Que un programa periodístico no llene las expectativas de los televidentes, no es novedad. Sucede a cada rato y, en los últimos años, me atrevería a decir que lo raro es que alguna semana aparezca un reportaje que valga la pena. Por eso me sorprende el cargamontón contra Cuarto Poder, al que, incluso desde los canales de la competencia, reclaman, con bastante violencia, hay que decirlo, el no haber presentando un audio lo suficientemente contundente como para tumbarse al Gobierno. ¿Por qué la responsabilidad de mostrar algo que justificara votar a favor de la moción de vacancia contra Pedro Castillo era de este programa? Es más ¿por qué eso sería responsabilidad de la prensa, en general?
Hay quienes dicen que fue una estafa, porque Cuarto Poder había promocionado audios muy comprometedores del primer mandatario, lo cual no es verdad. Todo era fruto de especulaciones que se lanzaron en las redes sociales, en las que se hablaba de un audio en el que un congresista del ala magisterial de Perú Libre negociaba con otro de de Acción Popular para evitar que se apruebe la moción de vacancia, también se hablaba de una conversación del sobrino de Castillo con Karelim López en el que la lobista le entregaba dinero en dólares para su tío y de otro más con el propio presidente donde se hablaba de una obra por adjudicar, pero lo curioso es que nada de eso había sido promocionado por el programa, ni por el canal.
Nunca hablaron de un audio bomba o de pruebas para tumbarse al gobierno de Castillo (la única vez que he escuchado a alguien decir algo así, ha sido a Milagros Leiva con respecto al gobierno de Humala). La única promoción que hubo de Cuarto Poder, se lanzó desde el jueves 2 de diciembre, con parte del audio entre Alejandro Sánchez, dueño de la casa de Breña y el productor del programa Cristian Sotomayor, es decir, el que presentaron en su edición del domingo, lo que también echa por tierra esas teorías conspirativas que aseguran que la ‘bomba’ y que al final se echaron para atrás y terminaron poniendo cualquier cosa para cumplir.
Se puede o no estar de acuerdo con el hecho de sacar al aire una conversación con off de record con una fuente, pero, al parecer, lo que querían denunciar era el intento desesperado de un personaje cercano al presidente, de impedir que emitieran el reportaje de Eduardo Quispe sobre reuniones clandestinas en la casa de Breña, reportaje del que todos los medios se colgaron durante toda la semana anterior y que hizo tambalear al Gobierno ¿Ya todos se olvidaron de que eso salió en Cuarto Poder?
¿Que ellos solitos se pincharon el globo? No estoy tan segura. Pienso que no es casualidad tanto alboroto en las redes, pienso que eran otros los interesados en inflar un globo con especulaciones, para que lo que saliera en el programa se cayera, como sucedió. Quizás el gran error fue guardarlo hasta el final y mantener a los televidentes en vilo, siguiéndole el juego a aquellos que seguían inventando cosas en las redes sociales, en lugar de sacarlo al comienzo y terminar con las dudas. Es decir, sacrificar un poco de rating (eso es lo que más le molesta a la competencia, ya que llegaron a picos de 23 en el sector AB), por credibilidad.
El asunto es que después de todas las burlas, memes, insultos que vinieron después, la gente de América decidió hacer una ofrenda ¿a quién? No queda claro, pero entregaron en bandeja de plata las cabezas de los conductores Sebastián Salazar y Tatiana Alemán y de Cristian Sotomayor y Óscar Malca, encargados de la producción periodística, quienes este domingo sacarán al aire la última edición del año de Cuarto Poder, que se supone saldrá renovado (una vez más) en el 2022.
Que el gremio periodístico no es el más unido que existe, se sabe, pero no puedo dejar de sorprenderme de ver periodistas celebrando el despido de otros periodistas. En fin, la hipocresía.