Para quienes piensan que los personajes públicos no tienen derecho a tener una vida privada, o que tienen que soportar la persecución y acoso de los paparazzi y periodistas que se ganan la vida entrometiéndose en la de los demás porque “ese es el precio de la fama”, deberían echarle una mirada al documental producido por el New York Times para Hulu, sobre la lucha de Britney Spears por ser dueña de su propio destino.
Como se sabe, a lo largo de su carrera. y más aún cuando se convirtió en ‘La princesa del pop’, su vida privada fue objeto de una intensa persecución, muchas veces violenta, que no merece ningún ser humano. Framing Britney Spears, nos muestra cómo la presión mediática, que para muchos es algo cotidiano y ‘normal’, puede ser tan destructiva al punto de, literalmente, acabar con la carrera y en algunos casos, con la vida, de algunas personas (como sucedió con la princesa Diana).
Britney, quien comenzó su carrera a los 11 años en el programa de Disney el Club de Mickey Mouse, no tuvo infancia, adolescencia, ni juventud y ahora, a los 39 años, está presa bajo la tutela legal de su padre desde el 2008, cuando fue ingresada en un hospital psiquiátrico y perdió la custodia de sus hijos, por culpa de la prensa que poco a poco fue convirtiéndola en un objeto de burla mediática –a partir de un video en el que llevaba a su hijo sentado adelante en el auto u otro en el que decidió raparse, por ejemplo.
El documental, en el que dan su testimonio varios periodistas del New York Times, algunos allegados de Britney en sus inicios y muchos de sus seguidores que hoy militan activamente por su ‘liberación’, se remonta a sus orígenes en una familia humilde de Kentwood, donde descubren su don para el canto en el coro de la iglesia, recorre sus inicios, su llegada a la fama y la persecución de 24 horas al día de la que fue objeto, cuando los paparazzi hacían cualquier cosa por conseguir una imagen de su vida privada. Y por supuesto, muestra la forma como fue tratada en entrevistas, que hoy serían inaceptables, como cuando le preguntaron: “Vamos a hablar de los que todo el mundo está hablando: tus tetas ¿son reales?”, cuando era una chiquilla de apenas 17 años y no tenía la capacidad de reacción de poner en su sitio al entrevistador.
Luego, se centra en la famosa tutela de su padre desde hace 12 años , con unas condiciones habitualmente reservadas para personas con alzheimer o un grave deterioro cognitivo y que aparentaba ser una forma de cuidarla, hasta que Britney comenzó un juicio para liberarse él y que, según evidencia el documental, lo único interés es seguir teniendo el control sobre los 60 millones de dólares que conforman el patrimonio de la cantante, quien ha dicho que «no volverá a actuar» hasta que su padre abandone esa figura legal, puesta en entredicho por miles de seguidores de la cantante, que comenzaron con la campaña #FreeBritney, un movimiento, que pocos tomaban en serio, pero que fue el punto de partida de este documental.
¿Qué se ha pasado después de la emisión de Framing Britney Spears? Primero, se ha generado una ola de solidaridad y empatía con ella y también de indignación contra Justin Timberlake, su ex, y los medios que contribuyeron a su descalabro. Timberlake se ha visto obligado a pedir perdón públicamente, diciendo: «Lamento profundamente los momentos de mi vida en los que mis acciones contribuyeron al problema, en los que dije lo que no debía o no defendí lo que era correcto».