Si viste El Dilema de las redes sociales y decidiste tomar el control de tu vida alejándote un poco de ellas y dedicar más bien, el tiempo libre, a ver, por ejemplo, Netflix ¡Cuidado! Estas en el mismo círculo vicioso, ya que engancharte a una serie y no parar hasta terminar de verla, es también una adicción.
Un interesante artículo de El País, explica como este tipo de plataformas de contenidos, emplean mecanismos parecidos a los que usan las redes sociales con el mismo objetivo: atrapar al usuario y monopolizar su atención.
¿Cómo lo hacen? Personalizando el contenido, a tal punto que el usuario solo ve el contenido que a la plataforma le interesa para que siga en ella. Elena Neira, profesora de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya y autora de Streaming Wars: La nueva televisión, asegura que este es un problema consustancial a los negocios digitales. Neira sostiene que “Para ellos el éxito de un contenido no está en que sea bueno o malo. El éxito está en la eficiencia, que se mide en número de horas de visionado que genera. Si es un programa que no se ve, se tiende a cancelar” (lo que es el rating para la televisión).
¿No te has dado cuenta que, muchas veces, ni siquiera tienes que buscar un programa, porque te sale un mensaje que dice “Netflix tiene esta sugerencia para ti”? (con tu nombre y todo) Y tú, automáticamente, entras a esa recomendación, hasta con cierta satisfacción, porque sientes que alguien se ha tomado la molestia de elegir por ti.
Lo cierto es que todos estamos catalogados de alguna manera, a través de un algoritmo de la compañía que se nutre de todos nuestros movimientos: “Netflix monitoriza todo lo que hacemos. Cuándo reproduces, cuándo pausas, cuándo vuelves para atrás, si reproduces a velocidad normal, si lo haces a x2 o x4, en qué momento del día consumes qué cosas, dónde encontraste el contenido, qué tipo de contenidos ves en el móvil, cuáles ves en la tablet, qué contenidos ves cuando te estás moviendo, cuáles compartes con otras personas, a qué contenido vuelves constantemente, cuáles son las conexiones en términos de etiqueta que hay entre lo que ves”, relata Neira.
¿No es espeluznante? ¿No parece un episodio de Black Mirror en el que una inteligencia artificial controla la vida de la gente? Si antes los sicólogos se preocupan por la cantidad de horas de uno pasaba frente a un televisor y la adicción que esto podría generar, con esta nueva forma de consumir contenidos el riesgo es más grande. Con la televisión, si eras fanático de una serie o telenovela, lo máximo que podías hacer era reservar el día y la hora para no perdértela, nada más, hasta ahí llegabas. Ahora, en cambio, puedes hacer una maratón de dos o tres temporadas en un solo día, ya que las plataformas están diseñadas para engancharte. Netflix, por ejemplo, reproduce automáticamente el siguiente episodio de una serie, después de 10 segundos (antes eran después de 30 segundos), lo que facilita que el usuario se quede pegado.
¿Qué hacer? Dosificar, como en todo. Asegurarte de que eres tú, quien elige libremente, los contenidos que ves y no permitir que la tecnología te manipule. Como recomendaba uno de los personajes de El dilema de las redes sociales, al final del documental, no aceptes las recomendaciones de la plataforma, busca siempre lo que realmente quieres ver. Hay tanto, pero tanto contenido, que te vas a sorprender de lo que puedes encontrar usando el libre albedrío.