Quizás hablar de mentiras y medias verdades de un programa concurso y entretenimiento, a estas alturas, cuando vivimos invadidos de fake news en temas más graves, pueda parecer algo frívolo, pero también podemos hacer el ejercicio de analizar el caso de la final de Yo soy, grandes batallas que fue presentada como en vivo, con notario público incluido, para entender que, en realidad, no es tan fácil engañar a los peruanos.
Desde las 9.3o p.m. del último sábado, apenas se inició la final del programa de imitaciones, que fue presentado como si fuera en vivo, el público comenzó a protestar en las redes sociales, diciendo que no voten, que todo era un fraude, que el programa era grabado y ya se sabía quién era el ganador.
¿Qué había pasado? Hace varias semanas, Tony Succar, uno de los nuevos jurados que habían levantado el nivel del espacio (como lo resalté hace varios días en esta misma columna), se había ido a Miami hace varias semanas y lo sabían todos, porque el músico tiene la manía de publicar en sus historias de Instagram, todo lo que hace. Así que sus seguidores lo vieron abordar el avión, llegar al aeropuerto de Miami, ser recibido por su esposa, etc. etc. Pero al mismo tiempo publicaba también fotos de su participación en Yo soy cada día. ¿Cuándo se fue Mauri Stern? No se sabe, porque él mantuvo la reserva en sus redes, pero es obvio que si el programa se había terminado de grabar hace más de dos semanas, él tampoco estaba en Lima.
La gente dejó pasar esos detalles mientras no llegara la final, cuando el ganador se tenía que decidir por la votación del público, entonces ya no era tan gracioso ver a Tony jugando a tener el don de la ubicuidad y comenzaron a dejarle comentarios es sus redes, pidiéndole que no mienta, que se no se preste a un engaño, entre otras cosas. La gente de Latina y de la producción del programa había subestimado al público, pues no imaginó que reaccionaría como lo hizo, al punto que después, se vieron obligados a decir la verdad (bueno, ya no sabemos si es la verdad), lo cual francamente, los deja muy mal parados.
Primero fue Carlos Burga, el imitador de José José, quien en la tarde del domingo, hizo un transmisión en vivo desde su cuenta de Instragram, respondiendo las dudas de sus seguidores y reconoció que, efectivamente, todo había sido grabado, pero que la votación sí fue en vivo, versión que repitió al día siguiente Maricarmen en el programa Mujeres al mando: “El formato avala lo que se ha hecho. Está permitido…sí, se grabó antes de que Tony se vaya a Miami, y se grabó con dos finales porque no sabíamos que era lo que el Perú iba a decidir”, explicó, asegurando que al momento de la votación (a la medianoche del sábado) además de Mike Bravo y Carlos Burga (los dos finalistas), habían estado en el switcher Sebastián Martins, productor del programa y Marco Pacora, notario público que debía certificar la veracidad de las votaciones, para decidir qué final poner, “ya que la honestidad y transparencia era lo más importante para nosotros”.
¿Honestidad y transparencia? Sorry, pero eso no hubo en ningún momento, al extremo de que en el instante que el notario Pacora entrega el sobre a Christian Rivero, éste le pregunta si las votaciones habían sido muy ajustadas y él responde que sí ¿cómo sabía que las votaciones eran ajustadas si todo era grabado? ¿qué dice el Colegio de notarios, porque, aún si fuera verdad que estuvo el sábado viendo las votaciones reales, mintió cuando dijo en una grabación que las cifras (que no conocía) eran ajustadas.
Por otro lado ¿qué es lo que permite lo que ellos llaman ‘la biblia del formato’? Permite mentir, decir que están en vivo cuando no lo están, abrir votaciones cuando hay, según dicen (no hay prueba de eso), dos resultados grabados, hacer ‘actuar’ a los finalistas para parecer ganadores cuando no lo son? Creo que eso no depende de lo que digan las reglas de un formato, sino de la transparencia con la que se decida trabajar.
No era tan difícil ser honestos. Podían haber llegado con la grabación hasta el momento en que quedaban los dos últimos finalistas, decían “Bueno, como saben, Tony y Mauri ya no están acá”, y antes de abrir las votaciones se conectaban con ellos vía skype desde Miami, como lo hicieron lunes y martes, respectivamente con Mujeres al mando para seguir dando unas explicaciones que, la verdad, no convencieron a nadie. La mentira ya había contaminado todo lo que había ganado ese programa.
Ojalá que esto sirva de lección no solo a la gente que hace televisión, sino a los candidatos, políticos, periodistas y opinólogos en general: la gente no es estúpida, el pueblo no es estúpido. A veces incluso se hace como que les cree, pero no, nos van a engañar. Tómenlo en cuenta cada vez que estén a punto de decir una mentira más.