sentido de culpa por pertenecer a cierta raza o clase, supuestamente opresora. Yo soy de padre jaujino y madre soviética, mi infancia la pasé en gran parte en Moscú, así que conozco de comunismo más que muchos aquí. Luego, de joven, estudié en ADEX, trabajé en una empresa de textiles de alpaca, exportábamos y teníamos una tienda para turistas en pasaje El Suche, Miraflores, la cual se incendió con la bomba de Tarata, así que también tengo de capitalista. Creo en la libre empresa. Considero tengo lo mejor de ambas ideologías.