Al margen de si la nueva campaña comunicacional del gobierno es o no demasiado agresiva y desatinada, hay un tema que tiene que ver con la coherencia de los medios de comunicación que la difunden. Y es que no tiene ningún sentido pasar spots que apelan al drama, al miedo y a la culpa de los peruanos, llegando al extremo de sugerir, por ejemplo, que ir a la bodega a comprar cerveza es casi un suicidio (como si no fuera lo mismo ir a comprar papas), mientras en sus programas ya no respetan los protocolos y los mensajes subliminales que dan a los televidentes que, dicho sea de paso, todo el mundo sabe que son los que tienen mayor efecto, dicen todo lo contrario.
En mayo regresó al aire Esto es Guerra, con el slogan: “El mundo cambió, nosotros también” y pese a que la mayoría no creía en un cambio real, yo sí confié y comenté con entusiasmo los cuidados que habían tomado para su relanzamiento: los concursantes mantenían la distancia, usaban mascarillas y dedicaban buena parte del programa a dar consejos de qué hacer para protegerse. Bueno pues, esa etapa duró muy poquito, pues poco a poco, se fueron relajando hasta llegar casi a lo mismo que era antes de la pandemia. Las mascarillas las han cambiando por protectores faciales, que se sabe, no reemplaza la efectividad de la primera, sobre todo, cuando los chicos cantan a gritos frente a frente en una de las secuencias y, en algunos momentos, hasta se los quitan. La necesidad de mostrar los rostros de los participantes ha podido más que las precauciones.
Y tal como lo dije cuando pensé que de verdad se habían tomado en serio alguna responsabilidad en la situación de crisis que estamos viviendo, pienso que los concursantes, por la cantidad de seguidores que tienen, podrían lograr que, aunque sea por imitación, los jóvenes tomen conciencia de lo que tienen que hacer. Pero, lamentablemente y justamente por imitación, estamos viendo que la mayoría sigue haciendo las cosas sin pensar.
También defendí la idea de hacer una telenovela como En la otra orilla, que toque directamente la nueva normalidad y felicité a Del Barrio Producciones por los protocolos que seguían para cuidar a sus actores y al equipo en general, tomando la precaución de grabar con dos o máximo tres actores por escena y evitando cualquier contacto, pero la semana pasada, dos de los protagonistas: Martín Velásquez (Sergio) y Alicia Mercado (Paty) sorprendieron a todos con un apasionado beso (que además se repite, ahora, cada tanto).
El actor ha dicho que “la gente ya pedía beso” y que se habían tomado todos los cuidados e incluso, se habían hecho pruebas moleculares días antes de la escena, pero ¿y el mensaje? Vamos, Sergio es un policía que trabaja en situaciones de riesgo; Paty es una reportera que también trabaja en la calle y ellos, los personajes, no se hacen ninguna prueba, ni nada, antes de decidir, simplemente quitarse las mascarillas y chapar en medio de la calle.
Entonces, no sirve de nada que los spots del gobierno, entre programa y programa, nos digan que si vas a visitar a tu familia, los vas a matar; que si ves a tus amigos eres poco menos que un asesino, si el mensaje que los mismos canales que cobran por difundir esa campaña, te dicen en sus programas, exactamente lo contrario: que puedes hacer tu vida totalmente normal, con besos y abrazos incluidos. Eso tiene un nombre: doble discurso y no tienen idea del daño que puede hacer. #NoSeamosCómplices. (Patricia Salinas O)