El pasado viernes 20 de enero de 2022, falleció el reconocido escritor peruano Óscar Colchado Lucio.
¿Qué podemos decir en estas horas de dolor? La pregunta parece ingenua, porque hay muchas cualidades literarias que se pueden destacar de él a razón de todos los géneros que exploró.
Autor de una de las novelas capitales de la literatura peruana contemporánea, Rosa Cuchillo (1997), de cuentos emblemáticos como “Cordillera negra” y “La casa del cerro El Pino”, relatos infantiles de la saga de Cholito y un libro de ensayos/artículos Escribir desde dentro (2019), cuya lectura debe ser imprescindible, no solo para conocer su cantera de influencias y motivaciones, sino también para constatar una actitud ante la vida y la literatura.
Es precisamente esta actitud la que considero hay que tener presente en estas horas, porque si un ejemplo de vida (legado) ofrece Colchado es –dicho en el buen sentido— el desprecio por la distracciones de la vida literaria.
Quienes llegaron a conocer a Colchado, entre amigos, conocidos y admiradores, pueden constatar que en él había un maestro que sabía escuchar y observar. Si hoy hablamos de su prestigio literario, este nace de esa actitud quieta y a la vez inquieta (saber mirar) que partía de una cosmovisión andina abierta al diálogo de la influencia (Arguedas, Rulfo y Asturias, entre sus faros), que descansaba en una protección de su mundo (más que una máquina de producción, Colchado era reeditadísimo) que no mancillaba con las tendencias de moda.
Colchado jamás cayó en el apuro de la publicación (no pertenecía, felizmente, a esa galaxia de autores que por estar en la cresta de la ola, se convierten en celebrados hacedores de irregularidades). Para él, cada palabra era un ladrillo con la edificó una catedral literaria –su respeto por la palabra nos hace pensar en su obra poética– que desde hace buen rato ya tenía un lugar de privilegio en el canon literario peruano (estudios académicos, reediciones, adaptaciones teatrales (a cargo de Yuyachkani, a saber) y homenajes: el Copé de Cuento en 1983, el premio de la Casa de la Literatura en 2019, etc.).
Por eso, no solo duele su partida porque ya no está entre nosotros un extraordinario escritor, sino porque se va un Maestro y una buena persona cuyo magisterio asumía vida y la literatura con ética y consecuencia.
Desde CARETAS, nuestras más sinceras condolencias a toda la familia Colchado.